Besos de un infiel romance Capítulo 13

Jessy

Las palabras de luz me dejan congelada.

Pestañeo varias veces perpleja.

— ¿Es eso? — vuelve a preguntar y le veo llena de miedo.

En otro momento tomaría en cuenta su miedo, pero como no tendrá un hermanito, lo dejo pasar

— No, Luz. No tendrás un hermanito. — digo mirándola y tomando sus manitos. — Es otra cosa, princesa.

Al confirmar que no tendrá un hermanito la sonrisa que me da me llena de amor, pero sé que no durará mucho.

— ¿Entonces? — su cabeza se ladea esperando atenta mi respuesta.

Miro de reojo a Sebastián para pedirle apoyo, pero está absorto mirando un punto fijo.

Se lo que piensa y no quiero darle importancia al tema porque eso no pasará, no volveré a tener un hijo con Sebastián y quizás tampoco con otro hombre.

Me aclaró la garganta.

— Hija nosotros te amamos mucho, mucho. — inicio temblando de miedo. — Tu eres la Luz de nuestras vidas, pero con papá ya no...

— Jessy... — me interrumpe Sebastián uniendo sus manos a nosotras dos y me da un apretón. — Aquí no, por favor.

Lo miro sin entender.

— Hay mucha gente. — murmura mirando a nuestro alrededor. — Vamos a casa. — propone.

Me quedo mirando a mi alrededor y es verdad, este no es el lugar correcto porque quizás termine llorando junto a Luz.

— No entiendo, mami. — dice Luz llena de preocupación y le doy una sonrisa sin muchas ganas.

— Lo hablamos después, princesa. — le doy un beso en su frente y seguimos comiendo, atrasando nuevamente lo importante.

***

Luz llevaba más de veinte minutos dando vueltas en su bicicleta.

Después de salir del restaurante el trayecto a casa en el auto fue en un silencio incómodo y tenso, Luz por alguna extraña razón no hablo y lo único que se escuchaba era la música de la radio.

Al entrar a la casa le contaríamos a Luz, pero vio su bicicleta e insistió en querer salir a dar una vuelta, al fin y al cabo, era el "family day"

Quizás sería el último, no creo que sigamos con eso o sería por separado, un fin de semana conmigo y otro con su padre.

Veía como Sebastián corría a su lado por miedo a que se cayera a pesar de que Luz tenía casco, rodilleras y coderas, pero supongo que era nuestra preocupación de padres primerizos.

La idea de un hermanito para Luz muy en el fondo me gustaba y me hacía ilusión, lo había pensado hace unos meses, pero sentía que Luz todavía está muy pequeña y nunca se lo comenté a Sebastián.

De seguro habría sido un buen padre para ese bebé.

Seguía teniendo los sentimientos a flor de piel, sobre todo porque pronto me llegaría mi periodo y eso me ponía peor.

La risa de Luz a causa de su papá siguiéndola se escucha por toda la calle y solo sentía ganas de salir corriendo de esta maldita realidad.

Lo que había pasado en el restaurante me sobrepasó y me odio por sentirme así cada que lo veo por qué tiene el puto control de mis sentimientos y mi corazón.

Les doy una última mirada y entro a casa para calmar mi respiración.

Tengo que dejarlo, tengo que hacerlo, me repito una y otra vez.

¿Por qué están difícil está situación?

Si tan solo odiarlo fuera más fuerte que amarlo, no dolería tanto.

Voy a la cocina por un vaso de agua y revisó mi celular, aún tengo la foto de fondo con Luz y Sebastián.

Debería cambiarla ¿No?

Tengo un mensaje de mi hermano preguntado cómo va todo.

—Alejarte de mí, no insista más, por favor.

Pensé que mis palabras lo harían razonar y aceptaría, pero verlo arrodillarse con los ojos llorosos me destrozó en un millón de pedazos.

— Perdón. — el llanto no lo deja hablar, pero continua como puede. — Yo no tengo justificación Jessy, lo sé. — de sus ojos cada vez salían más lágrimas. — Pero te pido una oportunidad, solo una para arreglarlo.

¿Una oportunidad? ¿Podría dársela?

No me había dado cuenta de que yo también estaba llorando cuando una lágrima llegó a mi labio.

Lo tenía ahí, frente a mí al amor más grande de mi vida, padre de mi hija y al hombre que me había causado un dolor terrible estos últimos días.

— Yo... — lo voz se me quebró y me quedé quieta pesando los pros y los contras.

¿Lo amaba? Mucho.

¿Quería una vida con él? Si.

¿Me hacía feliz? Si, pero estas últimas semanas lo dudaba.

¿Confiaba en él?

Y esa pregunta me hizo cuestionarme y aprender que no siempre las parejas teníamos un final feliz, la confianza era primordial, pero Sebastián se había encargado de destrozarla en nuestra relación.

— No puedo. — negué intentando apartarme, pero no me dejó. — Te perdonó. — murmuro y veo como sus ojos se iluminan, intenta hablar, pero me adelanto. — Te perdonó por el amor que te tengo, por mi tranquilidad y lo que algún día fuimos.

Sebastián se pone de pie rápido e intenta posar sus labios en los míos, veo como acerca su rostro dispuesto a besarme.

— No, Sebastián. —me aparto— Perdonarte no es lo mismo que volver a estar juntos.

— Pero...

— Nos vamos a separar y eso es definitivo. — al momento que dejo salir esas palabras me arrepentí al instante porque no había pensado en que no estábamos solo en casa y los sollozos de mi hija en el umbral de la puerta me hicieron doler mi corazón más de lo que estaba.

— ¿Se van a separar?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Besos de un infiel