COMPRADA POR EL JEQUE (COMPLETA) romance Capítulo 10

Helena

- Hola Helena – dijo su voz profunda y me hizo temblar el cuerpo.

- Hola Sheik - la voz casi no salió.

- Acuéstese en la cama, cierre los ojos y espere la segunda orden -

Hice lo que me pidió.

Despues de estar un rato alli me observo, senti su acercamiento, su mano toco mi rostro y balbuceo unas palabras en un idioma que no sabia, senti una mano grande pasar por mi rostro, el bajo tocándome con su Recorrí con las yemas de los dedos mi cuello y mis senos, pasando los pezones que de inmediato se endurecieron fue cuando me dieron un pellizco ahí, un hormigueo entre mis piernas y dejé escapar un gemido.

El jeque siguió descendiendo sobre mi vientre y se detuvo sobre mi sexo, fue entonces cuando mi cuerpo tembló, me estaba excitando como si mi cuerpo fuera un traidor o si estuviera nervioso, prefiero pensar que estaba nervioso, su dedo hizo unos movimientos circulares. allí y me sentí mojado, su mano se deslizó a través de la raja de mi vestido, pasando su mano por mis muslos.

- Quiero que mantengas los ojos cerrados - su mano apretó mi muslo - Si lo abres serás castigado - esta vez fue una caricia - Si haces lo que dices no serás castigado, ¿entiendes?

- Sí – y le pregunté - ¿Me vas a pegar?

- Si eres obediente, no serás castigado - apretó de nuevo mi muslo, pasando levemente su dedo por mi sexo - A menos que quieras ser castigado, ¿verdad?

- No - Sentí mi sexo palpitar y humedecerme con esa voz.

Mi vestido estaba desgarrado, salté del susto de que la tela se rompiera.

Su dedo encontró mi abertura, estaba tratando de controlar la emoción de estar allí a merced de un hombre que no sabía quién era, estaba tratando de cerrar mis piernas pero su mano estaba peleando conmigo.

- Extraño ese coño.

Escuché lo que dijo y no entendí cómo lo extrañaba si nunca lo había visto antes.

Sentí que el colchón se hundía, él estaba acostado o sentado, y pronto una ola de placer se apoderó de mí, estaba pasando su lengua por mi sexo, yo estaba tratando de cerrar mis piernas sin éxito y comencé a gemir, quería más. de esa boca, me retorcía de deseo y mis manos sujetaban su cabello y entré en un baile erótico con el Sheik, qué hombre es este.

Uno de sus dedos jugó con mi entrada y se hundió dentro de mí, dejé escapar un gemido tan fuerte, me sentí mojada, excitada y gimiendo como loca, chupó magistralmente mi sexo y me retorcí, el placer era tan grande, que quería más de ese hombre frotándose contra él con cada movimiento que hacía con sus dedos y lengua y yo exploté en un orgasmo delirante gritando en esa montaña rusa de emociones alucinantes sintiendo mi placer liberarse mientras mi cuerpo temblaba.

Sentí sus dedos dejarme y confieso que me decepcionó.

Quería volver a sentirlo.

Si era un viejo baboso, sabía cómo volver loca a una mujer.

- No abras los ojos - Me quedé allí jadeando - Tenía planes, sabes Helena - Lo escuché quitarse la ropa - A la mierda los planes, necesito estar dentro de ti ahora.

Y sentí su enorme y grueso miembro pidiendo paso en mi entrada.

- Voy a ser muy cariñosa hoy, pero no te prometo que las otras veces, te acostumbrarás a su tamaño, solo relájate - y lo sentí abriéndose paso y profundizando.

- Maldita sea Helena, que coño más caliente.

Sus movimientos de ida y vuelta cada vez más rápidos, me llevan al extremo del placer, su boca baja hasta mi pecho, alternando de uno a otro, mordiendo, chupando y lamiendo.

Los susurros en mi oído diciéndole cuánto deseaba estar allí dentro de mí.

Sus embestidas firmes, mis pechos se balanceaban, con cada penetración levantaba una de mis piernas y lo sentía más y más profundo y yo estaba llegando a un éxtasis que nunca había sentido.

"Me voy a correr", dije con un gemido.

- Me seguirás echando en cara que me pagaste para quedarme contigo - Ya había abierto los ojos - No soy de las prostitutas con las que andas...

Sentí que mi cuerpo se volteaba violentamente y mis manos estaban atadas detrás de mi espalda con lo que supuse que era su corbata.

Se acostó sobre mi cuerpo, y lanzó sus caderas contra mi trasero, apretando su sexo que ya estaba duro de nuevo.

- Te gustará - susurró en mi oído - quédate quieta.

Me abrió el trasero primero con ambas manos, con una de sus manos, y sentí su dedo pasar donde nadie había tocado, y moví mi cadera, metió su dedo dentro del sexo que estaba con restos, de nuestro acto sexual, y sentí que algo como un líquido se vertía sobre mi ano, y su dedo entró allí, y dejé escapar un gemido que no sé si de dolor o de placer.

- Relájate Helena – dijo con voz autoritaria.

Se le salía el dedo y se pasaba algo frío muy lentamente, donde estaba su dedo hace un rato, era raro nunca había experimentado algo así, y empujaba esa pieza fría que se deslizaba, parecía una gota el El comienzo no me pareció tan incómodo más cuando la pieza entró sentí dolor y forcejeé, él deslizó la pieza con movimientos hacia adelante y hacia atrás y comencé a gemir me dolía, pero su otra mano fue a mi clítoris haciendo movimientos con los dedos distrayéndome y gemí, se movió con el objeto, y eso estuvo bien, me dolió un poco más estuvo bien.

Hasta que la pieza se resbaló y sentí un poco de dolor, pero estaba en tal grito de placer, que pronto me acostumbré dentro de mí.

Y Rajj se levantó de la cama.

- Levántate y ven conmigo – me levanté – continúa con los ojos cerrados.

Sentí que me estaba vistiendo con una especie de túnica y me guió a algún lugar de la habitación.

Mientras me movía sentía una incomodidad con el objeto aún dentro de mí, pero a cada paso me dejaba un placer que nunca había sentido, una experiencia que nunca había vivido.

- Puedes abrir los ojos Helena – abrí y miré el gran ventanal frente a mí - Bienvenida a mi mundo – me susurró la frase al oído.

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