El Alpha Millonario © romance Capítulo 32

Capítulo treinta y uno

Cristales y aullidos desgarradores es lo que escucho desde hace tres horas, aparte de un agotamiento en todo mi cuerpo.

Pasos fuertes se escuchan por todo el lugar haciendo eco en mis oídos, de repente un dolor inmenso se instala en mi brazo izquierdo y no escucho más nada tratando de llegar a mí.

Sara, es hora de que dejes de ser la damisela en peligro y muestres tu naturaleza.

Me harté.

Rompo la cadena que me tiene atados los pies y camino decidida hasta la puerta, de un solo golpe la abro y todos los que están luchando en el pasillo me miran sorprendidos. Sin ningún otro camino que tomar paso por todos ellos haciendo una fila de hombres a mis costados hasta llegar a la puerta que da al exterior.

Ninguno se ha atrevido a tocarme y lo entiendo, mi ser está medio transparente y esos ojos rojos que tanto me caracterizan están que arden. A lo lejos puedo ver a mi preciado lobo luchando con el patán de primera y sin pensarlo me acerco, pero me empiezan a llover vampiros tratando de capturarme.

Tres se colocan a mis costados y sonrío con gracia—¿Tres contra uno? —niego —me parece bien, un poco injusto, pero bien —repaso a cada uno y cierro mis ojos.

—Es presa fácil, una chica nada más.

—Tiene manos de ángel, es una niña.

—Si ustedes dicen que es una presa fácil yo los ayudo.

Camino al primer vampiro —Esto es por desafiarme, —le piso la garganta hasta quebrar su cuello; voy al segundo, —esto es por burlarte—me agacho y lo tomo de la boca para partirlo; sin dejar escapar al tercero lo toco y robo toda su energía de golpe —y esto es por seguir a los idiotas.

Niego y fijo mi objetivo, paso por el campo de batalla quitándole la energía a cada uno de los vampiros que tratan de atacarme y dejando muchos muertos que los lobos incineran rápidamente.

Antes de llegar a los peleadores principales soy detenida —No te dejaremos hacerle daño a nuestro hijo—doy dos pasos hacia atrás.

Con que hijo, eh.

—Matenme —abro mis brazos —háganlo, ahora—en un movimiento rápido el rey trata de tomarme la cabeza y arrancármela, pero su mano me traspasa el cuerpo.

—No puede ser —sus ojos se abren tanto como puede al ver su error, la reina corre hacia mí y le brindó el mismo destino que a su rey.

La muerte.

Daniel se percata de lo sucedido y gira hacia mí, luego a sus padres tirados en el suelo —¿Por qué? —agarra su cabello en frustración y su ira crece—MÁTENLA— arremete con todas a Wade llevándolo al bosque.

Todos los vampiros se abalanzan contra mí y no hay lobos que los puedan cazar.

Sara, corre.]

¿Dónde estás?*

Pierdo la comunicación con Wade y siento que mi respirar se agota.

No, por favor, no mueras.-

Veo todo rojo, mis ojos están inyectados de ira, —Infeliz, te mataré —aparezco a su vista y me lanzo contra él.

Otros lobos saltan de una gran roca y matan a algunos vampiros que tratan de llegarme —Tú no debiste provocarme —lanza un polvo blanco y toda mi visión se vuelve negra, lo siento detrás y sus manos me agarran el cuello, —Adiós, muñeca—recupero mi vista y coloco mis manos en su cuerpo.

—Yo, Sara Poezyn, te rechazo a ti Daniel Casilla como mi tua cantante y que tu ser se desplome en las profundidades del mundo demoníaco—cae de rodillas al suelo.

—Esto no se va a quedar así —es lo último que susurra y su espíritu sale de su cuerpo inerte para volar a millón debajo de nuestros pies.

Apreciando la distracción, los lobos terminan con los últimos vampiros que todavía luchan.

Sonrío, ganamos.

Doy media vuelta y allí está Wade, tirado. Corro para verificar que todavía este vivo y que nada le haya pasado.

Su pulso débil hace que el nerviosismo de mi cuerpo salga a flote y como una loca empiece a dar órdenes. Busco al Beta con la mirada —Matías, hay que sacar a el Alpha de aquí —me acerco más a él y quita su cara de mi vista.

Escucho la voz de Matías en acción y miro a nuestro al rededor, algunas personas todavía siguen siendo lobos y otros humanos, regreso mi mirada a él y me arrimo más a su cuerpo, trato de tocar su cabeza, pero un gruñido estruendoso sale de su interior.

Bajo la mirada —Entiendo el mensaje —adolorida me levanto de su lado y camino hacia Matías, al saber mis intenciones abre sus ojos tanto como puede y detiene su habladurías al mismo tiempo que su respiración se vuelve irregular —¿tú también me rechazarás no es así? —sigo mi camino y tomo asiento en un lugar que nadie este observando. Doblo mis piernas y pongo mis manos encima de mis muslos.

Esto te va a doler, pero servirá para hablar con tu mamá y encontrarla entre tantos lobos. Doy respiraciones pausadas y calmadas y me enfoco en su nombre hasta que la llamo.

