Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 148

Felicia va directamente al despacho de Emilio. Al pasar por delante del escritorio de la secretaria, echa un vistazo deliberado. Cuando la secretaria asiente, abre la puerta del despacho de Emilio.

—Emilio.

Felicia abre la puerta del despacho y la cierra suavemente. Se queda en el mismo sitio con una mirada un poco compungida y dice con cuidado:

—Emilio, ¿te molesto?

Emilio mira a Felicia con una mirada plana, y luego vuelve a mirar la pantalla del ordenador. Dice, inexpresivo y soso:

—¿Por qué vienes a mí?

Emilio no responde y Felicia se siente aliviada. Al segundo siguiente sale de la puerta como una mariposa hacia el escritorio de Emilio. Dice preocupada:

—Emilio, hoy me he enterado de que un niño ha venido a la empresa y ha dicho que es tu hijo. ¿Es cierto?

Al oír esto, Emilio frunce el ceño y mira a Felicia disgustado. Dice con disgusto:

—¿De quién te has enterado?

Pocas personas lo saben hoy, y él ha ordenado que se les prohíba difundirlo. Sólo faltan unas horas para que Felicia lo sepa y acuda rápidamente a la empresa. ¿Qué significa esto?

A Emilio no le gusta que se vigile su intimidad todo el tiempo.

Felicia está sorprendida y su rostro cambia. Se precipita al oír la noticia. No se lo piensa. Ahora no sabe cómo explicárselo a Emilio.

Después de pensar un rato, Felicia cree que esas cosas no importan en absoluto. La verdad es más importante que eso. Felicia le dice a Emilio:

—Alguien me lo dijo de todos modos. Emilio, dime si esto es cierto. ¿Es una mujer que deja acercarse a este niño a propósito?

Y se entera de que los ojos del niño son muy parecidos a los de Emilio.

Así que Felicia entró en pánico y canceló su cita con su mejor amiga y se apresuró a ir a la empresa.

Pero Emilio frunce el ceño en lugar de responder a Felicia. Mira fijamente a Felicia con descontento y dice con frialdad:

—¿has arreglado a la gente a mi alrededor?

El comportamiento de Felicia equivale a desafiar su línea de fondo.

—Ah —Felicia entra en pánico. Su rostro está pálido y sus ojos giran con inquietud. Mira a su alrededor y no se atreve a mirar a los ojos de Emilio. Dice vagamente:

—Emilio, ¿de qué estás hablando? Estamos hablando del niño.

La reacción de Felicia confirma las especulaciones de Emilio. Dice con descontento:

—Felicia, eres mi prometida, así que te permito venir a mi compañía. Pero no esperaba que organizaras a la gente a mi alrededor. Eres demasiado atrevida.

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