Kalil
Vine a Grecia. Amo este lugar, pero saber que voy a encontrarme con Rajj me enoja.
Siempre es el mejor y siempre tiene que ser como él quiere las cosas.
¿Trajo a Helena?
No entiendo por qué Rajj le haría esto a la pobre niña, Helena es una mujer hermosa, educada, centrada y de confianza.
¿Por qué no tomarlo?
No entiendo.
Si ella estuviera conmigo, ya estaríamos comprometidos.
Soy el príncipe de Dulbaíu, tengo tantas mujeres en mis pies, que a veces ni me gusta salir, es tan vulgar.
Salgo y tengo sexo con ellas, siempre con preservativo.
Porque estas mujeres son demasiado fáciles, pero demasiado astutas.
Siempre queriendo abalanzarse sobre un hombre poderoso.
Soy poderoso en verdad, comandé las compañías de mi padre desde muy temprana edad.
Soy un empresario exitoso.
Y un príncipe, futuro jeque.
Mamá siempre está a mi lado, somos un dúo empresarial imbatible.
Es muy inteligente y con esa dulzura suya gana muchos contratos.
Siempre le agradezco a mi padre por ser un buen hombre y dejarlo trabajar y hacer lo suyo.
Cenamos con algunos inversores y Rajj estaba allí.
Y también Helena.
A veces tengo ganas de darle un puñetazo en la cara para ver si la trata como se merece.
Llegamos a esta cena y Rajj está solo.
Incluso Matt no está con él.
Será que Helena fue descartada por el señor dueño del mundo.
Si es así, la quiero conmigo.
Tendré a esta mujer.
No por una pelea de egos, más porque realmente me gustaba.
Mamá siempre me enseñó que el dinero y el poder van de la mano, pero en un matrimonio lo que realmente cuenta es el amor y la complicidad de la pareja para que el matrimonio sea bendecido.
- ¿Qué pasa, hijo?
¿Estás enojado?
- Mamá hoy no quería estar aquí.
- No la trajo, pero un pajarito verde me dijo que está en el hotel.
- Porque sabía que yo estaría aquí y no tener especulaciones sobre quién sería ella - Miré a la mujer extravagante a su lado - Sabe que él y Dayene tienen algo y como ella está aquí para cenar.
- Mi hijo irá a dar un paseo, tu padre y yo nos quedaremos aquí.
Podemos manejarlo, ve a distraerte – señaló su cabeza – Presiento que hoy te van a pasar cosas buenas.
- Pido disculpas a todos, tengo una cita y me voy.
Buenas noches.
Me levanté y me fui, fui a dar un paseo por la ciudad.
Pasé por los callejones de Mikronos, aquí todo es tan hermoso.
El mar con un color difícil de ver en cualquier otro lugar del mundo.
Hoy no quería ninguna mujer.
Mi yate estaba en el muelle, pedí traerlo, quería hacer un recorrido con mis padres, ya que rara vez podíamos estar tranquilos por cuestiones de negocios.
Quería disfrutar de mi familia.
Tenía un yate muy cómodo y casi nunca lo aprovechamos.
Soy dueño de muchas cosas, a veces me pregunto por qué tanto dinero, con tanta gente muriéndose de hambre en el mundo.
Yo lo tengo y casi no lo uso, no tengo tiempo.
Los negocios siempre toman mucho de mi vida, no tengo muchos amigos, siempre estoy en viajes y reuniones, parece que nunca termina.
A lo lejos veo a una mujer sentada en el Muelle, ¿se quiere suicidar?, tiene la cabeza gacha.
Que loca a tal hora, ya eran pasadas las dos de la mañana.
Tenía la cabeza gacha, parecía pensativa.
Me resistí a considerar si acercarme.
Pero me acerqué a ella, le preguntaría no sé si necesitaba ayuda o algo.
Y me alejé para no asustarla.
Pero se levantó y parecía asustada.
- Hola, ¿necesitas ayuda?
- No te acerques a mí, ¿qué quieres de mí?
- Conocía esa voz.
- ¿Helena eres tú?
