Bárbara Medina
Mi secretaria me informa que Daniel está afuera esperándome. Sé que le dije que no podía pasar por nada del mundo pero necesito enfrentarlo, quiero que me diga en mi propia cara todo lo que tiene con Estela. Si me miente es un poco hombre, un cobarde ¡No lo conozco en lo absoluto!
--Rosa, dile que pase por favor-ordene-. ¿Sabes si por ahí está la zorra de mi madre?-pregunté más que enojada.
--Bárbara, es tu madre ten un poco de respeto hacia ella-me reprocha-. Estela está aquí hace unos minutos-dice.
--Okey-digo y cuelgo el teléfono para esperar a mi novio querido.
Escuchó dos toques en la puerta, es hora de respirar profundo y controlarme ¡Solo se tu misma Barby!
--Adelante-expresé.
--Cariño ¿Cómo estás?-pregunta el cínico.
--Bien-respondo cortante.
--Perdón por no venir antes tenía mucho trabajo pendiente y como ya sabes tengo que atenderlos-explica sentándose en la silla en frente de mí.
¡Claro, claro, con mucho trabajo! Y todavía tiene el descaro de mentir en mi propia cara.
--¿Desde cuándo?-pregunté cruzando mis brazos por debajo de mis pechos.
--¿Desde cuándo qué?-pregunta más que confundido pero creo que se está haciendo el muy cobarde.
--¡Y todavía tienes el descaro de mentir en mi propia cara!-exclamé negando con la cabeza-. Nunca pensé eso de ti Daniel, dos años de relación tirado a la basura. Te estabas revolcando con Estela-revele.
--No, no, no cariño ¿Pero quién te dijo tremenda mentira?-pregunta-. Nunca te engañaría con tu Madre ¡Estás loca! Bárbara además no tienes pruebas ¿Quién fue que te dijo eso? ¿Tú nuevo socio debe de ser verdad?-pregunta nervioso.
--No metas a Cristóbal en nada de esto. Yo misma te vi con mis propios ojos, los vi en pleno acto sexual-expuse con la voz entrecortada.
No debería sentirme así pero eran dos jodidos años de relación en los que me engañaron, se estaba revolcando con dos mujeres a la vez. ¡Madre e hija!
--Cielo...-lo interrumpo.
--Nunca, jamás en tu miserable vida me vuelvas a llamar así ¿Te quedo claro?-aclaré.
--Okey, está bien. Pero necesito que me escuches, no puedes tomar decisión a la ligera; vamos a conversar como dos personas civilizadas, sólo te pido que me escuches por favor-expuso llegando hacia mí pero me aparte enseguida.
¿Debería de escucharlo? Pero el muy... Imbécil tiene toda la razón necesito saber si fue ella la causante de todo esto o él.
--Tienes cinco minutos para hablar y después te quiero fuera de mi empresa y también de mi vida ¿Entendido?-ordene mirándolo fijamente.
--Ella es la culpable, me sedujo y al final yo soy un hombre tengo mis necesidades-responde con cara arrepentido pero no le creo ni una sola palabra.
--¡Claro! Y como el buen hombre que eres te acostaste con mi madre. Bien por tus justificaciones ¡Ahora, largo!-digo firme.
--Barby por favor, perdóname sé que tengo un poco de culpa por dejarme seducir de esa víbora pero ella me estaba molestando, en todo los lados la encontraba. Le dije y esto de verdad tienes que creerme que no quería hacerte daño, eres una persona muy especial para mí, eres la mujer de mi vida cariño-dice con su rostro pálido, se coloca de rodillas ante mí-. Perdón, no te quiero perder-expresó.
No puedo volver a confiar en él, no tuvo ni un poco de consciencia.
--Eso debiste de pensarlo cuando te estabas revolcando con mi madre-contraatacó apartándome lo suficiente de él-. Necesito que te marches, por favor o si no me veré obligada a llamar a seguridad-concluyó.
Él se marcha con la cabeza cabizbaja sin decir ni una palabra. Ahora estoy soltera y con sexy socio en espera.
(...)
--Amiga ¿Pero cómo lo descubriste?-pregunta mi amiga Fernanda.
Desde que salió Daniel de mi oficina, ella vino enseguida y desde luego no se ha cansado de preguntar.
--Fui a su departamento a pedirle una disculpa, pero ya vez con que me encontré-aclaré tomando un sorbo de mi café.
En eso se abre la puerta y para mi desgracia es Cristóbal.
--Perdón por interrumpir. Pero cuando tengas tiempo necesito hablar contigo, mientras necesito un momento a tu secretaria-explica Cristóbal.
No, no es que se ve cada día más sexy, su mirada, la forma de hablar, de cómo se viste. Es todo un arte que siempre se debe apreciar.
--Si, si, es mejor porque aquí las amigas me dejan siempre atrás en sus conversaciones acerca de ti, querido Cristóbal-reveló Rosa.
¡La mato! De verdad que si ¡La mato!
Cristóbal enseguida me miró y enarcó una de sus cejas.
--¿Qué dicen de mí? Si se puede saber-pregunta mirándome fijamente.
--Que eres un hombre muy...-interrumpo a Fernanda antes de que empiece a decir todo.
--No, no estoy de acuerdo. ¡Eso no puede salir de nosotras chicas!-señalé con mirada amenazadora.
--Okey, entiendo-dice negando varias veces con la cabeza-. No voy a insistir, sé todo lo que sientes por mí y como también sé todo lo que te provocó-reveló acercándose peligrosamente hacia mí.
--Este... Estamos en mi oficina... Y... Mis amigas como puedes ver están todavía discutiendo-respondo.
--Eso es lo que más me gusta cuando te pones nerviosa-indicó-. Y saber que yo te provoco eso, me dan ganas de hacerte el amor ahora mismo contra la pared-murmuró.
¡Santo padre! Ahora mismo mi cara debe de tener el color más rojo en mis mejillas. No es por lo que me dijo, si no que mis amigas lo pueden escuchar y no me imagino sus rostros.
Pero me encanta cuando habla así, me pone caliente en el mismo instante.
¡Bárbara Medina! No te reconozco...
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) Mi Maldita Obsesión