Helena
Desayunamos en la habitación de Rajj mirando la vista y la gente caminando en Central Park y él me invitó a dar un paseo.
El frío en Nueva York era agradable, solo estábamos caminando por la calle. Quería parecer una persona normal con un chico caminando por la calle tomados de la mano.
Me puse leggins, tenis y una sudadera.
Cuando vi a Rajj todo vestido con un traje como siempre con sus trajes de diseñador.
Y yo solo Helena con un atuendo sencillo.
- ¿Vas a salir así?
– me dijo con cara de sorpresa.
- ¿Por qué voy?
- Ve a cambiarte de ropa Helena – fue una orden.
- Rajj voy a salir por aquí – me señalé a mí mismo – no me voy a cambiar de ropa si crees que te voy a avergonzar, tampoco lo haré – lo señalé con el dedo – Y por un paseo, tú eres el que está fuera de armonía aquí.
- Qué vergüenza - se pasó la mano por su pelo lacio - Mira esos pantalones pegados al culo, no quiero ver a los hombres de Nueva York mirándote - y señaló el piso de abajo - Ni siquiera mi seguridad guardias
- No voy a cambiar – negué con la cabeza – Si quieres ir conmigo, tendrá que ser así.
- Si alguien te mira en la calle le rompo la cara al hijo de puta, ten cuidado – me agarró la coleta y me dio un beso.
Tomé su mano y fuimos al elevador y él estaba realmente enojado, lo podía ver en sus ojos.
En el ascensor reinaba el silencio.
Y salimos a la calle, el viento pegando en mi cara la sonrisa se le vino fácil así que también esboza una pequeña sonrisa.
Finalmente, vería la ciudad desde otro ángulo que no era un centro comercial o la ventanilla de un auto y estaba muy feliz por eso.
Unos pocos hombres, seis o siete, caminaron junto a nosotros, asegurando al hombre a mi lado.
- ¿Es eso realmente exacto?
- Digamos que tengo un poco de dinero y algunos desamores – y mirándome – Y tú siempre tuviste guardias de seguridad también – hago una mueca – Se necesita a Helena.
Él es rico y yo no, pero si eso lo hace sentir cómodo, no me quejaré.
Caminamos por las calles, entré a una tienda donde venden todo tipo de cositas, compré un Iron Man en miniatura para mi hermano, un tractor en miniatura para mi padre y un juego de té en miniatura para que mamá lo pusiera en la estantería de casa.
Nos contestó un tipo muy simpático, se veía muy joven y Rajj siempre estaba pegado a mí diciendo que le iba a pegar al tipo, porque me miraba demasiado, yo no conocía la versión celosa de él.
Fuimos a Central Park, caminamos, comimos perritos calientes en la calle.
- Sabes que nunca hice eso.
- Capaz, que nunca comiste perritos calientes en la calle.
- No como cosas preparadas por personas en las que no confío, sabes que algo malo me puede pasar - Le di un abrazo a Rajj, pero cuando mis manos pasaron por dos espaldas, sentí un levantamiento, sí era un arma .
- ¿Por qué llevas esto?
- Porque es necesario.
Rajj me besó y fue muy agradable allí con la gente caminando junto a nosotros como personas normales.
Me miró de una manera posesiva y autoritaria, como si estuviera gritando que yo era suyo, pero no quiero crear expectativas sobre los sentimientos.
- Habrá que volver Helena tengo una reunión y no puedo faltar -
Y volvimos al apartamento, caminando como gente normal, sonó el teléfono de Rajj y contestó:
- Di Mohamed - Hay una pausa - Volveré para arreglarlo.
Hasta luego.
Me toma del brazo y entramos al ascensor, sus pasos son más rápidos y está nervioso, no sé de qué va la conversación, pero lo estresó mucho.
- Te necesito Helena ahora.
- Estamos en el ascensor Rajj, tiene cámaras.
Sacó su teléfono celular, jugueteó con algunas cosas y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, me quitó la sudadera y me sacó los senos del sostén.
Me las chupó con tantas ganas, me dolían, yo me quedé en el ascensor con el sujetador y las tetas afuera.
Rajj me atrapó, envolví mis piernas alrededor de su cintura mientras estaba presionado contra la pared helada, abrió sus pantalones, su miembro estaba duro como una piedra, rasgó mis pantalones y mis bragas y me entró como un huracán, fue una sensación diferente. que eso ya lo había probado con Rajj no menos placentero, con cada embestida sentía como si me abriera a un mundo de lujuria, quiero a este hombre siempre dentro de mí, mi espalda rozada contra la fría pared del ascensor me excitaba más, él besó mi cuello mientras empujaba frenéticamente dentro de mí.
Llevando al intenso placer nuestros cuerpos que a estas alturas ya estaban empapados de sudor.
