Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 72

—Oye, tú...

Dylan colgó la llamada como respuesta a Vanesa y ella se quedó confusa mirando al móvil.

En breve, apareció el hombre guapo que venía caminando bajo las luces,quien llevaba a mano una fiambrera.

—Come algo.

—Buen...o

Vanesa se quedó bloqueada, porque como mujer le gustaría tener a alguien de apoyo en sus momentos más débiles y apareció Dylan en ese momento.

A lo mejor, ella podía apoyarse un momento en él, ya que era su amante.

—Gracias, realmente tengo mucha hambre.

—Entonces, come un poco más —dijo Dylan y se sentó en el sofá.

Este hombre siempre parecía un poderoso emperador y todos sus movimientos parecían un comando.

Vanesa no lo negó y se fue a limpiar las manos antes de comer.

—Huele muy rico.

—Sabe mejor aún.

Las palabras de Dylan tenían otro significado oculto, pero Vanesa estaba centrada en la comida, así que no se dio cuenta de eso.

—Toma un poco de sopa primero para calentar un poco tu estómago.

Dylan le entregó un cuenco delicado lleno sopa rica, que olía tan bien, que Vanesa se tomó un gran sorbo y exclamó:

—¡Es deliciosa!

Dylan sonrió más mirándola en silencio cómo terminó de la sopa de un trago.

—¡Está súper riquísima! ¿Dónde la compraste?

—Te lo diré después de comer.

—Vale —respondió Vanesa sin levantar la vista y empezó a comer.

Había dos platos de verduras y uno de carne. Todos eran exquisitos y sabían a comida casera.

Vanesa no solía comer demasiado y Dylan había preparado la cantidad justa para que ella se llenara.

—¡Qué llena estoy! —Vanesa sonrió como una niña sin defensa y satisfecha.

Dylan la miró con los ojos entrecerrados, ella parecía una gatita linda que le estaba enseñando su barrida al estar muy cómoda mientras él tenía ganas de acariciarla.

—¿Te gusta?

—Sí, me encanta.

—Bueno.

La sonrisa de Dylan era cada vez más notable, como si fuera un cazador que hubiera tendido una trampa atractiva y viera cómo caía poco a poco su presa.

Tristemente, Vanesa no sabía nada al respecto.

—Bueno, Tito, si no tienes nada que hacer, puedes marcharte ya. Ya ves que tengo muchas cosas pendientes que hacer.

Todas sus palabras eran ciertas, de modo que, Vanesa se alegró mucho en su interior por tener una oportunidad de comandar a Dylan.

—Mi amor, no es buena costumbre dejar mal a alguien que te trató con bondad.

—Yo no te pedí que me trajeras la comida —refutó Vanesa y parpadeó haciéndose de inocente.

—Chica caprichosa.

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