Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 207

—No me importa cuál es tu actitud cuando lo dices. No quiero volver a escuchar la palabra amante de ti. ¡No quiero ser tu amante! ¡No lo quiero! No te lo mereces.

Luna casi ruge. Dice Emilio con desgana:

—Luna, ya que sabes que es una broma, ¿por qué estás tan enfadada?

Las palabras de Emilio detienen a Luna. Ella parece un poco antinatural, pero dice con rabia:

—No me gusta que bromees de todos modos. Pensaré que no me respetas.

—... —Emilio mira a Luna por el espejo retrovisor. Hace una mueca y pregunta:

—Luna, cuando hablas así, ¿has pensado en mí?

—¿Qué quieres decir? —Aunque Luna sigue enfadada, es muy racional. Las palabras de Emilio la hacen sentir extraña y desarmónica. Ella mira a Emilio dubitativa como si quisiera averiguar la respuesta de él.

Sin embargo, Emilio no piensa repetirlo. Después de decirlo, mira el frente con atención y conduce.

Cuando llegan al hotel, Emilio le entrega el coche al hombre del parque sin decir una palabra y se dirige directamente a la puerta del hotel.

Luna le sigue, pero él camina rápido. Luna no tiene más remedio que trotar.

Cuando llegan al piso, Luna quiere decirle algo más a Emilio, pero éste entra solo en la habitación. Cierra la puerta de golpe y deja a Luna sola en el pasillo.

—...

Luna observa atónita cómo Emilio cierra la puerta. No puede evitar tocarse la nariz y preguntarse por qué se vuelve loco otra vez.

Luna no sabe por qué Emilio está enfadado. Si está enfadado por lo que dijo en el coche, ella no lo culpa, pero en cambio él la culpa a ella...

¿Quién se equivoca primero? ¿Se habría enfadado tanto si él no le hubiera dicho primero que era su amante?

¿Quién no piensa en los sentimientos de los demás? ¿Es correcto dejar que una mujer con un hijo sea la amante de otro? Además, ¡el hombre tiene una prometida!

¿Quién no presta atención a quién?

Luna se enfada cuanto más piensa en ello. Abre la puerta de su habitación y la cierra de golpe. Se da un baño y se va a la cama enfadada.

...

Al día siguiente, Luna se levanta y se viste. Baja a desayunar. Después de desayunar, vuelve a subir y llama a la puerta de Emilio.

Sin embargo, puede que Emilio siga enfadado por lo de ayer. Luna llama a la puerta pero nadie abre.

¿Por qué está enfadado por una pequeñez? Ella no persigue como mujer, pero él sigue enfadado como hombre.

Luna vuelve a llamar, pero nadie viene a abrir la puerta. Luna tiene que renunciar a la posibilidad de despertar a Emilio.

Luna vuelve a la habitación y quiere que Emilio se acerque a ella. De todos modos, debe llevarla con él para negociar los proyectos de cooperación. No importa si no la lleva. A Luna no le importa.

Para sorpresa de Luna, Emilio no viene a llamar a su puerta. Luna se pasa toda la mañana jugando con el ordenador distraídamente y mirando la puerta de vez en cuando.

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