Ya en mi casa, en la comodidad de mi casa, luego de descansar unas horas mi tobillo nuevamente herido, no pude quedarme quieta, por la insistencia de Sam para que le contase lo que sucedió antes y después de que me fuera de la fiesta.
—Entonces, a ver si entendí, ¿Nicolas apareció cuando estabas bailando con Edward y luego David?
—Sí— claro y conciso.
—¿Discutieron y te fuiste de la fiesta?
—Eso pasó— no más que eso.
—Te desmayaste en el camino y casualmente McQuoid te ayudó a recuperarte.
—Así mismo— no pude más que asistir ante todas sus preguntas, yo tampoco pude creer todo lo que sucedió.
—Estuviste toda la noche bajo su cuidado y no pasó nada— estaba claro lo que quería saber en cuanto dijo eso.
—Claro que no, estuve inconsciente, además no creo que a Edward McQuoid le interese como mujer. Es posible que el solo me vea como una posible socia y amiga— realmente creo que es un hombre diferente de los que he conocido antes.
—Ay, por favor, Alice, yo los vi cuando estaban hablando en la fiesta, al tipo se le salían los ojos por ti— Ya empieza Sam con sus delirios.
—No seas ridícula, si fuera cierto, con la escena que hicieron David y Nicolas de seguro quedó más que espantado— y no miento, pude notar la incertidumbre y la incomodidad en su rostro.
—Aún así te cuidó y te trajo a tu casa. Ya deja de engañarte, Alice. Él quiere algo más contigo que una relación de socios, date cuenta— no quiero pensar mucho en eso sí fuera cierto—Y si lo piensas bien, entre esos dos tontos de Nicolas y David, el es por mucho la mejor opción— tenía toda la razón pero no quería perder más tiempo en hombres.
—No quiero pensar en opciones, ¿entiendes? por ahora solo quiero pensar en mudarme de este apartamento cuanto antes, reclamar mi puesto como dueña y presidenta de la cadena de hoteles Oslo— tengo metas claras a corto plazo en este momento.
—Bien, bien, te ayudaré—Sam y yo estuvimos toda la tarde mirando apartamentos más pequeños y que estuvieran cerca de mi futura oficina, hasta que al fin obtuvimos el indicado. Un maravilloso apartamento muy acogedor a tan solo 10 minutos de mi trabajo.
—Te avisaré cuando firme el contrato para que me ayudes a trasladar todas mis cosas— Unos días después el apartamento era mío y estaba lista para mudarme.
—Es precioso, Sam, tiene un aura muy acogedora y no me siento sola ni vacía— de verdad me sentía a gusto con el nuevo apartamento.
—Ahora lo único que ocupas en tu vida es un hombre, deberías tener alguna cita, Alice. Nicolas ha confirmado que rompió su compromiso contigo, así que oficialmente estás disponible para el romance y la aventura— ha pasado un tiempo desde que vi a Nicolas o a cualquier otro hombre, no sé si estoy preparada para esto.
—No lo sé, Sam. Nicolas es muy posesivo, estoy segura de que esto de romper el compromiso es uno de sus juegos— podría apostar que se tiene algo entre manos, no pudo haber cedido sin pedir nada a cambio, antes de que pudiera plantearle mi postura a Sam, sonó su celular, interrumpiendo momentáneamente la charla.
—Perdóname, Alice, pero tengo que irme, surgió una emergencia en casa de mis padres— mientras decía eso, Sam recogía sus cosas al paso, para poder dejar la casa lo más rápido posible.
—Sí, claro, ve. Llámame si necesitas algo o si algo ocurre— Así fue como me quedé sola ante todo un desastroso y desordenado apartamento ¿Y ahora como se supone que moveré todo esto con mi pierna funcionando a capacidad mínima gracias a mi tobillo? Mientras trataba de buscar una fórmula inexistente para poder arreglar todo este lío para hoy, un número desconocido marcó a mi móvil esta vez.
—¿Hola? — Es raro que mi celular filtre llamadas de números desconocidos, por lo que me extrañó.
— Hola, ¿Hablo con Alice Wilson?— en ese momento una voz conocida resonó en mi oído, una voz que no reconocí con facilidad.
—Sí, ¿Con quién hablo?— Pregunté ante mi duda.
—Soy Edward McQuoid— Con que eras tu...
—Oh, Edward, ¿Cómo te encuentras?— la cortesía ante todo.
—Me encuentro bien, ¿Y tú? quería saber cómo sigue tu pie después de la otra noche— podría atreverme a decir que sí noto un genuino interés hacia mi en sus acciones.
—Que bueno que siempre estoy para sostenerte— dijo entre risas.
—Sí— respondí, contagiada de gracia.
Me ayudó a levantarme, lo que causó una cercanía y cierta tensión entre nosotros que era evidente, se podía notar en todo el pequeño apartamento. Estaba nerviosa, pero aún así decidí incorporarme y alejarme de él.
—Estoy más torpe que nunca, lo siento— no sé que pudo haber pasado si me hubiera dejado llevar.
—Descuida, siempre estoy dispuesto ayudar damiselas en apuros— el ambiente se alivianó con sus palabras, por lo que reímos al unísono—Terminemos de cocinar, que mover muebles me dió hambre.
—Está bien, cenemos.
Después de la cena, casualmente, había comenzado a llover muy fuerte y le ofrecí a Edward una habitación para que se quedara a dormir, salir en medio de esta tormenta era bastante peligroso.
Y así, fue como sucedió; charlamos un poco más, lavamos los trastes, ordenamos un poco más y después, nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones.
En la mañana que comenzaba, al despertar noté que Edward se había ido, pero me dejó un mensaje con el motivo.
"Surgió algo en la empresa y tuve que volar a Inglaterra de imprevisto. Te prometo que te llamaré en cuanto vuelva. Gracias por toda la cena, disfruté compartir ese tiempo contigo, ojalá se repita en otra oportunidad".
Me quedé mirando el techo de mi habitación luego de leer esas cálidas palabras, hasta que un nuevo mensaje en mi celular llamó mi atención.
"Señorita Alice, le pido que venga a casa del señor Augier, está gravemente herido nuevamente"
Me sobresalté al leer eso, no me esperaba una noticia como está ahora otra vez Nicolas se metió en problemas.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) El Loco De Mi Prometido