Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 98

—Buena chica, no hace falta que me consueles, no te preocupes por mí, estoy bien.

Mercedes sabía lo que Vanesa quería decir, sonrió y palmeó la mano de su hija con calma. Sus ojos eran amorosos y tranquilos cuando estaba con su hija.

—Nosotros ya no somos jóvenes. Es normal que nuestras condiciones físicas se empeoren. Ya me había preparado mentalmente cuando supe que tu padre sufría de cáncer, pero no esperaba... no esperaba llegar a este punto tan pronto...

Mercedes suspiró suavemente y pareció perder algo de energía.

—Mamá.

Vanesa habló, con su voz temblando fuertemente. Sentía pánico y quería encontrar un lugar donde no hubiera nadie para romper a llorar, pero no podía hacerlo.

—Buena chica, estoy bien, no te preocupes. Es solo que has sufrido mucho. Tu padre está así y mi salud tampoco es buena. La empresa... Vanesa, ¿qué te parece si vendemos la empresa? No quiero verte sufrir tanto.

—No, no venderé la empresa. Ese es el fruto del esfuerzo de toda la vida de papá, ¡quiero protegerlo!

Vanesa era terca y no estaba dispuesta a ceder. Mercedes conocía el temperamento de su hija y sabía que era inútil persuadirla, por lo que dejó de hablar sobre el asunto.

—Buena chica.

Mercedes parecía haber perdido la capacidad de hablar, porque decía dos palabras una y otra vez: «buena chica». Agarró la mano de Vanesa para hablarle, pero parecía aturdida y sin saber dónde enfocaba su atención.

Vanesa sabía que, aunque dijera con calma que estaba preparada para ese día, realmente no podía aceptar tal resultado en absoluto.

Su madre solo la hacía sentir más culpable y la hacía odiar a Orlando aún más.

Al final, Vanesa se fue a la empresa, no podía dejar que Enrique se encargase del Grupo Cazalla solo.

—Directora Vanesa, esto es parte de las cartas de renuncia del personal de puesto superior.

—¿No dije que quien quisiera irse los dejaras ir?

—Pero los puestos de estas personas son muy importantes. Si realmente renuncian, causarán enormes pérdidas en las operaciones de la empresa. Entonces solo podía retener temporalmente las cartas de renuncia con el argumento de que solo usted puedes aprobar sus renuncias.

Eso solo ralentizaría la situación a corto plazo, no era una solución a largo plazo.

Vanesa tomó esas cartas de renuncia, las abrió una por una y las leyó con atención. De hecho, las posiciones de esas personas no eran bajas y su renuncia equivaldría al colapso de la mitad del negocio del Grupo Cazalla.

Pero, aun así, Vanesa no se rebajaría para exigirles que se quedasen.

—Apruebo todas las cartas de renuncia, pero diles que tienen que pagar la pena por terminar el contracto con anticipación.

—Directora Vanesa, ¿lo aprueba sin más?

Enrique pensó que Vanesa tendría una manera de retener a esas personas cuando ella regresara a la empresa, pero no esperaba que esta lo aprobara tan simplemente. Estaba realmente preocupado por el Grupo Cazalla, por lo que no pudo evitar confirmar su decisión preguntándole otra vez, queriendo persuadirla para que pensara bien.

—Lo apruebo, ¿por qué no lo iba a aprobar? Si se quieren ir, yo nunca los retendría. Esas gentuzas que solo se preocupan por sí mismos en un momento crítico, incluso si los retuviera hoy, solo se convertirían en un obstáculo para el Grupo Cazalla en el futuro —dijo Vanesa, frunciendo los labios con frialdad.

—Vale, lo entiendo —Enrique asintió y se volvió para irse con las cartas de renuncia.

—Enrique —la chica habló de repente, y el secretario se detuvo y la miró.

—Directora Vanesa, ¿hay más instrucciones?

—Ordena la lista de todas las personas que han renunciado recientemente y publícalas en la página de inicio de la empresa.

Esas personas que optaban por irse en ese crucial momento, el propósito detrás de ello no podía ser más claro. Vanesa no culpaba a nadie de decidir irse por el bien propio, ¡pero no permitiría que esas personas buscaran un mejor trabajo para el futuro utilizando la fama de Grupo Cazalla!

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor profundo: insaciable amante