Besos de un infiel romance Capítulo 16

Luego de hablar con el abogado, preparó el desayuno rápido y ordenó los cuadernos de Luz, ella suele hacerlo, pero anoche llegó dormida.

Tengo que ir a dejar a mi pequeña en una hora más a la casa de la señora Pilar para poder llegar a las diez al trabajo.

— Luz, vamos despierta cariño. Tenemos que bañarnos para ir al jardín. — susurro en su oído moviéndola despacio, pero balbucea y niega tapándose la cabeza. — Hija por favor, se nos hará tarde.

Se destapa asomando sus ojitos y asiente cansada.

— Está bien, mami. — me estira sus manitos y la alzó llevándola al baño.

No le lavo el cabello, es muy temprano y podría enfermarse, le coloco la camiseta y leggins negros, cuando pasen a buscarla se coloca su falda para el jardín así evitamos que la ensucie durante la mañana, le hago dos trenzas.

A las ocho estoy dejándola con la señora Pilar, Luz bosteza a mi lado y me da tanta tristeza tener que sacarla a estas horas de la mañana.

— Te portas bien, mi amor. — la abrazó. — Nos vemos por la tarde.

Ella asiente y va en busca de la mascota de mi vecina.

— Muchas gracias, señora Pilar, trataré de no demorarme por la tarde y recibirla cuando llegue del jardín. — le comento tomando mi bolso.

— No te preocupes Jessy, yo puedo recibirla. — dice en un tono sin importancia junto a una sonrisa que me dio tranquilidad.

Sé que es una buena señora y cuida muy bien de mi hija.

— Lo sé, pero no quiero abusar.

Niega.

— ¡Tonterías! me encanta pasar tiempo con la niña, me hace la semana más amena y es muy graciosa, no deja de hablar.

Sonrió porque se cómo es mi hija, miro la hora.

— ¡Dios, ya me tengo que ir o llegaré tarde!

— Ve, ve tranquila y no te preocupes por Luz que yo la cuido.

— Nos vemos y muchas gracias. — exclamó mientras salgo en busca de la parada del bus.

Tuve que apresurarme cuando vía que el bus ya estaba llegando a la parada, por suerte alcancé a subirme y llegar al trabajo a tiempo.

El mantenerme ocupada me despejaba la mente y dejaba de pensar en tantas cosas, pero en el momento que me designaron bodega, resople.

Sería un día largo, solitario y aburrido haciendo inventarios, ordenando cajas.

Partí por los productos que caducaron y debían ser desechados.

Fabricio llegó en busca de unos productos para reponer y estuve hablando con él.

— ¿Cómo has estado Jesse? — partió preguntándome.

— Bien. — dije no muy segura. — ¿Y tú?

— Pues fue un fin de semana bueno pero muy corto.

— Me uno a lo último. — aseguré.

Volví a estar sola hasta la hora de la colación, fui a la pequeña sala donde solíamos almorzar los trabajadores.

Como éramos pocos y el trabajo en bodega no da tanto que hacer si eres rápida y ordenada, me tocó almorzar sola y aproveché ese momento para llamar a mamá.

Me respondió al segundo tono muy enojada por no contestar sus últimas llamadas.

— Hola mamá. — susurré con un nudo en la garganta.

Me había hecho tanta falta está última semana.

— ¿Qué pasa Jessy? — pregunto de inmediato con preocupación.

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