Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado romance Capítulo 95

Capitulo 95

Cuando Rafael hablaba, su tono de voz era ligero, con una sombra que cubría su rostro contra la luz, oscureciendo sus ojos y cejas, dandole un aire melancólico.

Violeta nunca antes lo había visto asi,

Un dolor sordo se abrió camino en su pecho y ella le dijo con voz suave, “Algún dia tu padre entenderá, quizá solo necesita más tiempo para superar la muerte de tu madre…”

“Ja, ja Rafael dejó escapar una risa burlona.

Sus ojos, profundas y reservados, parecían un castillo solitario que habla estado en silencio durante siglos.

Cuando estaban juntos. Violeta podia sentir claramente la tensión en los músculos de su antebrazo. Con una leve sonrisa en sus labios, ella dijo Rafael, en realidad tienes más suerte que yo Tu padre todavia te quiere, ya que te ha dado la responsabilidad de dirigir toda una empresa. Yo fui expulsada de mi casa cuando tenía ocho años ¿No es cierto que en comparacion conmigo eres afortunado?”

Rafael giro la cabeza y la miro con los ojos entrecerrados.

¿Esta era su manera de consolar a los demas, mostrando sus propias cicatrices?

Que idiota, no es asi?

Pero esos ojos, tan claros y tranquilos, lograban calmar su mente agitada y poner todo en su lugar.

Y su voz suave, acariciaba el corazon de Rafael, era tan cálida.

Extendio su mano, y la atrajo hacia su regazo.

La posición en la que estaban era un poco indecorosa. Violeta forcejed un poco, pero fue retenida por su mano en la nuca, sus labios se unieron en un beso.

Quizás debido a la inestabilidad de sus emociones, el beso de Rafael era diferente a lo habitual.

A veces apresurado, a veces lento.

Violeta no se resistió, sino que respondió suavemente.

Su sensación de estar flotando en el aire era intensa, ella instintivamente lo abrazo por el cuello, todos los muebles de su vista se movian junto con los pasos de Rafael, hasta que estuvieron en su pequeña cama en su habitación:

La cortina aun estaba cerrada desde la noche anterior, pero no podía bloquear el sol de afuera.

Rafael Violeta atrapo su mano justo a tiempo,

“¿Mmm?” Rafael levantó la vista.

“Es de dia “ella mordió su labio, su rostro estaba ardiendo y su respiración era caliente.

Rafael levantó una ceja, liberó su mano con facilidad y le dijo con propiedad, “¿Quien dice que no se puede hacer durante el dia?”

Cuando Violeta abrió los ojos y vio a Rafael acostado a su lado, se sintió un poco aturdida.

Casi habia olvidado que habían hecho el amor en pleno dia, y después de eso, el nunca se fue.

No era lo mismo que en su casa del lujoso residencial. En su pequeña habitación, tener a un hombre durmiendo era una sensación extraria Lo más importante era que el aroma de su amor aún flotaba en el aire

Casi hizo que Violeta olvidara cómo era realmente su relación con él…

Le manta rosa que normalmente usaba estaba sobre su pecha, sus brazos estaban desnudos. Aon en estado

de relajación, sus músculos estaban tan tensor como el acero.

Su cuello sobresalia en silencio, su barbilla era afilada, su nariz era prominente..

“Ya viste suficiente?”

Los ojos de Rafael estaban medio cerrados, solo sus labios se curvaban ligeramente.

“Uh!” Violeta estaba avergonzada, rápidamente desvió la mirada, “¿Quién te está mirando? Acabo de despertar.”

“¿Es asi? ¿Por qué siento que alguien me estaba esplando en mis sueños?” Rafael levantó un brazo y la puso detrás de su cabeza.

“¡Definitivamente no fui yo!” Violeta se sonrojó, se sintió extremadamente incómoda bajo su mirada, se apresuro a salir de debajo de la manta y se bajó de la cama, “Ya son más de las ocho, levántate, voy a preparar el desayuno!”

Rafael le pidió desde atrás, “Prepárame avena.

“¡Está bien!” Respondió Violeta.

De repente recordó que el médico habia dicho que debería comer alimentos blandos durante los próximos tres

La iglesia estaba a medio camino de la montaña, asi que todavia tenían que subir un poco más.

Rafael, por costumbre, sacó un cigarrillo de su bolsillo y estaba a punto de encenderlo con su encendedor.

Al ver esto, Violeta se apresurd a recordarle, “No se puede fumar aqui…

“¿Dónde lo dice?” Rafael frunció el ceño.

“No es muy respetuoso…” Violeta mordió su labio, aunque no habla una regla explicita que prohibiera fumar,

pero…

Vaciló por un rato, y luego le preguntó, ¿Por qué no… subo sola, y tú regresas primero?”

Lo que obtuvo a cambio fue una mirada de Rafael.

Aunque parecía despreciativo, finalmente guardó el cigarrillo

Hoy era domingo, había mucha gente en la iglesia, incluyendo adultos con niños. Después de un corto paseo, los niños se cansaron y exigieron que los cargaran.

Violeta los observaba desde lejos, recordando su propia infancia. Su madre siempre le hablaba con voz suave, diciéndole que sólo tenia que subir unos pocos escalones más para llegar, que el que persevera triunfa y que Dios la protegeria.

Mientras sus recuerdos flotaban en su mente, no pudo evitar susurrar, “Cada niño tiene una cruz tallada que su madre pide por él. Cuando era pequeña, mi madre también me traia aqui y me daba una cruz, era una pequeña cruz de madera”.

*Si “La voz de Rafael era suave

Violeta se giro para mirarlo, viendo que sus ojos estaban sin expresión y oscurecidos.

Tomo aliento, recordando su profunda y tranquila voz de la noche anterior: “Mi madre murió de una hemorragia masiva cuando me dio a luz, mi padre siempre me culpó por 250

Violeta tomo suavemente su mano y lo guio hacia adelante.

¡Ya casi llegamos, vamos a entrar!”

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