El Alfa es mi mascota romance Capítulo 5

Luna no había comido en todo el día. Sus ojos, labios y nariz estaban rojos e hinchados después de llorar todo el día. A pesar de que varias lobas la habían querido consolar ella solo se mantenía en una esquina de la casa con las piernas recogidas a la altura del pecho.

La forma en que Lord la había tratado tanto el día anterior como esa mañana le había dolido mucho. Tanto que sentía un hueco en su pecho. La había rechazado por completo y le había gritado, eso nunca había sido así. De solo recordarlo le salían lágrimas. Ella sabía que no debía ser rebelde cuando Lord estaba molesto o alzaba la voz por eso solo había decidido salir de la habitación y evitarlo, pero ya habían pasado las horas y no lo había visto. Tampoco la había ido a buscar.

-Acaso me odia ahora- se preguntó con un estremecimiento.

No entendía en que se había equivocado. Se había herido la mano, pero nada más. Ah, pero quien entendía al lobo. Este tenía días buenos como malos y conociéndolo era seguro que estuviera así por bastaste tiempo. Y si había una cosa que Luna había aprendido era que debía hacer las cosas por ella misma si quería resultados. Por lo que mejor era ella la que se levantaba de allí e iba a buscar al lobo.

Sí, eso haría.

Sin embargo, solo abriendo la puerta de la casa, el sonido de un trueno la hizo estremecerse y gotas frías de lluvia mojaron su rostro. Afuera el cielo se había vuelto rojo oscuro y tronaba con fuerza, pero no era eso lo que más la asustaba aun cuando los truenos la paralizaban, eran los fuertes sonidos junto con gritos y gruñidos que comenzaron a sonar delante de ella. Luna se asustó tanto que cada parte de su cuerpo tembló.

Venía a lobos correr de aquí para allá. Muchos transformados. Un fuerte olor metálico llegaba a ella y no podía identificarlo. De pronto una loba se detuvo delante de ella.

-¿Qué estaba ocurriendo?- preguntó asustada- ¿Dónde está Lord?

La loba estaba mortalmente pálida y miró por encima del hombro con miedo. La agarró de la mano y tiró de ella.

-Vamos, hay que ponerte a salvo- le gritó y la obligó a correr debajo de la lluvia rápidamente.

Luna no entendía que estaba ocurriendo. Estaba asustada, quería a Lord. Todo a su alrededor era un caos total. Incluso creyó ver cuerpos en el suelo manchados de ¿sangre? No, no esperaba que no. ¿Dónde estaba Lord? Quería ir con él, era con quien único se sentía a salvo.

Se dejó llevar por la loba que atravesaba la manada en la misma dirección a donde se firigían otras hembras transformadas llevando a los cachorros en sus bocas. Luna no era estúpida. NO había presenciado algo así antes pero definitivamente podía entender que algo estaba amenazando a la manada. Y… si Lord no estaba por todo aquello… es que algo le había pasado a él y eso fue lo que más miedo le dio.

De repente escuchó un fuerte sonido cerca de ella y pronto se vio en el suelo revolcada. La caída hizo que sus piernas y manos se hirieran, pero por sobre el dolor lo que más la aterró fue que cuando alzó su cabeza y encontró el cuerpo de la loba que antes la llevaba, igual en el suelo, pero con los ojos abiertos… y sin vida.

Luna se asustó aún más y soltó su mano arrastrándose hacia atrás.

-¿Qué estaba ocurriendo?

¿Por qué los estaban atacando?

-Lord, Lord- sollozaba pidiendo ayuda.

Su mano tocó algo húmedo detrás de ella y al alzarla la encontró manchada de rojo. Sangre. Sus ojos llenos de lágrimas se abrieron mucho más grande. Estaba en pánico total. Los gritos y gruñidos, ruidos fuertes que hacían caer a los lobos delante de ella.

Y por más que llamó a Lord este no apareció.

Un dolor cegador la atrapó cuando algo tiró de su cabello hacia arriba. Luna soltó un grito y pataleó intentando soltarse, pero una voz detrás de ella la paralizó.

-Es hora que desaparezcas de una vez.

Y después de eso, algo se enterró en su cuello desde atrás y tras un grito desgarrador, todo alrededor de Luna se volvió negro. Solo lamentaba no haber podido ver a Lord nuevamente. El lobo… no había llegado a tiempo.

***

Lord había recorrido los límites de la manada junto a otros machos y estaba agotado. No entendía que había ocurrido pero la cantidad de cazadores que se habían acercado a sus terrenos era anormal y venían bien equipados. Normalmente las dos razas se habían mantenido al margen una de la otra con leves problemas, pero ese día, algo no estaba bien. Desde que había despertado todo estaba saliendo mal.

Desde discutir con Luna, hasta el ataque, tenía una muy mala sensación que atacaba su cuerpo y erizaba cada pelo de él. Su instinto le decía que debía volver en cada momento, pero dejar que los cazadores entraran así era un riesgo… hasta que se enteró que había sido una trampa.

Un lobo herido había venido corriendo de la manada avisando del caos que había. Lord no lo había pensado dos veces antes de volver corriendo con solo dos cosas en su mente, su mate y su manada.

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