Capítulo 481
Lucio se encontró de nuevo en una situación embarazosa que no podía disimular.
Cuando todos se pusieron de pie, la aparición repentina del pequeño tomó a algunos por sorpresa Lucio, con una expresión poco servicial en su rostro, no se atrevió a preguntar nada y, con la boca ligeramente abierta, probó suerte, “Violeta, ¿este niño es de ustedes. 7”
En el momento en que lo dijo, ya tenía una idea en su corazón. Ellos juntos parecían la perfecta imagen de una familia de tres. Además, el rostro del niño era idéntico al de Rafael, claramente cortado por el mismo molde, y en ciertos gestos se parecia tanto a Violeta que cualquiera podria reconocerlo como su hijo
Violeta aprovecho la ocasión para responderle, asintiendo con franqueza, “¡Sí, es mi hijo!”
Lucio, aún sorprendido, no podía creer la respuesta.
En ese momento, Violeta solo tenia ojos para el desconsolado Nono y no podía preocuparse por nada más. Apresuradamente dijo. “Lo siento mucho, Lucio, tengo que consolar al niño ahora!”
Dicho esto, se llevo a Nono en brazos, susurrandole dulcemente y encaminándose hacia la habitación del hospital.
“¡Disculpen!”
Rafael lanzó una disculpa y los siguió rápidamente, con el aire de un hombre siguiendo a su prometida e hijo, dejando a
Lucio solo en su lugar.
De regreso en la habitación, las lágrimas de Nono aún no se habían secado.
Con su pequeña naricita roja y sollozando en llanto, dijo, “Vivi, no te alejes de mi, solamente puedes darme a mí una hermanita.”
Violeta estaba completamente confundida y perpleja al escuchar esto, pero aun así trataba de consolarlo pacientemente. Finalmente, después de sus reiteradas promesas, Nono cesó sus lágrimas, agotado y se apoyo en su regazo, con su cabecita descansando en su hombro, con aspecto lastimoso.
Violeta, de reojo, echo un vistazo a Rafael, que estaba sirviendo agua, y sin necesidad de preguntarle, ya habia. adivinado lo que había pasado.
Esas palabras seguramente habian sido dichas por él a Nono…
En cuanto a la razón, era evidente: estaba usando a su hijo como estrategia para alejar a un rival amoroso. Por otro lado, le recordó que cuando él estaba hospitalizado, ella había utilizado trucos similares para deshacerse de las enfermeras jóvenes y enamoradizas. Ambos eran bastante similares en sus métodos, aunque el era mucho más
extremo.
Violeta miró a Nono con sus ojos hinchados por el llanto, sintiéndose frustrada y sin saber qué hacer.
El dicho “En la guerra todo se vale resultaba ser cierto.
Rafael le pasó un vaso de agua a su hijo, para que rehidratara su cuerpecito, y luego le preguntó a ella si quería beber. Después de que el vaso estaba vacío, volvió a cortar más frutas.
Nono, tras recibir muchos mimos a su alrededor, finalmente sonrió, pero como habia gastado mucha energia, ahora descansaba sobre la cama del hospital.
Violeta ajustó la ropa que se le subía y se levantó para acercarse a él, dándole un pellizco en la cintura, “¿Lo hiciste a propósito, verdad?”
Rafael alzó ligeramente la punta del ojo, sin negarlo.
Ella, entre risas y lágrimas, le dijo, ‘No puedes hacerle eso otra vez. ¡Nono lloró tanto que me dolió el corazón!”
“Mmm, depende de la situación, le respondió Rafael de manera seria.
Violeta nego con la cabeza resignada.
Mientras algunos niños son una carga para sus padres, él le causaba problemas a su hijo…
Capitulo 461
Rafael continuó pelando la manzana sin detenerse y, con una mirada de reojo, le preguntó, “¿Qué te dijo hoy?
Sin embargo, la realidad volvió a demostrar que se había alegrado demasiado pronto.
El móvil en la mesita de noche vibró un par de veces. Violeta se acercó y lo cogió; era un número desconocido
Al mirar el mensaje, se quedó paralizada; decía: “Violeta, tranquila, no soy tan superficial como para echarme atras porque tienes un hijo. Me gustas tú como persona y mis sentimientos por ti no cambiarán.”
Al terminar de leer, sintió un dolor de cabeza.
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Aunque el número era desconocido, estaba claro quién era el remitente.
Al verla inmóvil, Rafael se acercó y le preguntó, “¿Qué pasa?”
“Ah, era un mensaje de spam,” le dijo Violeta rápidamente, escondiendo el móvil detrás de ella.
Déjame ver!” le dijo Rafael, con los ojos entrecerrados.
Violeta, nerviosa, improvisó, “Ya lo bore…”
Sin decir nada más, Rafael dejó un plato de frutas al lado de la cama, junto con dos tenedores para ella y su hijo.
En silencio, Violeta escondió su móvil debajo de la almohada y abrazó a Nono para calmar sus nervios.
Eso estuvo cerca!
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