Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 212

—... —Luna mira fijamente a Emilio con enfado.

Ella no esperaba que Emilio fuera tan vengativo. Por lo de esta mañana, ¡la ha odiado hasta ahora!

¡No dejará que Emilio tenga éxito!

Luna se endereza. Aunque está cubierta de bolsas de la compra, pasa junto a Emilio con arrogancia.

Al ver la actitud de Luna, Fiona le dice a Emilio:

—Emilio, esta secretaria es muy arrogante. ¿Por qué no la despides? Puedes explicárselo a tus amigos.

Al ver que Fiona está enfadada, Emilio sonríe:

—tienes que mirar las cosas desde una perspectiva diferente. ¿No crees que es divertido jugar con ella así?

Fiona sonríe en cuanto Emilio termina. Le da un golpe a Emilio en el pecho con los dedos y le dice suavemente:

—¡Emilio, eres demasiado malo!

Emilio se ríe. —Soy muy malo. ¿No te gusto?

Fiona es demasiado tímida para volver a ver a Emilio.

Emilio lleva a Fiona a sentarse a la tienda de té con leche. Luna lleva un montón de bolsas de la compra al coche y vuelve corriendo. Cuando Luna llega a la tienda de té con leche, está agotada.

Las manos de Luna están vacías. Antes de que pueda sentarse, Emilio se levanta y le dice a Fiona:

—Sigamos adelante.

—¡Espera a que me siente un rato! —Luna sostiene la silla. Ella no ha tenido un descanso todavía, pero Emilio dice que van a seguir adelante.

¿Se burla de ella a propósito?

Emilio demuestra con hechos que se burla deliberadamente de ella.

Emilio se da la vuelta y dice con frialdad:

—La secretaria debe estar dispuesta a escuchar las órdenes del jefe. ¿Se atreve a no escuchar?

—Pero yo... —¡Al menos debería darle tiempo para beber agua!

Luna quiere maldecir, pero Emilio no le da la oportunidad. Se da la vuelta y se va con Fiona.

Luna está enfadada. Se da palmadas en el pecho con una mano y apoya la silla con la otra. Tiene mucha sed. Quiere beber agua.

Ve una taza de café en el asiento de Emilio. Duda un poco, pero tiene tanta sed que coge el café que Emilio acaba de tomar y se lo bebe.

Luna se termina media taza de café.

Luna no tiene sed y sigue a Emilio.

Emilio ve la acción de Luna en la tienda de la esquina. Muestra una sonrisa discreta y luego gira la cabeza y responde casualmente a Fiona.

...

—No puedo caminar. Si quieres despedirme, no me importa. Renuncio —Cuando Luna corre al aparcamiento por tercera vez y deja las bolsas de la compra pero Emilio y Fiona le dan mucho más, se rinde.

El cuerpo de Luna vuelve a estar cubierto de bolsas de la compra. Se levanta furiosa en su sitio y deja caer las bolsas de la compra al suelo. Se dirige a grandes zancadas al asiento que hay junto a la carretera.

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