"No se acerquen más."
Declaro sin miedo hacia los chicos mientras permanecemos con las manos entrelazadas Iris y yo.
"No quiero hacerles daño, pero lo haré si se acercan más a nosotras."
"Lárguense de una puta vez."
No voy a permitir que ningún chiquillo de mierda se burle o abuse de mi.
Además estos chicos que sonríen de manera burlona no deben de tener mas de diecisiete años.
"Vaya!"
"Pero que princesa tan grosera y altiva!"
"Disculpe usted su majestad si no soy parte de los reales!"
"Oh! pero ustedes tampoco porque fueron rechazadas como la escoria real que son."
Los dos estúpidos niños se ríen de nosotras mientras nos señalan.
Dios, en verdad no se como alguna niña podrá soportarlos en el futuro.
"Aaron, Jordan, pero que diantres están haciendo?"
"Están molestando a nuestras invitadas de honor?"
"Donde están sus modales jóvenes?"
El hombre que regaña a los chicos es tan sorprendentemente...
Ardiente.
"Pidan una disculpa hacia las muñequitas."
"AHORA."
La grave y varonil voz del hombre se eleva cuando les habla a los chicos.
"Lo siento..."
"Lo sentimos..."
Dicen los dos chicos con voz baja y cabeza agachada.
Pero sus ojos cuentan otra historia.
Oh amigos, soy EXPERTA en dedicar miradas de odio a alguien.
Por lo que se que ellos dos me están mirando con odio en este momento.
Pobrecitos maricas de mierda que piensan que pueden hacerme daño o hacerme sentir mal.
Esos dos se cagarían de miedo debido a todo por lo que he pasado.
Y he sobrevivido al mal...
Al verdadero mal y heme aquí, vivita y respirando.
"Márchense ya."
"Tendré que decirle a sus madres lo que he visto y escuchado en este momento."
"Las muñecas no se tocan."
"Un verdadero hombre no se burla de una muñeca, NUNCA."
Los chiquillos caminan con esa indiferencia y desdén que es propia de la adolescencia.
"Perdonen a esos dos imberbes jóvenes, pequeñas muñecas."
"Realmente no quisieron molestarlas."
"Si las ofendieron de algún modo, pido disculpas en su nombre."
"No volverá a suceder nunca..."
El hombre me mira y después a Iris.
Si, somos princesas...
Algún problema?
"Perdónenme..."
"Nos conocemos de antes o de algún otro lado?"
Las dos permanecemos en silencio.
"Elizabeth, Iris, dios mío!"
"Temimos que ustedes estuvieran perdidas!"
"Incluso las demas muñequitas están sollozando por su ausencia!"
Jack y Logan lucen agitados cuando corren hasta donde estamos nosotras.
"Ah, pero si es nuestro buen amigo el doctor!"
Que?
"Doctor Reginald, quiero presentarle a dos nuevas pequeñas muñecas."
"Ellas son..."
Corro.
No se en que momento solte la mano de Iris y mis piernas cobraron vida para que saliera huyendo de ese lugar.
"ELIZABETH!"
Gritan a coro los dos ancianitos, pero los ignoro.
DOCTOR?
REGINALD?
Todas las malditas banderas rojas del puto mundo saltaron frente a mi.
Reginald como Regina?
Regina...odio ese maldito nombre!
"ELIZABETH!"
Escucho que alguien llama por ese nombre...
Pero no soy ella!
No soy Elizabeth!
No me llamo así!
De pronto siento que un par de largos y delgados brazos me atrapan mientras que otro par de manos grandes y frías me tapan los ojos y la boca.
"No te muevas, puta princesa."
Las voces de los chiquillos me inyectan nueva adrenalina para luchar contra ellos.
Esto de comer tres veces al día hace maravillas en mi cuerpo.
Si antes me sentía determinada, lista y fuerte para escapar...
Ahora, soy una maldita máquina de matar, aceitada, implacable, invencible.
