Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 99

Emilio vuelve pronto al hospital. Va a ver a Abram. Afortunadamente, cuando llega a la sala, no pasa nada.

Y para entonces, Abram ha vuelto a la vida y sus hombros han sido vendados.

Luna sigue en la cama. Su carita sigue pálida.

Emilio tiene gente fuera de la sala y le dice a Abram:

—¿qué ha pasado?

—Estoy aquí con Luna. En medio de la noche, el asesino de negro irrumpió. Luchamos y fue feroz. ¡Supongo que su objetivo soy yo! ¡Pero también puede ser para la organización!

Emilio frunce el ceño y pregunta:

—pero Abram, ¿por qué estás aquí con Luna?

—Su tono es frío. Parece culpar a Abram.

Abram esboza una sonrisa irónica.

—Emilio, estoy seriamente herido. ¿Me culpas?

—¡Cállate! —Emilio se impacienta.

—Casi mueres por una zorra. ¿Vale la pena proteger a Luna?

Emilio está furioso y señala a Luna y cuestiona a Abram.

Luna se siente insultada por Emilio y avergonzada.

Abram se da cuenta de la vergüenza de Luna y se ríe:

—¿estás bromeando? ¿No debería salvar a tu mujer? Y yo estoy bien, ¿no?

—Emilio aprieta los dientes.

—Sabes que si creo que es mi mujer. Y no necesito tu intromisión.

Abram se levanta descontento y dice:

—Creo que Luna es mi amiga, así que me ocupo de ella. ¿No puedo?

Emilio entrecierra los ojos sorprendido. Rara vez ve a Abram enfadado, pero no esperaba que ahora lo estuviera por Luna.

Emilio deja de hablar. Está enfadado y celoso.

Eso es imposible. Emilio mira a Abram y dice:

—como sea, pero ya que estás gravemente herido ahora, cuídate mucho. Yo iré primero.

Con eso, se va de aquí directamente.

En ese momento, Anita se pasea ansiosamente fuera de la sala. A pesar de que Juan le prometió matar al asesino, aún no tiene noticias de él.

¿Qué debe hacer ella? Si Emilio descubre la verdad, será castigada severamente.

Anita está muy nerviosa. Ni siquiera ve a Emilio salir de la habitación.

—¿Gatita salvaje? —Emilio llama a Anita una vez, pero ella no oye.

Al ver esto, Emilio se molesta un poco. Se acerca a pasarle el brazo por el hombro y le pregunta pacientemente:

—¿qué te pasa?

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