Desde un matrimonio falso romance Capítulo 48

—Mari, siempre estaré de tu lado —Ana dijo con firmeza.

Acariciando la mano de Ana, Mariana sonrió,

—Lo sé.

«Siempre lo he sabido.»

En la Oficina del Presidente del Grupo Durán.

Lionel se paró frente a la puerta, vacilante.

Parecía que en cuanto se encontraba con el asunto de la señora Ortiz, solo tenía que dudar frente a la puerta si debía entrar a contárselo al jefe o no.

«Últimamente, el jefe no está de buen humor, y desde que encontró a la señora Ortiz en la taberna, está de buen humor.»

«Pero no he pensado que, después de un solo día, volvería a ser el mismo frío e insensible, con unos ojos tan fríos que le producían escalofríos.»

Al pensar en lo que le había sucedido esta vez, Lionel no pudo evitar poner cara de tristeza.

«Pero solo con las propias habilidades de la señora Ortiz, no se sabía si el asunto podría resolverse con éxito.»

Finalmente, tras muchas deliberaciones, Lionel apretó los dientes y empujó la puerta del despacho y entró.

Miró con cautela al jefe detrás del escritorio y dijo:

—Señor Durán, la señora recientemente...

—No hay necesidad de informarme sobre sus asuntos desde ahora.

Antes de que pudiera terminar sus palabras fue interrumpido por Leopoldo con frialdad, en un instante fue como si la temperatura en la oficina hubiera bajado varios grados. Lionel no pudo evitar un escalofrío, con aspecto triste, dudando en su lugar, aún así no pudo evitar intentar hablar de nuevo:

—Señor Durán, esta vez la señora...

El hombre arrojó sobre la mesa, con evidente impaciencia.

Sin atreverse a demorarse más, Lionel habló rápidamente:

—Entonces saldré primero.

La sala volvió a la calma y al silencio.

***

Lo primero que se le ocurrió a Mariana fue ir a buscar la cuenta de Facebook que filtró el disfraz en persona.

«Si yo pueda encontrarlo y pedirle que declare en Facebook que no es el diseñador de vestuario del set, entonces todo estará resuelto, ¿no? Pero, ¿dónde encuentro a esta persona?»

Mariana se dirigió a la sala de seguridad y miró la vigilancia, pero todo estaba completamente negro, por lo que no pudo ver nada en absoluto, mientras que las fotos de detalle tomadas en Facebook estaban bien iluminadas.

Así que, obviamente, la vigilancia fue reemplazada.

«Este método no funciona.»

Después de un día sin resultados, Mariana volvió a casa exhausta, desplomada en el sofá.

«¿La persona misteriosa venía por mí?»

El suave sonido de las zapatillas sobre el suelo de madera resonó en sus oídos. Mariana alargó la mano y se frotó la frente.

«¡Es Leopoldo!»

En el siguiente instante, Mariana se sentó erguida, con las rodillas juntas, las manos sobre las rodillas, sentada erguida.

—Señor, señora, es hora de comer.

Al oír esto, Leopoldo se dio la vuelta y fue a sentarse a la mesa. Después de un rato, Mariana se levantó y se acercó, tomando asiento a su lado.

Después de servir el último plato, la niñera miró a Mariana, sin poder evitar fruncir ligeramente el ceño, un poco preocupada.

—Señora, hoy no tiene buen aspecto, ¿le preparo algo ligero?

Leopoldo miró a la mujer que estaba a su lado sin moverse y volvieron a bajar la cabeza.

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