(COMPLETO) Mi Maldita Obsesión romance Capítulo 35

Bárbara Úrsula Medina

Quiero salir de aquí, por favor-respondí triste-. Necesito que me lleves lejos, lejos de todo esto para poder estar tranquilos-confesé.

Él se queda pensativo y después esposa una sonrisa.

--Tengo el lugar perfecto-reveló.

Salimos de la empresa prácticamente corriendo y nos dirigimos a las afuera de la ciudad. El conduce plácidamente y la curiosidad me consumen ¿Quiero saber a dónde vamos?

--¿Hacia dónde nos dirigimos?-le pregunté a Cristóbal.

--Es un lugar muy seguro, tranquilo dónde podemos hablar y disfrutar de la tranquila-explica sin quitar la vista de la carretera-. Y podemos durar el tiempo que desees-comenta con una sonrisa de complicidad.

--Está bien, pero no traje ropa ni nada. Y además tengo que trabajar no puedo dejar la empresa sola-revele.

--Un fin de semana, solo eso-agregó y entramos a una mansión.

¡Qué mansión! La casa es grande, qué digo grande, grandísima y muy linda...

--Nadie sabe de su alojamiento, sólo yo y ahora tú. Cuenta con una seguridad que te lo explicaré cuando entremos al interior de la casa-informa y me quedo petrificada, caminos y cuando estamos en la puerta coloca una contraseña y un contacto visual con sus ojos-. Este es el acceso para entrar, esta casa está diseñada con una máxima seguridad así que te puedes sentir protegida y también tiene una especie de domótica-estableció.

--Okey. ¿Pero qué es la domótica?-pregunte para saber más.

--Es robótica en la casa, toda la seguridad-informa.

Y si por fuera es súper linda por dentro es maravillosa. La mansión ideal o casa cómo le quieren llamar.

--Y no te preocupes por la ropa, en la habitación principal hay varias-expresó.

--¿Tenías todo planeado? ¿O ya habías traído a alguien aquí?-pregunté.

--No he traído a nadie, siempre uso está casa como método de relajarme y estar alejando del mundo cruel de ahí afuera-señala-. Y sí, tenía planeado esto pero antes de que pasará el accidente-responde.

--Te creo-susurré ¿Por qué desconfío tanto de él? Sí todo lo hace por mi bien.

--¡Bien! ¿Tienes hambre?-pregunta llegando a la cocina.

--No. Necesito un favor ¿Puedes averiguar cómo está mi madre? Tengo varias semanas sin saber de ella y me preocupo porque al fin y al cabo, ella es mi madre, la mujer que me trajo al mundo-expuse.

--Claro Barby, déjeme hacer una llamada-dice y sale para realizar la llamada.

Subí las escaleras directo a la habitación principal, es grande todo en esta casa es grande. Voy al guardarropa y sí hay muchas ropas y de mi talla. Me despojó de mi ropa y me pongo un traje de baño para bajar hacia la piscina. ¡Dije que voy a disfrutar y así lo voy hacer! Un fin de semana prácticamente alejada del mundo con un hombre al que quiero.

--¿Cómo te sientes ahora?-preguntó con calma.

--Relajada, tranquila, pero un poco asustada-confesé y pongo una de mis manos en su mejilla.

--Es mi culpa que te sientas asustada y no me lo voy a perdonar-susurra.

--No lo es Cristóbal...-digo y observo que me mira resignado.

--Está bien-responde-. Te quiero-agregó con una media sonrisa.

Me acerco hasta sus labios, un beso lento, pero que enciende todo dentro de mí, el beso refleja todo lo que sentimos. Me subo a horcajadas sobre él, sus manos lentamente empiezan un maravilloso recorrido. Sus manos mojadas acarician mi espalda, su mano recorre mis pechos él quite la parte de arriba del traje de baño y su lengua se pasea por mis pezones, aquel contacto los pones más duro en el instante, mis dedos comienzan a enredarse en su cabellera, tomo sus mejillas y nos damos un beso lleno de pasión, su lengua chocando con la mía, ambas entrelazándose, aquellos jadeos y gemidos que salen de nuestras bocas son de satisfacción. Un momento de pasión, solos y de mucho deseo.

Nos despojamos de nuestras ropas en un abrir y cerrar de ojos. Su miembro erecto roza mi intimidad, nublada por el deseo no espero más y me siento de una estocada sobre él, tengo que confesar que nunca lo había hecho con el agua cubriendo la mitad de mi cuerpo, pero jodido sea, esto es demasiado perfecto ¡Oh Dios! Lo abrazo para sentir nuestros cuerpos más juntos y empiezo a moverme de arriba abajo, el sonido del agua, nuestras respiraciones agitadas, el sonido de mis gemidos.

Cristóbal aprieta mi trasero, sus dientes mordiendo mi piel con suavidad me lleva al borde del abismo, mis uñas clavándose en su espalda y nuestro esperado orgasmo lleva para ambos.

--Te quiero...-respondí.

--Yo igual, mi amor-responde con una sonrisa en su rostro-. Eres espectacular-confesó.

--Tú no te quedas atrás-revele.

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