Helena
- Redneck levanta ese culo de la cama y ve a arreglarte.
"Matt, dame un respiro y déjame dormir", me quejé.
- Vamos paleto, has dormido demasiado – le dije ya quitándome las cobijas que me cubrían.
-¿Que quieres conmigo?
– Me acosté boca abajo – Dame una buena razón para salir de aquí.
- De compras mi amor, ¿quieres algo mejor que ir de compras?
Me arrastré fuera de la cama al baño después de una ducha y con Matt quejándose de mi retraso fui a prepararme para las compras que tanto insistía Matt.
Me puse un par de jeans y una camiseta en mis pies y un par de tenis.
Cuando estuve allí en mi tienda en Brasil vi a esas mujeres elegantes caminando con sus tacones altos, pero eso no era para mí, me gustaría ser más elegante y delgada, pero yo era una niña criada en el campo abierto y suelta. muchas veces con los pies descalzos la ropa tan cara y de diseñador no me hacía ninguna diferencia.
- Hillbilly - me miró de arriba abajo - ¿De verdad vas así?
Dios mío, nos van a echar de las tiendas.
- No me importa Matt – me encogí de hombros – Ni siquiera tengo dinero para comprar nada, así que me es indiferente.
- Tienes una tarjeta ilimitada en tus manos y dices eso.
- La tarjeta no es mía, es de él.
- Si yo fuera tú Helena, aprovecharía esta oportunidad.
- Alex, vine aquí para pagar la deuda de mis padres, no para caminar por el centro comercial, de hecho no veo la hora de irme.
"Pensé que lo estabas disfrutando." Sonrió.
- Matt el sexo es genial no lo puedo negar - sonreí también - Otro amigo me dio un consejo, me dijo que esto terminaría y no era para crear expectativas, y eso es lo que estoy haciendo - y nos fuimos la habitación con un Matt silencioso.
Salimos del apartamento y nos dirigimos al ascensor en silencio, esta vez me di cuenta que en el primer piso del triplex había una habitación para la seguridad del Sheik, había unos hombres allí, los saludé y llegó el ascensor y entramos.
Dentro de ese ascensor mis pensamientos me llevaron a la decepción conmigo mismo, y me sentí avergonzado de que todos allí supieran que yo era el nuevo compañero de Sheik y que todos sabían por qué estaba allí, me miré en el espejo y la ingenua Helena que una vez fui ya no estaba.
Cuando salimos, Alex ya nos estaba esperando en el garaje.
- Alex, me alegro de verte - esbocé una sonrisa.
- Señorita Helena, ¿cómo está?
- Estoy lo mejor posible - y me subí al auto.
"Yo también me veo muy bien", se quejó Matt.
Alex se subió al asiento del pasajero, esta vez nos acompañaba otro guardia de seguridad, no entendía por qué toda esta seguridad conmigo, yo solo era una brasileña en Nueva York, una mujer sencilla caminando por las calles de esa ciudad.
Volviendo a Alex, me di cuenta de lo guapo que era, su rostro siempre serio, con el perfil de un hombre malvado.
- Es hermoso, ¿no?
– susurró Matt para que Alex no lo escuchara.
- Mucho - y sonríe sin medida.
- Alex siempre nos acompañará mientras esté aquí en Nueva York Helena.
- Es lindo conocer a alguien cuando no conoces a nadie, gracias Alex por acompañarme.
- Y siempre un placer señorita Helena.
Asentí, porque estaba molesto con la situación en la que me encontraba, especialmente con sus guardias de seguridad y las personas que trabajaban para él, debería ser normal que cada mes apareciera una chica nueva y la anterior regresara a su casa, cómo Cuántas mujeres han pasado por esa habitación?
Mientras mi mente daba vueltas, no me di cuenta de que llegamos rápidamente al centro comercial.
Matt y Alex entran conmigo y el otro guardia de seguridad lleva el auto al estacionamiento.
Miré esa escena en la que me escoltaron en Nueva York, podría haber sido una película y me eché a reír y ambos me miraron.
- ¿Qué es lo que te estás riendo solo?
- Estoy aquí pensando con un guardia de seguridad en Nueva York y pensé qué me robarían - me señalé a mí mismo - Mi camiseta GUCCI falsa que pagué en el vendedor ambulante.
- ¡Ay Helena!
Solo tú puedes decir estas cosas”, dijo Matt.
Y los tres nos reímos, creo que sería una de las pocas veces que vería la sonrisa seria de Alex, era discreto pero sonreía.
Estábamos caminando en el centro comercial y algunas personas nos miraban, todo estaba muy lujoso, el lugar estaba hecho de vidrios y espejos que le daban amplitud al lugar, tiendas de diseñadores famosos y gente bien vestida circulaba por el lugar.
- Matt muy hermoso aquí - dije mirando mientras subía las escaleras mecánicas - Hay muchas tiendas de marcas famosas también.
