-No me siento cansado cuando estás a mi lado. -
Su voz era un poco ronca, como si estuviera reprimiendo alguna emoción fuerte.
Clara frunció los labios y se apretó el pecho con la otra mano. Su corazón estaba un poco dolorido y sus hermosos ojos estaban inundados de lágrimas, era hermosa y conmovedora.
-Si sigues mirándome así, me temo que no podré controlarme. -
Antonio bromeó, pero lo dijo en tono serio.
Si la ocasión no hubiera sido inoportuna, la habría tomado en sus brazos y la habría besado con fuerza en sus suaves labios rojos.
Al oír esto, Clara sonrió un poco, con un rápido brillo de astucia en sus ojos.
Luego, se inclinó hacia Antonio y le besó en los labios.
Sus ojos brillaron de sorpresa cuando rodeó su cintura, convirtiendo la pasividad en iniciativa, su lengua capturando sus sentidos en un instante.
Ella le respondió tímidamente, llevando consigo toda la carga de afecto.
Los labios y las lenguas se entrelazaron, el aire a su alrededor se volvió encantador y a punto de salirse de control.
Antonio se separó de sus labios a regañadientes mientras su propia cordura seguía intacta, mirando sus delicados labios con anhelo en los ojos.
Le pasó las yemas de los dedos por los labios y le dijo, -Hoy vuelves a casa temprano. -
Clara respondió con un suave, -De acuerdo. -
Los dos se abrazaron un rato más antes de que él se fuera.
Poco después de la salida de Antonio, entró Ofelia con Cecilia.
Clara se estaba lavando las manos en el baño y el sonido del agua corriendo le impidió escuchar la conversación de fuera.
No fue hasta que cerró el grifo que oyó de repente voces que venían de la habitación de fuera.
-Cecilia, ¿es cierto que tu padre no se despierta? -
Era la voz de Ofelia.
-Mamá, no te preocupes, no se va a despertar en su vida. -
Había un matiz de maldad en la voz de Cecilia.
- ¿Y qué pasa si se despierta de todos modos? - Ofelia seguía intranquila; si su marido entraba en razón, entonces el Grupo González tendría que volver a él y a su propia hija, Clara.
- ¿De todos modos? - Cecilia hizo varias burlas, -Si hubiera la posibilidad, no la dejaría pasar. -
Estaba tan cerca de hacerse con el Grupo González que no iba a permitir que ocurriera un accidente.
El Grupo González, ya estaba en su bolsillo.
-Está bien.- Ofelia soltó un suave suspiro de alivio y el tema cambió, - ¿Cómo están esos directivos del Grupo González estos días? ¿Todavía contra ti? -
-Todo el mundo está dispuesto a apoyarme, excepto algunos ancianos que tienen un fuerte vínculo con Adolfo González.-
-No importa los viejos, de todos modos, con la acción de Adolfo González en tus manos y el apoyo de los demás, la presidencia es tuya. -
-Y así podré casarme con la Famlia Pastor sin problemas. -
Para Cecilia, lo que más le importa es en realidad el nombre de la señora Pastor.
De lo contrario, no habría intentado por todos los medios arrebatarle Francisco a Clara.
Pronto será la responsable del Grupo González y la nueva nuera de Famlia Pastor.
Sólo si sigue ascendiendo podrá pisotear con fuerza a Clara.
Clara apretó los dientes con odio mientras escuchaba la conversación petulante entre la madre y la hija que estaba en la puerta, ¡realmente todo era culpa de ellas!
Antes se había preguntado cómo el Grupo González estaba dispuesto a destinar dinero al Grupo Pastor.
Ahora sabía quién estaba detrás.
Era el grupo que su padre se había esforzado tanto en formar, y ella nunca permitiría que nadie se lo quitara.
En lugar de salir y enfrentarse a Ofelia cara a cara, esperó a que se fueran.
Luego se acercó a la cama del hospital y contempló el rostro pálido y demacrado de su padre, con una sonrisa burlona surgiendo en sus labios, -Papá, ¿has oído eso? Tratas a las dos con sinceridad y ellas intentan exprimirte para sus propios intereses. -
Clara sabía a qué se refería y sonrió levemente, -Pues sí, soy su hija. -
- ¿Y tú y la señora de arriba sois hermanas? - La recepcionista volvió a preguntar.
La de arriba... Clara levantó las cejas y preguntó a tientas, - ¿Cecilia? -
-Sí, es ella. Los empleados de la empresa hablan de que podría ser la nueva presidenta. -
La recepcionista miró a su alrededor y se dio cuenta de que nadie prestaba atención a su parte, así que se acercó a la oreja de Clara y le susurró, -Tiene un rigor muy fuerte, cada vez que viene, los supervisores y gerentes de la empresa la rodean y se despide a los demás con casualidad, sin importarle en absoluto la relación de esa persona con el antiguo presidente. -
Clara la escuchó y por el rabillo del ojo vislumbró una figura conocida que venía por el lado del ascensor.
Giró la cabeza para ver mejor a la persona, a la que le resultó reconocida.
-Tío Zelipe-, llamó al hombre.
El hombre escuchó y miró hacia ella, y en el momento en que la vio, su rostro, por lo demás inexpresivo, adoptó inmediatamente una expresión.
-Clara, ¿qué estás haciendo aquí? -Zelipe Oriol se acercó rápidamente a ella.
-He venido a echar un vistazo. -Clara respondió con una sonrisa.
Al notar que llevaba un maletín, le preguntó, -Tío Zelipe, ¿vas a salir? -
En ese momento, la sonrisa desapareció del rostro de Zelipe y suspiró profundamente, -Estoy despedido de este trabajo. -
Sonaba un poco resignado e impotente.
-Sr. Oriol, ¿está despedido? - La recepcionista se sorprendió.
Todo el mundo sabía que Zelipe había trabajado al lado de Adolf desde joven y que tenía un vínculo muy fuerte con él.
-Tío Zelipe, ¿fue Cecilia quien te despidió? -
-Sí, ¿quién podría ser más que ella? - Zelipe se enfadó, -La salud del presidente siempre ha sido buena, ¿cómo ha podido estar tanto tiempo en coma? Además, aunque estuviera enfermo no debería haber dejado la empresa en manos de alguien así, ¿no te tiene todavía como hija? ¿Cómo puede estar tan confundido? -
Ver a Zelipe sacudir la cabeza y suspirar con indignación fue duro para Clara, pero al mismo tiempo reforzó lo que tenía en mente.
El Grupo González, nunca lo dejaría caer en manos de Cecilia.
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