Después de Traicionado romance Capítulo 21

Mateus

Condujimos en silencio hasta la mansión, por supuesto que reconocí el camino, pero tan pronto como el auto se detuvo, lo cuestioné.

— ¿Donde estamos? —

— Su casa. Es Mateus, tendremos mucho de qué hablar, pero entremos y liberemos al conductor primero. —

Mirella

Salgo del auto, encontrando que la puerta no se abre tan pronto como nos acercamos, debe ser porque es un Uber, pienso para mí. Pero cuando me acerco, veo que la puerta está cerrada con candados, vuelvo al auto y le pido al conductor que me espere, creo que ve la desesperación en mis ojos, porque él solo asiente y mira hacia adelante nuevamente, voy De regreso al portón, me dirijo a la entrada lateral y todo está cerrado con candados. Dios mío, ¿ahora qué? Pienso mientras observo el portón cerrado frente a mí, ahí es cuando veo que el buzón está lleno, voy allí y saco todo, empiezo a mirar, en realidad quiero ganar tiempo, porque no sé qué hago, reviso varios sobres con facturas y anuncios, hasta que encuentro dos sobres blancos, uno para mí y otro para Mateus, sé que esta letra es de Patricia.

Mateus

Veo que Mirella está tardando, así que le pido al conductor que baje la ventanilla, en cuanto lo hace la llamo.

—¡Mirella! ¿Algún problema? —

Ella me mira y vuelve al auto con una débil sonrisa.

— No, por supuesto que no, es solo que no hay nadie en casa'. —

Miro sus manos y veo que está sosteniendo varios sobres, pero veo mi nombre y la letra de Patricia en la parte superior.

— ¿Que es eso? ¿Es para mi? —

— Ah no. —

— Pero tiene mi nombre, Matthew soy yo, ¿no? —

— Sí… Son anuncios. —

Ella se acurruca y trata de mentir.

— Puedo ser ajeno a los hechos de mi vida, pero recuerdo cómo es un folleto, ¿por qué me mientes? —

— Vale, lo siento, son cartas. —

— ¿Para mi? —

— Uno para ti y otro para mí. —

Miro a mi alrededor, ella no hace ningún movimiento para bajarme para que podamos entrar.

— Y ahora, ¿nos vamos a quedar aquí?" —

— Claro que no. No hay nadie en la casa, pero no podemos quedarnos aquí, ¡lo sé! —

Veo que le da otra dirección al conductor, cuando habla inmediatamente sé que es de su antigua casa, pero le pregunto de todos modos.

— ¿Para donde vamos? —

— Mi casa. —

— Um... ¿No vas a leer las cartas?" —

— Mía sí, tuya no. —

— ¿Pero cómo voy a leerlo si no lo haces por mí?" —

— Puedo sostenerlo para que lo leas. Todavía recuerdas cómo leer, ¿no? Después de todo, acabas de leer tu nombre. —

Ella bromea, pero puedo ver que está tensa.

— Jajaja… Creo que sí, pero prefiero que me lo leas. —

— Bueno, eso lo veremos cuando lleguemos a casa. —

Apenas llegamos le pide algo torpemente al chofer que me ayude a ponerme en la silla, el pobre señor ayuda puntualmente y nos escolta hasta la casa dejándonos en la sala, le pido disculpas y le agradezco su ayuda, luego se va.

— ¿Cuántas cosas son estas?' —

Veo su pregunta en voz alta, viendo que hay varias cajas esparcidas por la habitación e incluso habiendo escuchado ya la pregunta.

— ¿Que dijiste? —

— Nada, me dije. —

Estamos parados aquí, mirando un montón de cajas. ¿Qué carajo está pasando? ¿Y qué hay en esas jodidas letras? Veo a Mirella, abro unas cajas y me doy cuenta que de dentro saca ropa de mujer y de hombre que enseguida reconozco, son mías y de ellos... ¿Pero qué cojones es esto?

— ¿Vendes ropa? —

Pido sacar un tema.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Después de Traicionado