Capítulo 319
Rafael nunca había visto a su hijo tan emocionado antes, se preocupó un poco por él.
“¿Qué le pasa a Nono?”
Lucía también parecía perpleja, “No tengo Idea!”
Rafael, al oir eso, mostró confusión en su rostro y dijo, “¿No fue a casa de Violeta hoy?”
Siempre estaba al tanto de los movimientos de su hijo.
Sabia que Lucía lo había llevado a casa de Violeta durante el día. Según la experiencia pasada, cada vez que regresaba de allí, volvia con una sonrisa resplandeciente en su rostro, canturreando canciones infantiles fuera de tono de pura alegria.
Pero en ese momento, estaba cabizbajo, como un tallo de maíz doblado por el peso, incluso las comisuras de su boca caian, parecia carecer por completo de energia.
“¡Si!” Lucia también se sentia desconcertada, y suspiró, “Acabamos de traer al pequeño Nono a casa con Pablo, pero no sabemos qué pasó, se quedó en el sofá sin moverse, ¡y ha estado de mal humor todo el tiempo!”
Rafael asintió, “Mm, voy a verlo.”
Lucia accedió y se dirigió a la cocina.
Media hora después, Lucia volvió al salón con un delantal, y se quedó paralizada en su lugar.
Pensó que, si el señor se ocupaba personalmente de la situación, no habría ningún problema. Pero el pequeño Nono todavia mantenía la misma postura, y su cara triste no había disminuido en lo más mínimo. Incluso Rafael parecía haberse contagiado, y había una sombra en su rostro.
A las siete y media de la mañana, cuando la luz del día era más intensa.
Marisol, que se encontraba embarazada en ese momento, se había vuelto cada vez más somnolienta, y era raro que se levantara tan temprano. Masticó un pan tostado y lo tragó, mirando pensativamente a Violeta y dijo, ¿Vas a volver a Canadá?”
Ayer en el salón, había oido la conversación entre ella, Zeus y el pequeño Nono.
“Mm… Violeta asintió.
“¿Nos vamos a separar de nuevo? ¡No, no puedo soportarlo!” Marisol gritó al cielo, casi escupiendo las migajas de pan de su boca.
“¡Marisol, yo tampoco puedo soportarlo!” Violeta suspiró con empatía, pero también se sintió impotente, y solo pudo decir, “¡Te prometo que esta vez no perderé el contacto contigo!”
“¡Entonces júralo! Marisol gruno.
Marisol era la embarazada y la más importante, Violeta no pudo evitar reir y asintió, levantando la mano en serial de acuerdo, “Está bien, lo juro…”
Marisol frunció el ceño y suspiró Estaba a punto de decir algo más cuando su teléfono sonó en la mesa del comedor.
Pero despues de recogerlo y mirar la pantalla, ella no contestó.
Al ver eso, Violeta preguntó con cautela, ¿Es una llamada del Dr. Antonio?”
Si Marisol asintió.
Frunció el ceño por un momento, luego cortó la llamada, pero antes de que pudiera colgar, el teléfono volvió a
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sonar Marisol parecia exasperada, apagó el teléfono directamente, y lo puso boca abajo en la mesa.
Violeta no pudo evitar volver a declt, “Madisol, creo que el Dr. Antonio todavia no puede olvidarte.”
“EL. Marisol se rio amargamente, y un rastro de amargura apareció en las comisuras de su boca.
Al ver que su estado de ánimo no era bueno, Violeta no se atrevió a decir nada más, y rápidamente la tranquilizó, Eres una mujer embarazada, tienes que estar feliz!”
“Ay, cada vez que pienso en que te vas, no puedo ser feliz!” Marisol la miró con reproche y continuó, “Pero parece que Nono esta más molesto que yo, viste como se fue ayer, todo marchito?”
Al oir eso, Violeta tambien se quedo en silencio.
Pensando en como Nono la abrazó y preguntó qué hacía, Violeta sintió un dolor agudo en el corazón, y su apetito se desvaneció
Después de terminar el resto de su leche, Violeta pensó por un momento, y finalmente no pudo resistir la tentacion de volver a su habitación, recogió el teléfono de debajo de la almohada y marcó un número de telefono fijo.
“Hola, Lucia, soy yo
Lucia ya estaba a su lado con una sonrisa amigable, tirando de ella con entusiasmo y dijo. “Vamos, entra! ¡El niño te ha estado esperando desde hace rato!”
No tuvo más remedio que seguir a Lucía dentro de la casa. En la entrada, un par de zapatos de hombre brillantes estaban en el estante de los zapatos.
“Lucia, el Sr. Castillo está.”
Queria preguntar, pero fue interrumpida por una voz infantil suave y mullida. “¡Vivi!”
Violeta levantó la vista y vio al pequeño Nono, vestido con esmero y corriendo hacia ella. Su cabello rizado se movia al ritmo de sus pasos.
Lo que la incomodaba era la alta figura que seguia detrás de Nono, con las manos en los bolsillos
Al ver que ella miraba hacia atrás, Nono levantó la cabeza y le dijo con un puchero, “Papá quiere ser nuestro
chofer.
Violeta se lamio los labios y no dijo nada al respecto.
¿Eso significaba que Rafael también vendría?
Habia elegido especialmente ese día, ya que era lunes, un día muy laborable, que era el más ocupado para cualquier industria, y más para un gran jefe como Rafael Además, habia venido intencionalmente a una hora
inusual.
Volvió a levantar la vista, miró a la alta figura que ya estaba frente a ella y dijo. “…Rafael, ¿no vas a trabajar
hoy?”
“Tengo el día libre,” respondió Rafael con una sonrisa leve.
Un día libre…
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