CEO dominante romance Capítulo 13

«¿Cómo, ese, podía ser el Sr. Fan?» «¿Cómo él podía ser el salvador de Rosa Sangrienta?» En ese momento, Wen Qian sintió como su mundo daba un giro de ciento ochenta grados. Había tratado a Lin Fan con tanta aversión y desdén; una vez, incluso lo creyó el hombre más cobarde e inútil del mundo.

¡Y ahora, el que robó la tarjeta imperial de calavera fue Lin Fan! No lo podía creer. Wen Qian se derrumbó en el piso como si se hubiera quedado sin fuerzas, y su rostro se puso blanco como una hoja. Cuando miró los delicados rasgos de Lin Fan, Wen Qian tuvo un sentimiento extraño y misterioso hacia él. Pero no era la única que se sentía de esa manera.

Mientras observaba a esos mañosos de traje arrodillarse ante Lin Fan, Bai Yi se cubrió la boca conmocionada. ¡De repente, se dio cuenta! ¡Su marido era mil veces, no, diez mil veces más misterioso y enigmático de lo que se había imaginado! «Lin Fan ... ¿Cuántos secretos más me has ocultado?»

La expresión de Bai Vi cambió de la conmoción a una mirada amarga. Mientras miraba a los hermosos ojos de Lin Fan, en los suyos destelló el conflicto. Se acababa de dar cuenta de que no conocía nada de Lin Fan. En ese momento, Lin Fan no prestó atención a como todos quedaron boquiabiertos. Lentamente se levantó del sofá y en ese instante se escucharon unos pasos que captaron la mirada de todos. Era Tigre Negro guiando a la docena de hombres de traje para hacer una reverencia una vez más, pero esta vez se aseguraron de inclinarse aún más que antes.

Reverencia. Fanatismo. Era como si Lin Fan fuera un ídolo al que adoraban. Aun así, no desperdició ni una mirada en ellos. Cuando miró a Wen Qian, un destello brilló en sus ojos y dijo, con una mirada cargada de significado:

—¡Deberías estar agradecida de ser la mejor amiga de Bai Vi! Lo que le sucedió a Lin Guangyao, podría haberte sucedido a ti también.

¡Bum! Con tan solo unas pocas palabras hizo que Wen Quing casi se moje los pantalones del miedo. Un pánico y un miedo inmensos brotaron en su pecho, sobre todo cuando Lin Fan la miró. Podía sentir como, para él, ella no era nada más que una hormiga. ¡Cuánta aversión y desdén! Lin Fan se giró y le dijo a Bai Vi con una sonrisa: —Vámonos Bai Vi. —Tiró de ella, que estaba aturdida, y, despacio, se encaminaron por el corredor.

Ambos rufianes los siguieron con cautela, bien de cerca, como intentando adularlos. Al verlos retirarse, Tigre Negro y sus hombres los reverenciaron al mismo tiempo una vez más y gritaron:

—¡¡¡Despedimos con respeto al Sr. Lin!!!

-¡¡¡Despedimos con respeto al Sr. Lin!!!

Las voces llenas de respeto hicieron eco en el corredor.

Fue tan solo cuando Lin Fan y el resto desaparecieron por completo en la salida, que Wen Qian se dio cuenta de que Tigre Negro y sus hombres, junto con el resto de sus antiguos compañeros de clase, se habían retirado en silencio.

En el gran salón, solo quedaban ella y Lin Guangyao como dos perros abandonados que no le importaban a nadie.

-¿Qué... qué hacemos ahora, Wen Qian? -preguntó Lin Guangyao, aún en el suelo como un perro muerto, con la cara llena de miedo y desesperación.

«¿Qué hacer?» La bella y pequeña cara de Wen Qian palideció. Nunca se hubiera imaginado, ni en sus peores sueños, que ella terminaría siendo el centro de los chistes mientras que ese bueno para nada de Lin Fan se convertiría en un ídolo.

-¡Qué más podemos hacer! Lin Guangyao, si todavía eres hombre, ¡entonces hunde a Lin Fan! ¡Conviértelo en un insecto y aplástalo!

-¡No olvides que él mismo confesó haber robado la tarjeta imperial de calavera! Aunque Rosa Sangrienta trató de encubrirlo para darle las gracias por haberle salvado la vida, si esto llegara a los superiores del club Golden Age, ¿qué crees que pasaría?

Lo ojos de Wen Qian reflejaron pura crueldad y sus palabras tuvieron un efecto revelador en Lin Guangyao, como si desbordara de sabiduría. «¡Eso es!» El dueño de esa tarjeta imperial de calavera era en efecto el miembro más importante del club Golden Age. Y, frente a un mega jefe como él, ya sea Rosa Sangrienta o los dos rufianes, ninguno era digno de mención. En especial desde que Lin Fan confesó haber robado esa carta. Una vez que salga a la luz este asunto, ni siquiera Rosa Sangrienta será capaz de encubrirlo.

Cuando esa idea cruzó por su mente, sintió otra ola de dolor intenso proveniente de sus extremidades rotas, y los ojos de Lin Guangyao brillaron con el resplandor de una bestia salvaje mientras decía:

-No te preocupes, Wen Qian. No te preocupes. ¡Yo, Lin Guangyao, juro solemnemente que informaré a las autoridades máximas del club Golden Age sobre este asunto!

Capítulo 13 1

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