Relajo mis manos un momento y detengo mi lucha.
"Eso, así, deja que te usemos, dulce juguetito sucio."
"Deja que te hagamos las cosas para las que fuiste entrenada y acondicionada."
LAS PALABRAS DE REY!
Mi pecho comienza a agitarse debido a los recuerdos dolorosos del pasado.
Esos repugnantes y crueles recuerdos me atormentaran toda mi vida.
"ELIZABETH!"
El grito de Iris hace eco en este pequeño bosque.
"Ahí viene la otra puta princesa."
"Me encargaré de esta y tu ve por la otra."
Comenta Aaron, pues puedo identificar su voz a la perfección.
"Serás toda mía y podré disfrutar lo que un real entrenó con tanta precisión..."
Susurra de forma grave y oscura en mi oído el chico.
Yo me mantengo alerta, esperando el momento adecuado para atacar.
Mis manos comienzan a recorrer con delicadeza los costados del chico...
"No te muevas..."
Exige, pero su voz después cambia...
"Oh carajo..."
Mi trasero se refriega contra su pantalón haciendo que su pequeña erección crezca en sus boxers.
"Si, si..."
Este niño no debe tener experiencia sexual previa, pues apenas me estoy moviendo ligeramente contra él...
Abro la boca para introducir dos de sus dedos y chuparlos por completo.
"Maldita seas!"
"PRINCESA!"
Gritan las frutitas a coro cuando llegan hasta nosotros.
"Ayúdenme a recuperar mi bisturí!"
"Ese hombre lo tiene en su mano!"
"Sin el bisturí NO puedo defenderlas!"
"No puedo defenderme!"
Doy saltitos y estiro mi mano lo mas posible para alcanzar el bisturí con mi mano.
"Cereza, ven aquí, te cargaré y le quitaras el bisturí!"
"Uva, ayúdame a detener al hombre!"
"AHORA!"
En este precioso instante tengo miedo y mucho.
No debí confiarme!
No debí relajarme!
No debí compadecerme de ese maldito chico.
"Y porque deberías defenderte, preciosa muñeca?"
"Aquí nadie quiere hacerte daño?"
En serio?
Oye viejo, que no te diste cuenta de que ese par de chiquillos malcriados y cobardes me atraparon a la mala?
Ellos iba a ir por Iris también!
"DAME.EL.BISTURI.AHORA."
Ordeno con voz dura y el hombre me mira impasible.
Hay algo en sus ojos que me relaja...
"No quiero dañarte princesa."
"Nadie quiere dañarte..."
El hombre debe tener unos treinta y tantos.
Por supuesto que es mas alto que yo, de cabello cafe sucio, peinado impecablemente hacia atras.
Su traje gris Oxford le sienta de maravilla en su esbelto, pero poderoso cuerpo.
Su cara es dura y angulosa, afilada, hermosa...
"Ven aquí."
Esta vez su voz tiene un toque de demanda y me encuentro caminando hacia él.
Con su mano libre me rodea por la espalda, respetuosamente.
En ningún momento me pega a su cuerpo y mantiene su miembro alejado de mi.
"Estás segura en este lugar."
"Te repararemos, pequeña muñeca rota."
No se porque mis lágrimas se agolpan en mis ojos cuando escucho su voz cristalina, madura, grave.
Mis manos de pronto se mueven para rodearlo.
Unas pequeñas manos se unen a nosotros y se que es Iris quien está a mi lado.
"Ay pequeñas princesas..."
"Cuanto daño les hicieron los malditos reyes."
Los tres nos abrazamos y tanto Iris como yo sollozamos.
El mundo se queda en silencio mientras que enterramos nuestras cabezas en el pecho del hombre.
Él nos acaricia paternalmente nuestra espalda mientras nos susurra que todo estará bien.
No se porque quiero creerle.
En verdad...
NECESITO creerle.
***By Liliana Situ***
Valoro mucho tu opinión.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Dulce Juguetito