Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 160

Luna duda un momento y endereza la espalda. Mira a Abram con firmeza y dice:

—Sr. Abram, ¿qué puedo hacer por usted?

—...

Abram rodea a Luna. La mujer lleva un traje negro de mal gusto. Unas pesadas gafas le cubren casi toda la cara. No parece una mujer que haya socializado con él.

—¿Sr. Abram? —Luna finge estar confundida y le pregunta al distraído Abram.

De hecho, ¡está muy nerviosa! ¡Quiere huir y dejar que Abram no la vuelva a ver para que no dude de su verdadera identidad!

Abram se queda mirando la cara de Luna durante un rato. Alarga la mano y le quita las gafas a Luna.

Luna se queda atónita. Rápidamente levanta la mano para cogerlo y grita:

—¡Sr. Abram! Por favor, no haga eso. ¡Son mis gafas!

Sin embargo, Abram se limita a levantar la mano y a mirar de nuevo a Luna.

La mujer parece un poco más joven sin gafas. Su rostro es bueno pero su piel es áspera. Realmente parece una mujer de treinta o cuarenta años.

Realmente no conoce a una mujer así. No se ha asociado con una mujer así en su impresión.

Pero cada vez que ve a Luna, le resulta tan familiar que no puede evitar quitarse las gafas de Luna.

—¡Devuélvemelo! —Luna está tan ansiosa que tropieza y cae hacia adelante.

Luna grita y cae en los brazos de un hombre.

Su cuerpo es muy suave. Abram está aturdido. Incluso puede oler la débil fragancia de ella. Es un buen olor inesperado.

Abram no reacciona ni empuja a Luna.

—¡Lo siento! —Luna cae en los brazos de un hombre por primera vez. Es más, el hombre es Abram. Ella entra en pánico y se separa de Abram. Mira hacia abajo y dice torpemente:

—Lo siento. No era mi intención.

Abram está un poco frustrado. Se da cuenta de su metedura de pata y se avergüenza. Le devuelve las gafas a Luna y le pide disculpas:

—Lo siento. Es que creo que te pareces a una vieja amiga mía, así que te quité las gafas sin permiso. Lo siento...

—Está bien —Luna coge sus gafas y se aleja de Abram.

Al ver a Luna así, Abram no puede evitar reírse. Sonríe y dice:

—Es mi culpa. Te invitaré a cenar la próxima vez como compensación.

—No... —Antes de que Luna termine, una voz grave y enfadada viene de detrás de ella.

—¿Qué estás haciendo?

A Luna le late el corazón. Se gira inquieta y ve al enfadado Emilio.

Abram también lo ve. Levanta la mano con una sonrisa y dice:

—Emilio.

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