El Amor De Antonio romance Capítulo 149

Antes de ir a trabajar, Clara llamó a Alejandra, queriendo recogerla en el camino, pero varias llamadas no estaban disponibles temporalmente.

Su corazón volvió a colgar y le preocupaba que Alejandra hiciera algo estúpido.

Después de pensarlo, sacó el número de Guillen y marcó.

-Hola, la llamada que marcó no está disponible temporalmente. Vuelva a llamar más tarde-.

¿Por qué no pueden comunicarse los teléfonos móviles de dos personas al mismo tiempo?

Antonio bajó las escaleras, la vio mirando su teléfono aturdida, frunció el ceño, se acercó y preguntó en voz baja, -¿Qué pasa?-

Al escuchar el sonido, Clara levantó la cabeza y dijo solemnemente, -Guillen y Alejandra no pueden comunicarse por teléfono-.

-¿Ninguno de los dos puede pasar?- ¿Cómo es posible que los teléfonos móviles de dos personas puedan pasar?

-Sí-, asintió Clara con preocupación, -Me preocupa que Alejandra haga algo estúpido-.

-Ella no es una chica tan frágil-. Antonio le dio una sonrisa tranquilizadora, -Tú ve a trabajar primero. Dejaré que José Campos vaya al lugar donde vive Guillen. Tal vez Guillen estaba preocupado por ella anoche y la llevó con ella-.

Clara pensó por un momento y sintió que no había tal posibilidad, así que asintió con la cabeza, -Está bien. Entonces deja que José se vaya y eche un vistazo-.

-Está bien- Antonio le tocó la cabeza con aire adormilado.

...

Tan pronto como ingresó al departamento de medios, Clara vio a Alejandra sentado en su asiento.

Ella se congeló por un momento y luego se acercó rápidamente.

-Alejandra-, llamó.

Alejandra, quien estaba mirando a la computadora aturdida, inmediatamente recuperó sus sentidos tan pronto como escuchó la voz. Giró la cabeza para ver a Clara, y sus ojos instantáneamente se pusieron rojos.

-Clara-. La voz se ahogó.

Clara le tomó la mano y dijo en voz baja, -Está bien, todo está bien-.

Al ver su rostro algo pálido y cansado, Clara se sintió angustiado.

-¿Por qué no pides permiso y descanso?-

Alejandra esbozó una débil sonrisa, -Estoy bien-.

-Pero...-. Clara quería decir algo, pero la vio negar suavemente con la cabeza.

-Está bien, si tienes algo, dime-, exhortó Clara.

-Vale-.

Clara confesó otra frase antes de regresar a su puesto.

Sintiéndose molesta y resentida por Alejandra, se puso en contacto con Lydia Zabala y los dos acordaron ir al hospital para ver a Lolita Martí por la tarde.

Originalmente, los asuntos de la familia Guzmán no se había resuelto, y no quería pelear con Lolita demasiado ferozmente, pero ahora que la puta llegó a la puerta por sí misma, ¿cómo podían perder una oportunidad tan buena?

-¡Ay, dios mío!-

De repente, sonó un grito agudo y Clara siguió apresuradamente el prestigio, solo para ver a Elisa de pie en la mesa de Alejandra con una cara de incredulidad.

Inmediatamente después, la voz aguda de Elisa volvió a sonar.

-Alejandra, todavía estás usando la ropa de ayer. ¿No saliste a jugar con un hombre ayer, y luego no tuviste tiempo para cambiarte de ropa?-

Cuando Elisa dijo esto, las miradas conscientes o inconscientes fijaron a Clara, que estaba sentada no muy lejos.

Con la personalidad de Clara, definitivamente se pondría de pie para hablar en nombre de su amigo cuando viera que lo acosaban.

-Elisa, ¿no te has cepillado los dientes esta mañana? ¿Por qué tu boca huele tan mal?-

Alejandra no era una persona que pueda ser intimidada, y se mofó el uno del otro sin mostrar debilidad.

-Tú...-. Elisa estaba tan enojada que quería contraatacar, y vio a la figura que venía aquí, y una luz fría brilló en sus ojos.

-Realmente se trata de las cosas similares se reúnen. Qué tipo de personas tienen qué tipo de amigos-. Elisa levantó deliberadamente la voz, dirigiendo cada palabra a las personas que pasaban.

-La subdirectora Pérez dijo que hoy es demasiado correcto-.

Clara se acercó a Elisa y le sonrió. -Creo que las personas que rodean al subdirector Elisa los días de semana son las mismas que las del subdirector Elisa. Son las mismas que aquellos que no conocen el cielo y la tierra, y tienen las mismas ilusiones. A los ricos -.

Clara se quedó corto, los ojos de Alejandra se crisparon. Desde que estaba con el Señor Díaz, este tipo ha sido muy preciso al hacer las cosas y no lo decepciona. Realmente no sé si es algo bueno o una cosa mala.

-Clara, ¿qué tienes que ver contigo? - Elisa señaló la nariz de Clara con enojo y maldijo.

Debido a que Elisa estaba de pie al frente, la mayor parte del agua se derramó sobre su brazo y la piel de su brazo estaba roja.

Por lo tanto, estaba tan enojada que quería destrozar a Clara.

-Como puedes ver, estoy enfermo, una enfermedad a la que no le importan las consecuencias cuando me vuelvo loca. No puedes soportarlo-.

Clara se burló, -Elisa, será mejor que no intimides a Alejandra, de lo contrario...-.

Da un paso adelante, acércate a Elisa y di con una voz que los dos solo pueden escuchar, -No te perdonaré-.

Después de hablar, lanzó una mirada fría a Elisa, luego se dio la vuelta, tomó la mano de Alejandra y se fue.

Al ver a Telma Losa de pie en la puerta de su oficina, Clara tomó a Alejandra y se acercó.

-Gerente, queremos pedir permiso-.

Telma Losa los miró, luego a Elisa y los demás, frunciendo el ceño, -¿De qué están discutiendo?-

-Gerente, en realidad...-.

Justo como Alejandra quería explicar, sintió que Clara le apretaba la mano, cerró la boca de inmediato y no continuó.

-¿En realidad qué?- , preguntó Telma.

-Gerente, realmente no es nada. También sabe que la subdirectora Pérez y yo hemos estado en desacuerdo, así que discutimos algunas palabras-.

-Resultó ser así-.

Telma sabía muy bien que Elisa había estado apuntando a Clara, por lo que no preguntó más y directamente le permitió irse.

-Gracias, Telma-.

Clara le dio una sonrisa de agradecimiento, pero este último sonrió y no dijo nada.

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