Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 42

Emilio se dirige a la habitación con Luna en brazos. De repente, una criada se acerca y le dice:

—Señor, alguien está esperando a la señora en la puerta.

Nada más oír esto, Emilio arruga el ceño. La criada se da cuenta enseguida de que está enfadado y dice:

—Es Silvana. Dice que tenía una cita para cenar con la señora por la mañana pero que no la ha visto. Está preocupada y ha venido a preguntar.

Cuando Emilio escucha esto, se siente aliviado y entra con Luna en brazos. De paso deja entrar a Silvana.

Luna levanta la vista justo a tiempo para ver a Silvana acercándose a toda prisa.

—Déjame ver cómo estás. ¿Estás herido? He oído que te han secuestrado. ¿Es eso cierto? —pregunta rápidamente Silvana, que va a comprobar si está bien.

—No, no vengas... Estoy bien... —Luna dice. Tiene la cara roja. Antes fue destrozada por el gordo. Ahora está hecha un lío dentro de su abrigo.

Silvana ve que Luna está avergonzada y no insiste.

—Un momento, por favor. Lleva a Silvana a sentarse en el salón primero. No es conveniente para la señora en este momento. Yo la llevaré arriba a cambiarse de ropa—. le dice Emilio a la criada.

Silvana se da cuenta entonces de que Luna parece llevar un vestido raído, así que dice avergonzada:

—Si no es conveniente hoy, vendré a verla otro día. Ahora me voy.

Emilio levanta los labios y la detiene. —No tiene que preocuparse demasiado. La llevaré a cambiarse de ropa. Ahora puede sentarse en el salón y haré que alguien le sirva una taza de té.

Después, Emilio sube con Luna en brazos.

Emilio entra en el dormitorio con Luna en brazos. Da por hecho que puede quitarle la ropa.

Luna se escandaliza y se bloquea inconscientemente con las manos. Esto hace que Emilio se sienta un poco mal.

Mirando su ardiente figura, Emilio no detiene sus manos. Continúa desnudándola. Al mismo tiempo, alarga la mano y trae suavemente a Luna a sus brazos.

Luna se ve afectada por la inercia. Salta hacia delante de forma inestable y cae en los brazos de Emilio.

—¿Qué vas a hacer? —Luna se avergüenza y se sonroja.

Su voz es suave y Emilio sonríe:

—Voy a hacer lo que quieras.

Después, Emilio está de buen humor y está dispuesto a presionarla.

Luna se sorprende y grita:

—¡No, Silvana me espera abajo!

Emilio mira fijamente a Luna y se siente un poco molesto por dejar que Silvana se quede. Maldice y ve cómo Luna se cambia de ropa y se va.

Al mismo tiempo, Silvana está sentada en el sofá de la planta baja tomando un té. No parece tener prisa.

Silvana se sorprende al ver que Luna se acerca. Sonríe y dice:

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