Aventura Amorosa romance Capítulo 94

La reunión se celebró en el salón de un hotel. Cuando Fionna y Alda llegaron ya había muchos compañeros de clase.

Algunos estudiantes habían cambiado tanto que Fionna no los reconocía. Algunos alumnos seguían teniendo el mismo aspecto que en la universidad y Fionna sabían quiénes eran de un vistazo.

Hacía muchos años que no se veíamos y fue especialmente cordial.

—Fionna, estás cada vez más guapa, por aquel entonces no sólo eras la chica más guapa de nuestra clase, sino también una de las más bellas de la Universidad B. No sé cuántos chicos se enamoraron de ti.

Se burló un alumno.

—No soy tan buena como dices.

Fionna hacía años que no veía a estos compañeros y estaba de buen humor. Sonriendo todo el tiempo, hablaba modestamente con sus compañeros.

—Fionna tuvo muchos pretendientes en su día, y todos te envidiábamos.

Una alumna se unió a la diversión y se rio a carcajadas al terminar.

—Fionna, ¿estás casada? Me pregunto qué hombre es tan afortunado de estar casado contigo.

Uno de los estudiantes se acercó.

—Sí, los niños están en la escuela.

Fionna no lo ocultaba; si lo ocultaba, la menospreciarían.

Lo que había sucedido con su familia debía ser conocido por muchos de sus compañeros, y tratándose de niños, no podía ocultarlo. Además, sólo con los rumores que soltaba Gloria, se inventaría lo que fuera.

—Realmente, ni siquiera me lo creí cuando alguien lo dijo. No pensé que te casarías tan pronto.

—Eh, os estáis pasando, he venido con Fionna, ¿no me habéis visto? ¿Cómo es que ninguno de vosotros ha hablado conmigo?

Alda interrumpió a una de sus compañeras justo a tiempo; si seguía preguntando, Fionna no podría responder.

—Te he visto, cómo no iba a hacerlo. Es que hace años que no vemos a Fionna. En aquel entonces erais las tres chicas más guapas. ¿No ha venido Gloria hoy? ¿No erais inseparables?

Una compañera habló de Gloria, pero por lo que dijo no debía saber que los tres habían roto.

—Aquí estoy, siento llegar tarde chicos.

Fionna no pudo evitar sobresaltarse ante la repentina aparición de la voz de Gloria.

Si había dicho que no iba a venir a la reunión, pero ¿por qué estaba aquí? Fionna y Alda se miraron y luego se calmaron.

—Llegas tarde, muy tarde de hecho. Asegúrate de tomar una copa más.

La atención de Gloria estaba en Fionna.

Llevaba un rato de pie en la entrada, observando cómo todos sus compañeros se reunían en torno a Fionna, y sus celos asomaron su fea cabeza.

Así era cuando estaban en la universidad. Los tres juntos, Fionna siempre era la que destacaba, Alda era mejor, al fin y al cabo tenía padres ricos. Los compañeros no se burlaban de ella.

Sin embargo, sus compañeros siempre la comparaban con Fionna y siempre decían cosas que la entristecían. Gloria no podía aceptar este trato desigual, pero en ese momento su madre había muerto y no tenía forma de defenderse, y sus compañeros se burlaban de ella.

Así que Gloria se prometió que un día superaría a Fionna y trataría de ver lo que era estar en la cima. Hacer que todos sus compañeros, incluida Fionna, la admiraran.

Hoy lo conseguiría, hoy era el mejor momento para recuperar su dignidad.

Gloria se había arreglado para la ocasión, no sólo con maquillaje, sino también con traje y bolso de edición limitada.

Una Gloria tan magnífica hizo parecer inferior a Fionna.

—Bueno, si es Fionna, también estás aquí.

Gloria la saludó, la mirada siniestra en sus ojos era inconfundible.

—Sí, hace años que no veo a mis compañeros de clase, así que he venido.

Fionna era discreta y sus ojos estaban llenos de calma.

No quería ver a Gloria, pero no había nada que temer si lo hacía. Sólo tenía que ser ella misma delante de sus compañeros.

—¿No dijiste que no venías? —preguntó Alda en un tono desagradable.

Obviamente, había husmeado para asegurarse de que Gloria no asistía a la reunión, pero apareció de todos modos. ¿Le habían tendido una trampa sus compañeros o Gloria había cavado un agujero para que Fionna se metiera en él?

Pero no había nada que temer, con ella, Alda, nunca dejaría que Fionna se dejara intimidar por Gloria.

—Oh, tenía una cita y no pude ir. Pero la cita se canceló, así que vine a ponerme al día con todos. Alda, no te molestará ¿verdad? —preguntó Gloria con ironía.

Desde que ella y Fionna se habían peleado, Alda se había puesto de parte de Fionna, dejándola atrás. Una amiga tan perjudicial, a Gloria no le interesaba.

—Cómo no vas a ser bienvenida, es bueno para todos estar en contacto a menudo como compañeros de clase.

Fionna, que no quería que Alda fuera blanco de Gloria por su culpa, contestó primero.

En ese momento se acercó una alumna y miró a Gloria con sorpresa.

—¿Dónde te ha tocado la lotería? Toda cubierta de ediciones limitadas, no serán imitaciones, ¿verdad?

Gloria se enfadó. Había elegido cuidadosamente su traje, que costaba más de tres cientos mil euros, y alguien estaba cuestionando su veracidad.

Mientras, Alda no pudo evitar soltar una carcajada.

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