Desde un matrimonio falso romance Capítulo 283

Justo cuando tomó un sorbo, Diana escupió todo el té que había ingerido, y sus delicadas facciones se torcieron al instante.

Observando la expresión de dolor en el rostro de Diana, Mariana se congeló ligeramente, incapaz de reaccionar por un momento a lo que le ocurría, y preguntó a Diana al respecto.

—Señorita Solís, ¿qué pasa? ¿Le pasa algo al té?

—Mariana, ¿cómo es que haces las cosas? ¿Intentas quemarme hasta la muerte? ¿No puedes ni siquiera servir bien una taza de té? Realmente me pregunto cómo llegaste al puesto de directora con tus habilidades.

La pregunta de Mariana no era buena, y se convirtió en un saco de boxeo para Diana, que arrojó la taza de té al suelo.

La taza de té dejó la mano de Diana y se deslizó en un arco sobre el frío suelo con un fuerte ruido, rompiéndose al instante en pedazos.

Mariana se quedó sin palabras.

El té que había traído no estaba tan caliente como había dicho Diana, pero lo que Mariana no se esperaba es que Diana no se hubiera conformado con complicarle la vida, sino que hubiera intensificado su enfado.

—¿Quieres que te diga cómo hacer una nueva taza? ¿Intentas matarme de sed?

Cuando Mariana no dijo nada, Diana se puso furiosa.

—¡Vamos!

Al ver que Mariana había perdido la capacidad de movimiento, Diana levantó su esbelto brazo blanco y le dio un fuerte empujón a Mariana, instándola a seguir adelante de forma desagradable.

Mariana tropezó un poco y consiguió mantenerse en pie, preparándose para dar una zancada un poco más fuerte hasta la mesa.

Esta vez Mariana sirvió el té y sopló suavemente en la taza para asegurarse de que estaba a la temperatura adecuada, antes de llevarla a la mesa de Diana una vez más.

Tras coger la taza de té y tomar sólo un sorbo, el ceño de Diana volvió a tensarse y empujó la taza hacia Mariana, con los ojos llenos de disgusto.

—Está demasiado frío, hazlo de nuevo.

Varias veces, Diana se negaba a beber el té de Mariana por diversas razones, antes de que un golpe en la puerta salvara a Mariana.

Antes de que pudiera beber el té que Mariana le había servido por quinta vez, la atención de Diana fue desviada por el golpe, y al levantar la vista de nuevo, vio a su asistente de pie en la puerta.

—Entra.

La llegada de la asistente en ese momento obligó a Diana a dejar de nuevo la taza de té y, con un leve movimiento de cabeza, le hizo un gesto para que entrara.

Con la llegada de la asistente, el enfado y la impaciencia de Diana desaparecieron y fueron sustituidos por un rostro agradable.

—Señorita Solís, esto es...

La asistente se fijó en el montón de fragmentos de cristal esparcidos por el suelo antes de acercarse a Diana, y señaló los fragmentos, mirando a Diana con un poco de confusión.

—Oh, esto, después de que Mariana me eligiera el vestido dije que tenía sed, pero no esperaba que Mariana me sirviera té, y accidentalmente rompí la taza. No es un problema grave.

Diana se rió ligeramente y le «explicó» a su asistente, que sin querer le echó toda la culpa a Mariana, y la última frase hizo que Diana pareciera muy indulgente.

—Señorita Ortiz, espero que tenga más cuidado la próxima vez. Después de todo, la Señorita Solís tiene un comercial que filmar y si se lastima, nadie puede pagarlo.

La asistente no dudó de las palabras de Diana, y advirtió a Mariana.

Diana no creía que importara, pero la asistente no pensaba igual. En su opinión, como estrella, Diana no tenía margen de error en ningún aspecto.

—Sí, tendré cuidado la próxima vez.

Mariana estaba acostumbrada a escuchar los comentarios de Diana, y no tenía más emociones que la calma.

Mariana no discutió, sabía que era inútil discutir, al fin y al cabo, si seguía dando explicaciones, nadie la creería.

—Señorita Solís, tenemos quince minutos antes del rodaje del anuncio, por favor, acompáñeme al estudio.

Al ver la buena actitud de Mariana, la asistente no siguió con el asunto y dirigió su atención a Diana, indicándole que la siguiera.

—Vamos —Diana asintió levemente a la asistente y le siguió hasta la puerta del camerino.

Al ver que las figuras de Diana y la asistente estaban a punto de desaparecer de sus ojos, Mariana se sintió ligeramente aliviada de que, al no estar Diana, no habría posibilidad de meterse en problemas de nuevo.

En cuanto Diana salió por la puerta del camerino, como si recordara algo, se paró de repente y se giró para mirar a Mariana.

—Bien, Mariana, para evitar que te aburras en el camerino sola, ¿por qué no me acompañas?

Lo dijo como si pidiera la opinión de Mariana, pero Diana ya lo había dicho, así que sería un poco insensible que Mariana se negara.

—De acuerdo.

Las palabras de Diana, pronunciadas en voz baja, habían destrozado las ilusiones de Mariana sobre lo que podría hacer en el futuro, pero la situación era tal que no podía negarse.

—Señorita Solís, por aquí, por favor.

Nada más llegar al plató, un miembro del personal se acercó a recibir a Diana.

—Mariana, por favor, espérame aquí un rato, volveré después del anuncio.

Sin dar a Mariana la más mínima oportunidad de alejarse, antes de seguir al personal, Diana también le pidió a Mariana que esperara donde estaba.

—La Señorita Solís es cada vez mejor en la actuación.

—No, si me preguntas a mí, quien se case con la Señorita Solís será muy afortunado, ella no sólo es hermosa y tiene una figura perfecta, sino que se ha hecho famosa a una edad temprana y su origen familiar es algo que la gente común no se atrevería a mirar.

***

Mientras se rodaba el anuncio de forma ordenada, hubo muchos comentarios desde el fondo de la sala, incluidos elogios a Diana.

Los oídos de Diana estaban casi encallecidos de escuchar estas palabras, pero la gente del fondo no se cansaba de hablar de ella.

Diana sonrió con alegría, olvidando de vez en cuando mirar a Mariana en el fondo.

«Mariana, ¡me gustaría ver qué puedes hacer para competir conmigo!»

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Desde un matrimonio falso