Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 17

5 días después

Después de aquella tarde nada ha vuelto a ser lo mismo. Apenas cruzo las palabras necesarias con él durante las cenas junto a sus padres; cenas donde casi no he comido. No quiero ni mirarlo, ni oírlo, no verle mirándome... Solo quiero que desaparezca. Quiero desaparecer yo también...

Me he escabullido de la casa para ver a Sebastián. Mi plan ya no es el mismo, pero quiero creer que él pueda ayudarme a escapar de esta pesadilla. No voy a soportar un año al lado de Lucas, no con el miedo que me da que vuelva a repetirse lo que sucedió la otra vez. Tengo pesadillas con el...

Doy vueltas una y otra vez a la cuchara dentro de mi café hasta que una mano me detiene y al levantar mi mirada allí está el. Sus ojos verdes me miran con cariño, y yo solo puedo ponerme de pie y abrazarlo con todas mis fuerzas.

—¡Sebas! —digo con alivio y sus brazos rodean mi cintura con fuerza.

—Sienna, qué alegría verte— dice sin soltarme.

—Me hacía mucha falta verte— confieso y luego él hace que nos soltemos para mirarme detenidamente.

—Estás muy delgada, ¿qué sucede? — pregunta preocupado.

—Siéntate y te cuento— le pido mientras yo vuelvo a mi silla y él se sienta enfrente de mí.

El camarero viene rápidamente para preguntar si desea beber algo, y Sebas con su perfecto italiano le pide un café igual al mío.

El camarero viene rápidamente para preguntar si desea beber algo, y Sebas con su perfecto italiano le pide un café igual al mío.

—El otro día cuando hablamos no te oías así; ¿Qué ha sucedido? —pregunta con interés y solo me queda confesarle en lo que me he visto involucrada durante este último mes y medio.

—No puedo creer lo que me cuentas, ese hombre es un completo imbécil... ¿Cómo te ha utilizado a ti para vengarse de algo que supuestamente ha hecho tu padre? — cuestiona indignado y solo puedo bajar la mirada.

—Eso no es lo peor— comento y ni siquiera puedo mirarlo a la cara.

—¿Cómo que no es lo peor Sienna? —pregunta y no me hace falta ni mirarle para saber que está indignado.

—¡¿Qué?!— Exclama con rabia y lo próximo que sé es que su mano está levantando mi rostro para que le mire —¿Cómo se ha atrevido? — pregunta con un hilo de voz.

—Creí que no sería capaz. Me dijo que no lo haría, pero no sé en qué estaba pensando, tanto odio le gano.— confieso e inevitablemente las lágrimas vuelven a rodar por mis mejillas tal como lo hicieron aquella tarde.

—No puedo creerlo... deberías denunciarlo— propone.

—Lo he pensado, pero legalmente es mi esposo... además, no quiero que mi padre se entere...— digo bajito.

—Debes dejarlo Sienna, no puedes estar con un hombre así que no sabes que pueda hacerte. —