Helena perdió el equilibrio y cayó al agua.
Fui a donde ella había caído.
- Helena soy yo Kalil - se veía asustada - te ayudo bien?
- Kalil me asustaste, pensé que era alguien queriendo hacer algo malo.
- Te ayudaré a levantarte, toma mi mano - trató de no ahogarse - El mar está embravecido, si te quedas allí terminarás ahogándote.
Le di la mano a Helena, para ayudarla a subir y como estaba alto, casi no podía alcanzarlo.
Cuando la saqué, su mano quedó libre. Tenía miedo de lastimarme allí.
Embarazada... Embarazada... Embarazada
- ¿Pero, cómo ha pasado?
Tomé otro sorbo.
- Yo tampoco sé, una de las cláusulas decía que debía protegerme pero terminé quedándome un tiempo sin tomarlas.
- Helena amas a Rajj?
- No te lo puedo decir, se que me gusta o tal vez estoy enamorada de él, pero no quiero vivir así con él, nunca podría tener nada serio con él.
Además de ser extranjero, no soy parte de tu mundo, le iba a pedir ayuda a tu madre para escapar, la ley de Shariff es que los niños se queden con el padre - me hizo prometer - Él no puede conocer a Kalil, promete no lo dirás porque estaría atrapada con él por el resto de mi vida, la amante madre del hijo bastardo no quiero eso para mí y mi bebé, promete a Kalil que guardará mi secreto, ¿lo prometes?
- Por supuesto Helena, tu secreto se guardará – gritó y la desesperación fue clara – Helena, ¿quieres que te ayude?
- No sé, ya no picoteáis y si me ayudáis os declarará la guerra.
- Te ayudaré a mantener la calma, Rajj no se llevará a tu hijo te lo prometo aunque me haga cargo de tu bebé y de ti - Helena lloró mucho, la llevé a la habitación, hacía frío afuera, la acosté la cama.
- Kalil, quédate aquí conmigo.
Me acosté con ella en la cama, y entre sollozos y sollozos se durmió.
Me quedé allí pensando en todo lo que me había confiado.
Sentí pena por ella, Rajj realmente no la merecía.
Y si ella quisiera y aceptara mi ayuda, iría allí.
Tengo el dinero y las agallas para hacer que Rajj nunca vuelva a acercarse a ella.
Y el bebé, si tuviera que ayudarla, lo tomaría como mío.
Me desperté con el sol pegando en mi cara, aún era temprano para despertarla, llamé a Antônio, que era mi secretario privado, para enviar un desayuno con alimentos de Brasil al yate.
- Kalil, estás en Grecia amigo, y quieres comida brasileña, no te entiendo.
- Si te vuelves Antônio, en una hora, te espero, sé que no me defraudarás muchacho.
Alrededor del mediodía, Helena se despertó, subió las escaleras y yo estaba leyendo algunos correos electrónicos del teléfono celular que habían llegado anoche mientras estaba cenando.
Apareció usando mi camiseta, realmente era hermosa, me dio una sonrisa tan dulce como avergonzada.
- Buenos días, que hora es Kalil, tengo que regresar - hizo una pausa - deben estar buscándome.
- Le pedí a mi madre que le avisara a Mateo que estabas conmigo, es mediodía y tu desayuno te está esperando.
Ven a comer.
- Kalil de donde sacaste tanta comida?
- Le pedí a mi secretaria que lo trajera, debe tener hambre.
- Realmente lo estoy, ayer solo pellizqué mi cena estaba muy enojado.
- Pero ahora está a salvo y con hambre - La ayudé con la silla - Pedí algo de comida típica brasileña, espero que les guste.
- Wow, me encantó, gracias por todo Kalil, de verdad.
Le sonreí mientras devoraba la comida.
Y hablamos mucho sobre el lugar de sus padres, sobre su trabajo, le conté sobre mi trabajo ya que casi nunca tengo tiempo.
Y dije que mis padres vendrían a almorzar con nosotros, y el día sería en familia.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: COMPRADA POR EL JEQUE (COMPLETA)