¿Elizabeth, dónde estás?*

Mi niña, estoy en el lado norte de la batalla.--

¿Puedo ir a hablarte?, madre estoy cansada.*

Yo iré a buscarte, quédate donde estas.--

Mi mente no da más y agarro mi cabeza fuerte, me acuesto agarrando mis rodillas y dejo salir todo el estrés acumulado en mi cuerpo.

Creí que Wade quería verme, pero la verdad es que no es así.

Entonces, ¿Por qué hizo toda esta mierda? me hubiese dejado con el idiota y listo. Lágrimas bajan rápidamente por mis mejillas y las limpio sin remordimiento.

Soy una tonta, siempre todo lo hago mal.

Un hocico me empuja y me da un lengüetazo en la cara, quito la baba de mi cachete y me levanto para abrazar a mi madre. Paso mis manos por su cuello y acaricio su pelaje tan suave—Te extrañé aún que estuviera estos cuatro días dormida por la droga fuerte que me suministraron —se aleja de mí y me escanea de pies a cabeza.

Ese idiota...

Mi mirada se va al retrovisor y los ojos del chico adoptan una mirada asustada —Yo no te haré algo si eso es lo que piensas —suspiro sin interés.

—Me alegra saber eso porque de un movimiento me puede matar, pero eso no es lo que me preocupa —junto mis cejas —lo que me preocupa es que después de llegar a la manada yo seré expulsado, porque el Alpha indico que el que manejara este auto saldría de la manada —lo veo expectante y hago una mueca de desagrado.

—¿Él dijo eso? —asiente. No lo puedo creer. Me cruzo de brazos —Para el auto —digo secamente.

—Per...

Lo interrumpo —Detén el auto —frena poco a poco hasta que el carro no se mueve, el auto donde está Wade da un frenazo y como si supiera que me voy a bajar él lo hace primero que yo.

Me voy del otro lado de la carretera y camino sin importarme las miradas de todos sobre mí y él.

—Sara, entra al maldito auto —su voz demandante, su voz de Alpha se escucha por todo el lugar.

Doy una simple respuesta —No—sigo caminando con el detrás de mí —no sé porque estás enojado conmigo, pero ese chico no tiene la culpa y si tengo que caminar hasta la casa de mamá lo hago, o si tengo que quedarme debajo de un puente, lo hago también; expúlsame, mátame, haz lo que quieras, pero no me vuelvo a montar en un estúpido carro tuyo —creo que estoy exagerando lo del puente, pero tiene que saber que no me montare en un auto de esos.

—Es una orden, no me puedes desobedecer —alzo una ceja y me volteo. Mala idea, mis ojos quedan en su pecho y bajo la mirada observando todos y cada uno de sus trabajados músculos, subo mi mirada a su cara y lo encuentro serio, pero con esa mirada lujuriosa y llena de cariño de siempre escondida detrás de esa fachada.

—Ya te dije que podías hacer lo que te diera la gana, pero no me subiré en ningún auto—lo veo de arriba a abajo —ni mucho menos contigo, lobato—sigo mi camino.

Escucho su gruñido detrás mío y los autos empiezan a andar otra vez y los lobos a correr. De un momento a otro estoy en su hombro con una vista perfecta de su hermosa espalda, llega a la última camioneta y me sube al lado de copiloto, rodea el auto para montarse y ponerlo en marcha.

—Marque a Natalia cuando sentí que me engañabas —abro los ojos tan grandes como puedo y una presión ejerce mi pecho —no pude con el dolor, me emborrache cuando ese imbécil te llevo y luego sentir como te marcaba y hacía de ti, me dolió tanto que la busque a tropezones y la mordí —mis lágrimas amenazan con salir y de mi boca no sale ni una sola palabra por el gran nudo que se forma en mi garganta.

Tiro mi cabeza hacia atrás como si eso evitara que mis lágrimas cayeran, pero la verdad es que solo corren por los costados de mi cara.

Lo observo tan seria como puedo —Él me drogo, me marco y violo yo estando inconsciente... INCONSCIENTE, JODER, ESTABA INCONSCIENTE —grito desesperada.

Por eso sentía poco su presencia y sentimientos.

—Eso se puede arreglar, te puedo marcar otra vez, hacerte mía y serías mía —acerca su mano a mi cara y la quito de un manotazo —yo pensé esto también, me rechazarás y todo por mi estupidez —detiene el auto y baja.

Esto estaba destinado, yo no puedo ser para él, él me rechazará al momento de saber que yo maté a su hermano.

No lo haré más difícil, pero quiero una última vez, quiero sentirlo otra vez.

Me bajo del auto y camino decidida hacia él, agarro su puño en el aire y detengo sus imparables golpes a uno de los árboles del bosque, lo conduzco a la inhabilitada carretera, limpio sus lágrimas y lo abrazo —Solo será una última vez —me rodea con sus brazos y apoya su mentón en mi cabeza.

—Solo una última vez —susurra y quita sus brazos para tomar mi cara y dejar un tierno beso en mis labios antes de subir al auto.

Después de esto le contaré mi verdad, quién soy en realidad y posiblemente le rompa el corazón, pero es algo que debo hacer para no tener más mentiras.

...

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