Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado romance Capítulo 351

Capitulo 351

Después de mucho esfuerzo, Violeta logró terminar toda la comida, pero se sentia un poco febril de nuevo.

Ese escenario era demasiado familiar, le recordaba a una vez que tuvo una intoxicación alimentaria…

Violeta intentó agarrar una servilleta para limpiarse la boca, pero Rafael fue más rápido, extendiendo su mano áspera hacia ello.

Intentó esquivarlo, pero él le levantó la barbilla.

Rafael limpió las gotas de sopa que quedaban en la comisura de su boca, poco a poco,

Violeta lo miró, mordiéndose el labio, sin entender que estaba haciendo. ¿Acaso se sentia culpable por haberla llevado al hospital? Había una extraña tensión entre ellos…

Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió.

Entró un médico con bata blanca, pero Violeta reconoció sus ojos coquetos Era el Dr. Antonio.

Al ver a alguien familiar, Violeta sonrió, pero luego se sorprendió. Nunca había visto a Antonio tan decaido antes, se veia pálido, tenia ojeras y su barba estaba sin afeitar…

Antonio sonrió y dijo: “Me encontré con Rafael cuando estaba trabajando y me enteré de que estabas en el hospital, asi que vine a visitarte.”

“Es solo una fiebre, no es gran cosa… respondió Violeta.

¡Eso es bueno!” Antonio asintió.

“Dr. Antonio, gracias por venir a verme, agradeció Violeta.

“De nada” Antonio sonrió, luego pareció dudar antes de llamarla de nuevo, “Violeta…”

“¿Si?” Violeta parecia confundida.

Antonio frunció el ceño, preguntó con voz tensa, “¿De verdad Marisol se va a Canadá contigo?”

“Ah, ya lo sabias? Violeta se sorprendió.

“Si.” Antonio asintió, su mirada se oscureció, “Ayer me pidió que nos encontraramos para despedirse.”

Violeta entendió de repente, por eso no habia visto a Marisol cuando regresó a casa la noche anterior. No pudo evitar preguntar: “Entonces, Dr. Antonio, intentaste detenerla?*

Antonio guardó silencio.

Un rato después, logró esbozar una sonrisa amarga y dijo: “Ella me pidió que le diera su libertad, que no interfiriera en su vida o sus decisiones.”

Violeta no sabía qué decir.

A pesar de conocer la realidad, Antonio estaba desesperado por obtener confirmación de Violeta Se sentia ridículo. Después de recomponerse, metió las manos en los bolsillos de su bata blanca y dijo: “Violeta, tengo que hacer rondas en un rato, asi que me voy.”

Violeta asintió.

Rafael acompañó a Antonio hasta la salida y luego fue a hacer los trámites para recoger el alta médica. Después de que terminaran la bolsa de suero, podrian irse

“Rafael, ¿todavia puedes mantener la calma?” Antonio bromeó en el camino al elevador, “Escuchaste lo que dije antes, Violeta sigue manteniendo la decisión de irse, y ya reservó los boletos. Se va a ir con Marisol pasado mañana. ¿Qué planeas hacer?”

Rafael mantuvo la misma expresión en su rostro, una leve sonrisa en sus labios y una determinación en sus

“No la dejare”

Al escuchar eso, Antonio alzó una ceja.

Rafael dirigió su mirada hacia Antonio y dijo: “Antonio, ¿estás dispuesto a dejarla ir?”

Antonio no respondió, pero sus manos se apretaron dentro de los bolsillos de su bata blanca. Luego, lentamente, las soltó

Una hora y media más tarde, un Bentley negro se detuvo frente al edificio de apartamentos.

Cuando se dieron de alta, el conductor ya estaba esperando en la entrada. Evidentemente, Rafael no habla conducido la noche anterior. En ese momento, después de estacionar, su gran figura la siguló hasta el ascensor, como si tuviera que verla entrar en su casa con sus propios ojos.

El ascensor subía con fluidez. Violeta miro su mano, todavía con marcas de la inyección

Violeta se quedó callada y se sintió incómoda

Cambiándose las zapatillas, Marisol la siguió, sacudiendo la cabeza y diciendo Violeta, ¿estas pensando en cambiar de opinión y no irte?”

Por supuesto que nor Violeta funció el ceño

“Entonces, tú y Rafael Marisol señaló la puerta de seguridad.

Violeta se mordió el labio, ella tampoco eritendia lo que estaba pasando con Rafael.

La noche anterior al perder la conciencia, la mirada que le dirigió fue tan feroz como si quisiera desgarrarla en pedazos, pero cuando despertó en el hospital, él había cambiado completamente, como si la noche anterior solo hubiera sido un lapsus debido a la bebida. Además, su comportamiento y acciones eran bastante extraños…

Violeta negó con la cabeza y dijo: “Sigo queriendo Irmel

El día siguiente, el apartamento estaba muy ocupado,

En la sala de estar habia dos maletas grandes abiertas, llenas de ropa y cosas organizadas.

Tenian boletos de avión para la tarde del día siguiente, y necesitaban tiempo para llegar al aeropuerto, por lo que las dos amigas tenian que empacar todo con anticipación para evitar el caos del día siguiente.

Marisol se agachó, encogiéndose de hombros con nostalgia mientras decía “Pensé que tendríamos muchas cosas, pero cuando llegó el momento de empacar, me di cuenta de que no podiamos llevarnos mucho”.

*¡Si!” Violeta camino y le dio una palmadita en el hombro, ella habia pasado por lo mismo.

Marisol cerró la maleta, pensando en algo le pregunto. “Violeta, nos vamos mañana, ¿no vas a despedirte del hijo de Rafael?”

“Mejor no…” Violeta negó con la cabeza, sus pestañas cayeron y continuó diciendo: “Solo lo haria sentir peor.”

Aunque eso era lo que decia, su mirada se dirigió a la cocina.

Después de vacilar por unos segundos, sacó su teléfono y dijo: “Hola, Rafael…”

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