- Prefiero venir aquí que ir a las tiendas de la Quinta Avenida.
- Eres la genialidad en persona Matt - Escucho la risa de Alex que insiste en caminar detrás de nosotros - Hola humildad.
- Entremos aquí, creo que mañana deben tener un baile exclusivo, para el baile benéfico - dice ignorándome.
- Solo puedes estar loco porque voy a entrar allí - lo agarro del brazo tratando de evitar que entre - No tengo dinero para exclusividad de Matt.
- Puedes ser un pobre paleto, que por cierto me gusta mucho – quita mi mano de su brazo y me toma la mano – pero esa hermosa tarjeta que tenemos en la mano tiene acceso a cualquier tienda de Nueva York.
El teléfono de Matt suena y me indica que entre a la tienda.
Mi inglés no es el mejor, pero creo que puedo salir adelante.
Una de las dependientas se me acerca mirándome de arriba abajo, estaba muy elegante con un vestido negro justo arriba de las rodillas, un blazer y medias negras y para completar su look unos pumps negros.
Rubia, alta y muy guapa, con su pintalabios rojo.
- ¿Hola que quieres?
– vino la rubia aguada, preguntándome.
Ella trajo un guacamayo con algunos vestidos.
Matt se quedo a mi lado ayudándome a elegir, mi cuerpo no era tan delgado, algunas sabia que ni entraría, parecían hechas para mujeres flacas que no era mi caso.
- Matt estos vestidos no me van a quedar bien mira el tamaño de mi pecho y mi trasero – susurré para que no escuchara – Creo que mejor nos vamos a otra tienda.
- Se ajustan mi amor, no te preocupes.
- Ese rojo, ese azul y ese con piedras – me pasó los tres – Prueba estos.
El rojo era precioso, de seda, tubo, strapless y un poco corto me dejaba un poco expuesta marcando mis curvas.
- Matt esto es demasiado corto estoy casi desnudo - saliendo de la sala de operaciones.
- Pensé que eras hermosa - dijo el Jeque - Ven aquí Helena - Me acerqué a él con mucha vergüenza - Puedes disculparnos - preguntó sin mirar a nadie.
Matt se fue, llevándose a las costureras ya la rubia acuosa con él.
Rajj, todavía sentado en el sillón, puso su mano en mis muslos y comenzó a acariciarme.
Su mirada era de deseo y lujuria.
Empezó a trepar por la seda del vestido y pasó su mano por mis piernas hasta llegar a un punto de mi cuerpo donde estaba húmedo.
- ¿No piensas hacerlo aquí?
- ¿Porque no?
- Cuestionó llevándome al sofá sin que yo me diera cuenta.
Se arrodilló frente a mí y subió el vestido quitándome las bragas y llevó su lengua a mi centro de placer y me chupó, mis gemidos fueron contenidos por mi mano cubriendo mi boca, y sostuve su cabello meciéndose en su boca.
Mi placer hizo temblar mi cuerpo.
Se sienta en el sillón, lo miro, como quiere aventura, vamos.
Me arrodillo y le desabrocho los pantalones, tiro de su ropa interior y empiezo a chupar su miembro duro, echa la cabeza hacia atrás, sé que no lo he hecho muchas veces, pero he leído muchos libros románticos calientes, y he Aprendí algunas cosas de ellos, entre lametones y chupadas el Sheik aumenta el ritmo sujetando mi cabello.
- Si sigues así me soltaré en tu boca.
Y sigo, con sus manos en mi cabello y con sus caderas yendo contra mi boca jadeo, más sigo hasta que se derrama en mi boca soltando gemidos lo miro mientras sus piernas aún temblaban.
Tragar su semen fue una experiencia nueva, nunca antes hecha, el sabor salado del Jeque en mi boca me puso tan roja como el vestido.
- Tengo una cita ahora - me acarició el cabello conmigo ahí, aún sentada entre sus piernas - Me tengo que ir, ya falté a una reunión hoy para quedarme contigo - Me besó, me ayudó a levantarme, se alineó de nuevo y me llevó a la sala intercambio – Matt y Alex están aquí para ayudarte, de verdad necesito irme llego tarde – miró su reloj y me besó.
Cuando me fui, no había Sheik allí, solo Matt sentado en el sofá esperándome.
Ya no me probé vestidos, me vestí con la ropa que tenía antes, Rajj dijo que tomara lo que quisiera, así que Matt me ayudó con algunas piezas más, de hecho después del episodio en el probador de la tienda, preferí no hacerlo. quédate allí por mucho tiempo.
Y para no mirar a la cara a la rubia aguada, que ahora debería estar pensando que soy una prostituta, la amante del jeque le pidió a Matt que fuera rápido para salir de allí. Matt eligió y pagó y nos fuimos.
- La próxima vez sé más amable con la gente, rubia acuosa.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: COMPRADA POR EL JEQUE (COMPLETA)