El velatorio fue algo corto, y el entierro muy doloroso. Luego de que todos se fueran, Samy quiso quedarse un rato mas, necesitaba quebrarse sin vergüenza, llorar, gritar sin que nadie estuviera viendo como lo hacia. Nadie se opuso, pero Hunter se quedo con ella dejándola sola al lado de la tumba de su padre. La escucho llorar, gritar y maldecir hasta que no tuvo mas lagrimas que derramar. Luego de casi una hora saco de su mochila la placa de vidrio que le habían entregado el día anterior en el partido. La apoyo sobre la tierra al lado de la tumba.
-Esto quiero que tu lo conserves. Si hay alguien que se merece esto eres tu. Porque jamas hubiera seguido adelante si no hubiese sido por ti. Gracias por todo papi, eres mi héroe.-
Sin mas palabras dejo un beso apoyando su mano en la placa y se retiro. Nunca se había dado cuenta que Hunter estaba allí, a escasos metros de su lado. Creyó que estaba sola. Lo miro unos segundos con furia, pero no pudo aguantar y se deshizo en sus brazos, se abrazo fuertemente mientras balbuceaba algunas palabras sobre el pecho de Hunter. Este la mantuvo en sus brazos mientras frotaba su espalda y dejaba besos en su cabeza. La tomo de la mano y caminaron así por mucho tiempo hasta llegar al parque central.
Las semanas posteriores fueron muy apagadas. Samy había faltado a las ultimas clases, no salia de su cuarto, ni siquiera se presentaba en casa de Hunter como solía hacerlo todo el tiempo. Todos comenzaron a preocuparse, pero nadie podía hablar con ella, nadie tenia las suficientes agallas de enfrentarse a ese dolor que ella sentía. La navidad estaba a solo seis días y Hunter juro tenerla a su lado esa noche.
Entre los padres de Hunter decidieron pasar las fiestas todos juntos. Familiares de Samy también se sumaban todos los años y este año vendrían algunos mas para acompañar a la familia por la perdida de Albert.
Hunter había llegado a su limite de tolerancia. Simplemente se había cansado de ver a su amiga mal, y no hacer nada para sacarla de esa coraza impenetrable. Esa misma tarde, fue a comprar algunos bocadillos y tonterías dulces que a Samy le encantaba, preparo limonada fría en un recipiente térmico y se dirigió a casa de Samy. Eran las nueve de la noche, lo cual indicaba que Samy ya estaba por irse a dormir. Fue directo a su cuarto y sin previo aviso entro.
-Hey dormilona, vamos a cenar. Hoy es sabado y pretendo raptarte toda la noche.- Dijo Hunter tironeando de las sabanas. Samy lucho para que no se las quitara pero no logro ganarle.
-Estas loco, ya cene y no estoy de ánimos para salir.-
-No te he preguntado. He dicho vamos a cenar, y eso es lo que haremos, en quince minutos te quiero lista. Estaré esperándote en la cocina.- Fue cortante con sus palabras y salio del cuarto.
Samy tenia un aspecto agotado, y desanimado. Luego de la muerte de su padre se había refugiado en su cuarto y no había nadie quien la pudiera sacar, ni siquiera Emma, su mejor amiga. Cuando llego hasta la cocina, se sentó en una de las sillas y pregunto que desayunarían. Hunter la tomo de la mano y la saco de su casa.
Penso Hunter.
-Samy, solo quiero que cuentes conmigo. Soy tu amigo, deberías refugiarte en mi, no evitarme. No me dejes de lado.-
-Tu no entiendes lo que siento Hunter, seria mejor que me vaya a casa.- Dijo ella con el tono cargado de dolor.
-Te quiero Sam, Te quiero mucho.- Susurro Hunter, acercándose lentamente a ella.
Penso Samy cerrando sus ojos, esperando poder despertar. Aunque en su corazón sabia que esto que estaba pasando era real.
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