(COMPLETO) Mi Maldita Obsesión romance Capítulo 21

Bárbara Úrsula Medina

Tengo puesto un vestido ceñido al cuerpo, negro sin hombros y una abertura en la pierna derecha que llega al final de mi muslo. Estoy muy provocativa ¡Si lo sé! Pero me encanta este vestido, lo acompañe con unos tacones rojos de punta.

Daniel pasó por mi casa y ahora mismo estamos en un restaurante muy lindo y delicado.

--¿Te gusta cielo?-me pregunta Daniel tomando mi mano por la superficie de la mesa.

--Claro que sí-respondí con una sonrisa-. Esta súper lindo. Gracias por invitarme-contesté.

--Quiero que todo sea como antes-reveló-. Y esto es una parte de la sorpresa que tengo preparada-comenta.

--Okey. Entiendo, estoy ansiosa-digo con una sonrisa en mi rostro.

¡Yo si confió que todo va a estar como antes! Pero mis sentimientos me juegan una mala jugada porque sólo pienso en Cristóbal y todo lo que le dije esta mañana.

¡Qué idiota fui! No lo tenía que haber tratado así, él sólo quiere ayudarme y se preocupa por mí.

(...)

--Mira a quién tenemos aquí-murmuró Daniel mirando hacia la mesa en frente de nosotros-. En todos los lados tenemos que encontrarlo-dice en un gruñido.

Miro hacia la dirección que mira Daniel y en definitiva es Cristóbal Manckenzie con la rubia del antro y la que estaba en su casa el día después.

--¡Esto no es posible!-exclamé por lo bajo-. No me deja en paz-susurré para mí misma.

--No lo soporto-reveló mirando directamente hacia la mesa dónde está Cristóbal-. De verdad Bárbara tienes que quitarle el puesto-indica.

--¡Y dale con lo mismo!-digo rodando los ojos-. Que la llegada del señor Manckenzie no afecte la noche, por favor-comente.

--Está bien-musitó.

¡Dios dame fuerza! Celos te quiero lejos de mí... Para no hacer una locura ¡Es que como la odio!

Daniel se levanta para ir al baño y la curiosidad me consume. Me siento en la silla que estaba antes Daniel ¡Y si! Es esa misma rubia desteñida.

Ella le coquetea por todos los lados posibles pero él tiene la mirada en mí. Estos nervios no ayudan en nada. Daniel vuelve a la mesa y se sienta al lado mío muy... Muy cerca para marcar territorio y eso no le gustó a Cristóbal ya que su ceño está fruncido.

Mis nervios cada vez aumentan, no escucho nada de lo que me dice Daniel en el oído. De repente siento mucha calor, demasiada calor.

--Necesito ir al baño-señalé-. Vuelvo enseguida-digo en su oído.

Me levanto y camino hacía el baño. Cuando llego respiro profundo y cierro los ojos por unos segundos. Levanto la vista y me encuentro con un Cristóbal enojado y celoso.

--¡Tienes que salir!-exclamé-. No puedes estar aquí-susurré con miedo en mi voz.

--Estás preciosa-anuncia mirando mi cuerpo varias veces-. Me encanta...-murmuró.

--Cristóbal, anda vete. No puedes estar aquí-vuelvo y le repito, pero él parece que no me escucha y se acerca a mi peligrosamente.

--Cualquiera muere por besarte-reveló-. ¿Ya te besó?-pregunta de repente en sus ojos refleja enojo, celos e ira.

Camino hacia atrás y llegó al lava manos, estoy muy nerviosa porque puede entrar alguien y encontrarnos en esta situación tan intensa entre nosotros.

--¿No te ha besado? ¿Ya te beso?-pregunta muy cerca de mí.

--Cristóbal... Puede entrar alguien y encontrarnos-digo nerviosa-. Hablamos luego, en la empresa-expliqué.

Me levanta por la cintura y me sube en la superficie del lava mano, se coloca entre en medio de mis piernas sin soltar su agarre.

