"No sé, ¿por qué no me paso por el camerino a echar un vistazo?". La Sra. Vargas reflexionó un momento y respondió.
En realidad, la Sra. Vargas ya se había sentido algo incómoda desde temprano. Habían enviado el auto de boda puntualmente a buscar a Estefanía a la familia López. Pero Estefanía no quiso salir de su habitación y Antonio tardó un buen rato en convencerla. Lograron bajarla a cuestas del segundo piso casi a las diez.
Pero ya no había tiempo para recibir a los invitados como se debía, y Omar ni siquiera llegó a ver a la novia antes de apurarse al hotel.
Cuando Antonio llegó hace un rato, la Sra. Vargas vio que tenía los ojos hinchados de tanto llorar, además, Laura no estaba con él.
Aunque Estefanía no era hija biológica de Laura, era un día de celebración y Laura debería al menos hacer acto de presencia, ¿no? ¿Cómo iba a quedar la familia Vargas frente a todos de esa manera?
Y hasta ese momento, sólo había llegado un chofer de la familia López junto con Antonio, un total de dos personas.
Habían acordado reservar una mesa para la familia López. Se suponía que enviarían algunos parientes para mostrar respeto.
Parecía que casarse con la familia Vargas era una vergüenza para la familia López, ¿no?
Ya habían llegado casi todos los parientes de la familia Vargas, pero Estefanía seguía en el camerino y no había enviado ningún mensaje.
La Sra. Vargas estaba a punto de subir a verla cuando se dio cuenta de que Omar subió por su cuenta.
"Omar, ¿qué está pasando aquí?". La Sra. Vargas lo jaló discretamente hacia un rincón y le preguntó en voz baja.
Después de que Omar haber sido noqueado y despertó en el hospital, le preguntó a su gente. Le dijo que Estefanía había aceptado y que Antonio ya había llevado a Estefanía de vuelta a la familia López. Como Antonio había estado haciendo las cosas normalmente estos días, Omar asumió que Estefanía había cedido voluntariamente y que no habría problemas.
Pero al ser interrogado por la Sra. Vargas, se dio cuenta de que algo no estaba bien.
Miró la hora en su reloj, ya casi era la hora de iniciar el banquete y con el ceño fruncido respondió: "¡Voy a subir a ver a esa zorra!".
Omar tampoco podía empezar una pelea con su suegro el día de su boda, así que miró hacia arriba, se tragó su enojo y siguió a Antonio.
"¡Los invitados de la familia López acaban de llegar!". Apenas regresaron al vestíbulo del hotel, los padres de Omar se acercaron a él con voz baja y angustiada.
Omar alzó la vista con impaciencia hacia la mesa reservada para la familia López y vio que sólo había una persona sentada allí.
Habían reservado una mesa grande para la familia López, le dio un lugar junto a la mesa principal. ¿Así era como la familia López los trataba?
Justo cuando iba a estallar, el hombre sentado giró la cabeza y miró hacia ellos.
En el instante en que sus miradas se cruzaron, Omar no pudo evitar inhalar una bocanada de aire frío y sus piernas se debilitaron al instante.
¿Quién hubiera imaginado que sería el propio Carlos quien vendría?
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