El Amor De Antonio romance Capítulo 154

Tras la cena, Antonio se ofreció a lavar los platos y Clara se encargó de secar los limpios.

Ninguno de los dos habló, y en la sala reinaba un ambiente armonioso.

Clara ladeó la cabeza y miró las manos bajo el agua, unas manos largas, blancas y hermosas.

Le pareció un desperdicio que esas manos estuvieran lavando los platos.

Cocinar y lavar los platos, cosas totalmente incompatibles con la identidad de Antonio, y él también las hacía.

Si no lo conociera, los dos no estuvieran casados, y alguien le hubiera dicho que Antonio Díaz, el presidente del Grupo Nevada, podía cocinar y fregar, habría pensado que esa persona decía tonterías.

Un presidente, ¿cómo puede cocinar? ¿No debería la niñera encargarse de estas cosas?

Sin embargo, después de casarse con él, todos estos pensamientos de ella habían cambiado.

Resulta que un genio como él también tiene un aspecto de persona corriente.

Pensando en ello, Clara no pudo evitar reírse ligeramente.

- ¿Qué pasa? - preguntó Antonio Díaz en voz baja mientras giraba la cabeza para mirarla.

-Nada. - Clara negó con la cabeza, -Parece un poco irreal que seas perfecta. -

Antonio Díaz la miró en silencio, con los ojos llenos de profundo amor.

Un poco avergonzada por la mirada, Clara se ocupó de girar la cabeza e instarle, -Date prisa en lavar los platos. -

Hubo un repentino apretón alrededor de su cintura y, para su sorpresa, hubo una oscuridad ante sus ojos cuando él le besó la boca entreabierta.

Besó profundamente a Clara, como si esa fuera la única forma de expresar sus emociones.

Después de mucho tiempo, ambos se separaron enamorados y Antonio estrechó a Clara en sus brazos.

Clara se apoyó en su pecho, oyendo los latidos de su corazón.

La mano de Antonio acarició suavemente el pelo de Clara y se abrazaron así durante unos instantes hasta que Antonio habló.

- ¿Te parece que soy real ahora? -

Clara se quedó helada y luego reaccionó, así que la había besado de sopetón por su comentario.

No pudo evitar reírse, -Real, siempre has sido real. -

Antonio Díaz sonrió y la soltó, -Vamos a lavar los platos. -

Clara, -…-

Suspiró cuando la palabra platos arruinó todo el buen rollo.

...

Clara salió de la ducha y se dio cuenta de que Antonio Díaz no estaba en la habitación.

Frunció el ceño y salió de la habitación.

-Sí, sea cual sea la oferta, cómpralo a toda costa. -

Antonio Díaz le dijo esto a Aquiles Díaz al otro lado del teléfono.

-Hermano, así el vendedor subirá deliberadamente el precio.- Aquiles Díaz estaba un poco preocupado.

-No importa, siempre que estén dispuestos a vender. -No era el alto precio lo que le daba miedo, sino la falta de sinceridad del vendedor.

-Ya veo, haré lo que dices. -

Aquiles Díaz contestó de forma seria y solemne, pero inmediatamente después las palabras cambiaron, -Hermano, estás tirando el dinero por amor. -

Parecía hubo un poco de bromas.

¿Amor?

Antonio Díaz vio la foto sobre la mesa, una imagen de él y Clara juntos.

Era una foto tomada ese día cuando fueron al parque de atracciones.

Estaba sonriendo, como una niña, extraordinariamente inocente.

En cambio, sonrió sutilmente, pero se notaba claramente que estaba de buen humor.

Clara mandó lavar la foto, le compró un marco y la colocó en su escritorio.

Ella dijo, -Para que, en el futuro, si no estoy contigo, puedas mirarme en la foto. -

Se rio en silencio al pensar en eso, sus ojos se fijaron en la chica sonriente de la foto, sus ojos llenos de cariño.

Ella entró en su corazón, como un pequeño sol que calienta su frío mundo.

Aquiles Díaz, al otro lado del teléfono, tardó en escuchar la voz de su hermano y preguntó con un tono sospechoso, -Hermano, ¿me escuchas? -

Seguía habiendo silencio, y fue justo cuando Aquiles Díaz estaba a punto de colgar el teléfono cuando Antonio contestó.

-Aquiles, si el Grupo González acaba en manos de Cecilia, volverás a la Familia Díaz. -

- ¡Hermano, eres demasiado duro! -

Antonio Díaz ignoró las quejas de su hermano y simplemente colgó el teléfono.

Una figura esbelta se encontraba en la puerta. La puerta oculta bloqueó la vista de Antonio Díaz, por lo que no se dio cuenta de que Clara estaba en la puerta.

Su corazón palpitó violentamente al oír sus palabras.

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