--Bárbara responde ¿Ya te besó?-pregunta mirando mis labios.

--No, no...-contesté cabizbaja.

--A mí me encantaría besarte-susurró cerca de mis labios-. Morderte esos deliciosos labios sabor a fresa-musitó besando la comisura de este mismo.

Respiro profundo.

Tranquilízate Bárbara...

--Besarte hasta quedarnos sin respiración-comunicó llegando a mi mejilla y dejando pequeños besos-. Te confieso que estoy malditamente celoso, ese estúpido poniendo sus sucias manos en ti. Si vuelve a tocarte un pelo vas a ver de lo que soy capaz-agregó besando mi cuello.

Mi respiración se vuelve pesada con cada toque de sus labios en mi piel. Baja a mi hombro descubierto y hace un camino de besos por este mismo. Muerde mi hombro sutilmente.

--Cris...-jadeo llevando mis brazos a su cuello-. Cristóbal tengo que irme, por favor suéltame-murmuré sin fuerza.

Sube a mi lóbulo, lo succiona y lo muerde. Escucho su respiración que está igual a la mía agitada siento que el corazón se me va a salir literalmente. Dicen que lo arriesgado en gran parte excita y creo que es cierto ¡Estoy rompiendo fuente y no precisamente porque éste embarazada!

--Está bien. Voy a dejarte ir, pero ya sabes la condición-responde con su mano en mi feminidad mueve sus dedos ¡Es mi fin! Se siente tan bien.

Muerdo mi labio inferior y cierro los ojos para disfrutar de la sensación que proporcionan sus dedos, muevo mis caderas involuntariamente y llevo una de mis manos a mis pechos.

--Bárbara dime que sabes la condición-responde alejando mi mano de mis pechos-. Anda barby por lo menos dime que la escuchaste. Las cosas se están saliendo de control-explica acariciando mi clítoris.

--Mmm...-es lo único que puedo decir. El placer es tan grande que puedo olvidarme de dónde estoy y con quién.

--Cariño dime-dice moviendo sus dedos más rápido.

--Okey...-respondo al final, él retira su mano de mi feminidad y la lleva a su boca para saborear mi sabor.

--Deliciosa-murmuró con un brillo en sus ojos-. Nos vemos luego-dice y sale del baño de damas.

Lavo mi cara y pongo mi vestido de la manera correcta antes de salir respiro profundo ¿Cuál fue la condición que estableció Cristóbal? ¡Ah sí! Mantener mi distancia con Daniel o al menos eso fue lo que entendí.

Salgo del baño y me siento en la silla. Daniel llega a mi cuello y deja un corto beso y la verdad no me provoca nada porque ahora más que nunca estoy nerviosa. Mis ojos van hacia la mesa dónde está Cristóbal y me observa fijamente.

Daniel acaricia mi hombro descubierto y trato de alejarlo un poco de mí, pero me es imposible. Cristóbal de un momento a otro se levanta y camina en dirección hacia nosotros.

¡Oh Dios mío! ¿Qué va hacer?

--Buenas noches-anunció Cristóbal llegando a la mesa. Daniel da suaves caricias por mi brazo y Cristóbal de verdad se está conteniendo porque su mandíbula está apretada.

--Buenas noches-responde Daniel mirándome a mí, pero sólo estoy pendiente a una sola persona en Cristóbal Manckenzie.

--¿Cómo la están pasando?-pregunta sin quitarme la mirada de encima-. ¿Es una cita romántica? Porque señorita Medina veo que no se siente cómoda con los coqueteo de su novio-reveló.

¡Trágame tierra y escúpeme en Dubái!

--Eres un desquiciado-anuncié-. Un completo idiota-digo más que enojada.

No me responde y lo mejor me ignora. Busca una manta por toda la habitación, entra a lo que creo que es un baño y sale unos minutos después, se dirige a la puerta. ¡Ha no, que ni se crea que me a dejar hablando sola!