- Rajj - fue lo que alcancé a pronunciar.
- Ahora voy a derramar mi placer sobre ti - y empujó con más fuerza - para dejarte toda lujuriosa.
Y así lo hizo, con delicadeza me puso en el piso y sentí su semen correr por mis piernas, se cerró el pantalón y llegamos al apartamento con el pantalón y las bragas rotas al descubierto, menos mal que no había nadie en la casa.
- Helena me tengo que ir - me besó y se fue rápidamente - llego tarde a una reunión importante.
- Buen trabajo – casi no escuchó más gritó un gracias desde dentro del ascensor.
Entro en mi habitación, cierro la puerta y apoyo la frente en ella, pensando en el día de hoy, en cómo van las cosas y en quién sería Mohamed, pero cuando escucho la voz detrás de mí doy un brinco.
- Sky paleto que te paso, fue robo?
Ese idiota de Matt está acostado en mi cama y mirándome asustado, incluso paralizado pensando que me han asaltado, se levanta y viene hacia mí.
- Redneck que paso estas todo destrozado - tus ojos desorbitados - Quien te hizo esto?
- ¿Quién crees que me hizo esto, tu jefe? - sonrío - Parece que no sabes cómo es el hombre.
Y me fui dejando a Matt con esa mirada de asombro fui al baño llené la tina me quité los trapos que estaba usando, necesitaba una ducha como él había dicho yo había dicho que en verdad estaba toda descuidada.
Y como Matt es curioso, vino detrás de mí queriendo detalles.
- ¿No sabías que al Jeque le gustaba el sexo en el ascensor?
- Pues Matt sabe que me da vergüenza – y me sonrojé.
- Alan No entiendo por qué la redecoración de tu casa es impecable.
- Quiero que cambies todo - y señaló la cama - Incluso la posición de la cama, ya no quiero dormir aquí con estas cosas.
Y empezamos a hablar de sus expectativas sobre el apartamento y el dormitorio.
Alan Barack era un hombre encantador, guapo, simpático, me hizo reír varias veces, su rostro serio se restringe solo a lugares públicos.
Si lo hubiera conocido antes que Rajj, definitivamente querría a Alan para mí.
Me quedé en el apartamento durante casi una hora, hablando con Alan.
Y Matt desapareció.
- ¿Helena acepta cenar conmigo?
Hay un restaurante maravilloso en Manhattan, muy simple, ¿aceptarías ir conmigo?
-Alan me encantaría, pero estoy aquí por trabajo y el Jeque es muy estricto con los empleados y no puedo salir a cenar, pero agradezco tu amabilidad.
- Helena, solo quiero cenar contigo, pero entiendo tu responsabilidad hacia él, y lo respeto más cuando termines tu periodo de trabajo con él y si aceptas mi invitación te lo agradeceré.
Le sonreí a Alan, era diferente a Rajj, era una persona cerrada en el trabajo más para la familia, era una persona agradable y sin imposiciones que hacían que todo pareciera más ligero, Alan me encantó, sí.
Nos quedamos en la sala esperando a Matt, que había desaparecido, miré mi celular, con 20 llamadas perdidas de Rajj.
- Alan, tengo que irme, no respondí las llamadas de Rajj y debe estar loco por eso.
- Puedo llevar a Helena allí, si quieres.
- Vine con Alex - Me acerqué a la ventana para ver si Alex estaba abajo - Alan, tendré que aceptar tu viaje, no puedo ver el auto de Alex y ni él ni Matt desaparecieron.
Alan me llevó a un ascensor diferente al que había llegado, estaba en el lado opuesto, no entendí bien, pero seguí adelante con él agarrándome de la cintura.
Entramos al elevador, y Alan estaba tan cerca que me miró con ojos de persona triste que sufre, pero ojos azules como un mar Caribe.
Mis ojos se sentían como si entraran en su alma, se sentía como si hubiéramos entrado en una conexión y el mundo se hubiera detenido a nuestro alrededor.
Y lo besé.
Eso mismo.
Besé a Alan, lo besé.
Alan me devolvió el beso, con fervor, me llevó a la pared fría del ascensor y lo miré como si lo conociera a años luz, estaba tranquilo, no como Rajj que era intenso, Alan me besó suavemente como si había amor entre nosotros y yo me quedé ahí absorto en ese sentimiento que me era extraño, amor, deseo y pasión todo pasaba en mi mente.
Sus caricias eran diferentes a las de Rajj.
Llegamos a la planta baja, con mis piernas envueltas alrededor de la cintura de Alan y besándolo locamente.
En el garaje Alan me llevó a su Lamborghini, me abrió la puerta, entré y pensé, me estoy perdiendo.
Tuve sexo con Rajj.
Beso y casi me entrego a Alan.
Me convertí en 'El perdido de los ascensores'.
Necesito controlarme.
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