Desde un matrimonio falso romance Capítulo 288

Mariana no tuvo problemas para detener un taxi que pasaba, y le dio la orden al conductor de pisar el acelerador con fuerza y dirigirse directamente a la villa de la familia Durán.

Veinte minutos más tarde, Mariana entró en la villa, completamente empapada y temblando.

Mariana sintió un escalofrío que le recorrió desde el cuerpo hasta el corazón.

—Señora, ¿qué le pasa?

Carmen, que estaba ocupada ordenando el salón, levantó la vista y vio a Mariana en ese estado.

Aunque llovía mucho en el exterior, era poco probable que el grupo de espectáculo fuera tan pobre como para no tener un paraguas.

—Carmen, estoy bien.

Por miedo a que Carmen se preocupara, Mariana negó con la cabeza, pero una frialdad la rodeó y tuvo que rodear su cuerpo con los brazos para intentar darse un poco de calor.

—Señora, tome un vaso de té caliente, yo le prepararé el agua para que usted se da una ducha caliente, y se cambie.

Carmen se quedó mirando el cuerpo tembloroso de Mariana, temiendo que pudiera coger un resfriado.

Mirando el té caliente que Carmen le entregaba, el corazón de Mariana se volvió más y más amargo, pues en este momento, Carmen era la única que realmente se preocupaba por ella.

Después de tomar un sorbo, Mariana sintió que la frialdad se había disipado.

—Señora, ya le he preparado el agua y le he colgado la muda en el baño.

Una vez hecho esto lo más rápido posible, Carmen se puso de nuevo delante de Mariana y le indicó que la siguiera al baño.

—Gracias, Carmen.

Mariana ahogó un sollozo y le hizo un pequeño gesto antes de seguirla en dirección al baño.

—Señora, esto es todo lo que tengo que hacer, así que límpiese, mientras le preparo una sopa.

Después de todos estos años de ser criada, era la primera vez que Carmen escuchaba palabras de agradecimiento de la familia de su jefe, y todavía estaba un poco aturdida. Dejando a Mariana entrar en el baño, Carmen se ocupó de preparar una sopa de jengibre para ella.

Sin la ropa mojada y con sus pies sobre el liso suelo de mármol, Mariana se dejó caer en la bañera con los ojos medio cerrados.

Aunque no tuviera suerte, tenía que perseverar. Tenía que participar en el Super Diseño, y tenía que demostrar a todo el mundo que no era una basura.

Sólo después de un largo rato, Mariana se levantó del baño y sacó una toalla para envolver su pálido cuerpo.

—Señora.

El corazón de Carmen quedó calmado al ver que el rostro de Mariana ya no estaba pálido. Con un grito respetuoso, Carmen le entregó a Mariana la sopa de jengibre caliente.

—Carmen, gracias.

Había una elegancia en sus acciones que sólo una dama de uan casa noble podía mostrar, y aunque había crecido en una familia ordinaria, nunca había perdido su temperamento.

Cogiendo la sopa de Carmen, Mariana se lo bebió casi todo de un trago, como si anunciara su resurrección. Después de devolverle el tazón a Carmen, Mariana volvió a su dormitorio y se puso a teclear en su portátil.

En el otro extremo de la sala, el equipo no mostraba signos de ceder. Los ojos del director del programa estaban pegados a la pantalla del ordenador y fruncia el ceño mientras leía una historia sobre Mariana.

—Esta Mariana, ¿cómo puede una pequeña diseñadora tener tantas cosas? —sacudió la cabeza.

Las palabras del director estaban llenas de dudas sobre Mariana.

No había nada positivo en esa historia, sólo informes negativos sobre Mariana,. Este escándalo con Diana invadió toda la ciudad.

El director, que había sido positivo con Mariana, empezó a dudar de su propia visión. La buena opinión del director sobre Mariana se disipó casi por completo.

—Director, esta Mariana realmente no es buena, lleva poco tiempo en nuestro programa y ya tiene tanta cobertura, parece una chica problemática.

El asistente que estaba al lado miró al director con cara de preocupación e intervino con un juicio negativo sobre Mariana, incluso recordando al director, que a Mariana «le encanta ser el centro de atención».

—Vamos a ver.

El director suspiró, dudando en observar de nuevo la actuación de Mariana, después de todo, desde que el programa estaba en antena, Mariana era una de las pocas concursantes que había destacado en el diseño.

—Director, tiene que pensarlo bien, ¿no cree que nuestro espectáculo ha funcionado bastante bien antes? ¿Por qué hemos tenido tantos contratiempos desde que esta Mariana llegó?

Al ver las intenciones del director, el asistente se sintió disgustado, pero no se atrevió a mostrarlo con demasiada claridad, por lo que sólo pudo murmurar algunas palabras malas sobre Mariana.

Tras escuchar las palabras del asistente, el director se quedó completamente callado. Sus palabras no carecían de razón.

—Director, hemos recibido muchas buenas críticas por este espectáculo, y tengo algo que decir.

Al ver que el director se había sumido en el silencio, el asistente también comprendió que el director tenía dudas y continuó aprovechando la oportunidad.

—Si tienes algo que decir, dilo —el director asintió levemente, dando la palabra al asistente.

Y en este punto de su discurso se disiparon todas sus preocupaciones, porque dijera lo que dijera, el director no se enfadaría.

—Director, yo también estoy pensando en el espectáculo. Todo el mundo sabe que Mariana va a venir a nuestro programa, y su información negativa también nos afectará, no podemos dejar que nuestro esfuerzo se arruine sólo por culpa de Mariana, ¿verdad?

Las palabras del asistente dieron en el clavo, señalando claramente el punto más mortífero, y también el que más preocupaba al director.

—Nuestro esfuerzo no se arruinará sólo por Mariana.

Después de respirar profundamente durante mucho tiempo, el director escupió estas palabras. Ya tenía una respuesta clara en su corazón, es decir, expulsar a Mariana, lo que equivalía a sentenciar indirectamente a Mariana a la muerte.

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