--¿No entiendo que le pasa señor Manckenzie? ¿Porque siempre se comporta así? Desde que llego a nuestras vidas es a fastidiar, no debí aceptar ese estúpido contrato-revele resignada-. ¿Qué es lo que quiere de mí?-pregunté acercando poco a poco.

--Bárbara hablamos mañana-anunció-. Tienes todo lo necesario para que pases la noche aquí, si sigo un segundo más te voy a besar y no soy responsable de mis actos-explica.

¡Ay Dios bendito! Pero que directo es este hombre.

Va hacia la puerta. ¡Vamos Bárbara tu puedes! A mí me encantaría besarlo también.

--¿Y porque no lo hace?-pregunté de inmediato.

Él al escuchar mi voz se detiene en seco, nuestras miradas se conectan sus pupilas dilatadas, mi respiración se vuelve pesada. En unos segundos lo tengo en frente de mí devorando mi boca con ansia, pasión, deseo.

Le doy paso a su lengua, muerde mi labio inferior y chupa el superior. Sus manos en mi cintura y las mías en su cuello para acercarlo más a mí, recorre mi espalda entera. Nuestros dientes chocan ¡Si, es un beso salvaje! Respiro profundo durante el maravilloso beso. Siento un bulto en su entrepierna ¡Oh Dios!

Sus besos bajaron por todo mi cuello, succiona el lóbulo de mi oreja y un pequeño jadeo sale de mi boca.

--Ya no aguanto más-susurró con voz ronca por el deseo-. Te voy hacer mía, hoy, ahora y en mi cama-reveló.

¿Qué puedo decir? Una propuesta muy... Muy tentadora.

Encuentra el zipper de mi vestido y lo baja lentamente, muerdo mi labio inferior estoy nerviosa, él mira mi acción y sonríe de lado ¡No le veo la gracia! ¿Cuál es el chiste?

--No tienes por qué estarlo, voy hacer que pases la mejor noche de tu vida-murmuró besando mi rostro-. Pero eso sí, no voy hacer nada cariñoso. He pasado la mil y una por tu culpa-responde agitado.

Me lleva a la cama, quita mi sostén y devoraba mis pechos que los succiona, lame y muerde sutilmente para dejarlos erectos por la excitación que proporciona Cristóbal en mi cuerpo.

Va descendiendo por mi abdomen hasta llegar a mi intimidad, quita mi braga roja de encaje para después abrir mis piernas. Pasa su lengua en mi feminidad y un pequeño salto por la sorpresa que me proporciona.

Encuentra mi clítoris ¡Y es mi fin! Su boca hace maravilla en mí y muerdo mi labio inferior para aguantar los jadeos. Cristóbal entra dos dedos en mi interior y a la vez lo mueve rápido.

--¡Oh Dios!-jadeó removiendo mi cuerpo.

--¿Te gusta?-me pregunta entrando un tercer dedo.

--Si... No pares-gimo fuerte cuando succiona mi clítoris y mueve sus dedos.

El placer crece más y más mis paredes comenzaron a contraerse y mis gemidos aumentaron todavía más. Veo que se aleja de mí y se acerca a una mesa de noche, observó que está completamente desnudo ¿Cuándo se desvistió? Vuelve hacia mí, se coloca el preservativo y se posiciona delante de mí.

--Ahora te follare como nadie nunca lo ha hecho-susurró con sus ojos oscurecidos y su voz ronca.

Siento que me penetra de golpe, coloca sus manos a cada lado de mi cabeza y continúa con sus embestidas que cada vez va más rápido cortando mi respiración. Cada embestida es profunda y placentera, una y otra vez me penetra haciendo una leve pausa para torturarme.

Nuestros cuerpos sudando, besos por todo mi cuerpo, palabra sucias al oído que me excitan cada vez más, gemí y jadee por la tremenda excitación.

Sentí que mis paredes vaginales se contraen por completo, el orgasmo está a punto de llegar. Tres embestidas y nos unimos en un profundo e intenso orgasmo.

¡Ese hombre es increíble! ¡Oh por Dios!

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