Capitulo 88
Despues de caminar durante más de diez minutos junto al rio, Violeta notó que Rafael siempre se mantenia alejado del agua.
Recordando la vez que tuvo que rescatario del rio, Violeta no pudo evitar voltear a mirarlo y preguntarle, “¿En serio no sabes nadar?”
“Si.” Rafael asintio, y tras un par de segundos de silencio, añadió, “Cuando era niño, casi me ahogo jugando en el agua
¿Entonces habia desarrollado un miedo al agua?
*¿Dónde ocurrió eso?” Preguntó Violeta, parpadeando con curiosidad.
“En la bañera. Respondió Rafael con un tono sombrio
Violeta intentó mantener la seriedad, pero no pudo evitar reirse.
Aunque habia ocurrido cuando era nino, era bastante contradictorio que él, quien ahora se comportaba como un jefe dominante, tuviera miedo al agua por casi ahogarse en una bañera.
Rafael entrecerró los ojos de manera amenazante, y parecía que estaba rechinando los dientes. Riete otra vez y veras!”
Violeta intentó contenerse, pero no podia controlar la risa que brotaba de sus labios. Rafael la arrastro hacial él con cara seria y la beso, silenciando su risa. ¿Vas a reirte otra vez?”
“No, no lo haré:”
Violeta agitó la cabeza como una maraca, mirando a su alrededor avergonzada para ver si alguien los estaba viendo
Los habitantes de esta aldea eran diferentes a los de la ciudad, si alguien los veia y lo rumoreaba, no podria salir de la casa en los proximos dias.
Después de soltarla, Rafael se quedó inmovil, con un cigarro casi consumido en la mano, como si estuviera pensando en algo
“Eh, ¿qué estás mirando?” Violeta preguntó, confundida.
Rafael la miró de reojo y respondió lentamente, “Estaba pensando en las posibilidades de hacer el amor al aire libre aqui
Las palabras de Rafael casi hacen saltar a Violeta.
“No hay posibilidad de hacerlo aquí: Añadió Rafael con un tono ligeramente decepcionado
¡Ese hombre siempre estaba pensando en esas cosas!
Violeta no pudo continuar la conversación con él. Al ver el humo de la cocina en la casa de al lado, cambió rápidamente de tema, “Deberíamos regresar, me preocupa dejar a mi abuela sola en casa por mucho tiempo.” Cuando regresaron a casa, su abuela ya habla tomado su medicina y se habia acostado a dormir.
Violeta miró el reloj y comenzó a preparar el almuerzo Escogió un par de verduras de la cocina y se dirigió al patio a recogerlas.
Se sentó en un pequeño taburete y de vez en cuando sentia como si alguien estuviera exprándola desde la entrada.
Violeta fruncio el ceño, pero no le dio mucha importancia. La mayoria de las personas en el pueblo se conocían entre sí y probablemente solo estaban curioseando, especialmente porque habia un auto grande estacionado frente a su casa
Después de recoger las verduras, las lavo y comenzó a preparar la comida en la cocina.
Cuando levantó la mirada, vio a Rafael recostado en el marco de la puerta de la cocina. Era muy alto y parecia que, si levantaba la cabeza un poco más, golpearla el marco horizontal de la puerta.
Violeta cortó todas las verduras y cuando volvió a levantar la mirada, notó que Rafael segula mirándola.
Su mirada era intensa, probablemente porque estaban solos en la cocina.
Violeta se sentia incómoda bajo su mirada y casi se equivoca varias veces con los condimentos. Finalmente, terminó de cocinar, agregó caldo y cubrió la olla con una tapa de madera. Miró en el armario y dijo, “Nos quedamos sin salsa de tomate, iré a comprar más.”
Pero al levantarse, se topó con un problema. El fuego de la estufa era diferente al gas natural o electricidad que estaba acostumbrada a usar Si nadie lo vigilaba, podria extinguirse
“Rafael, ¿podrías ayudarme a vigilar el fuego?” Violeta le preguntó con cierta duda, mirando al único ser viviente en la cocina además de ella.
“Si Rafael asintió y se acerco.
Violeta le entregó un abanico y le mostró cómo usarlo. “Puedes sentarte aquí. Si el fuego se debilita, solo tienes que abanicarlo y agregar un poco más de leña…
“Si Rafael asintió de nuevo
200mo vas a hacer que tu abuela se enfrente a los demás después de esto?”
Mientras más voces te unian, más zumbaban los oídos de Violeta.
Aunque ella se decía a si misma que no le importaba, era dificil no sentirse afectada.
Cuando sus dedos se estaban poniendo blancos de apretar la botella, una voz masculina tranquila resond desde detrás de la multitud. “¿Por qué te tardaste tanto en comprar una botella de salsa de tomate?”
No era una voz especialmente alta, pero era imposible Ignorarla.
Todos se callaron Instantáneamente y se giraron para mirarlo.
La luz del sol que entraba por la ventana iluminaba el rostro de Rafael. Su traje envolvía su fuerte figura, parecía una montaña firme y tranquila. Su presencia era tan fuerte que todo lo demás a su alrededor parecía desvanecerse,
Rafael camino directamente hasta y tomó la botella de su mano
ella
“¿Qué pasó?” preguntó, frunciendo el ceño al ver su cara pálida.
La aparición de Rafael puso fin a las habladurías Nadie más dijo nada.
Violeta de repente no queria discutir más Se acercó a él y tomó su brazo “Está bien, vamos a casa a cenar.”
Ignorando a todos los demás, salio de la tienda con él
Rafael la miró, sorprendido por su iniciativa. Ella parecía muy cercana y cariñosa
Como una esposa
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