El Amor De Antonio romance Capítulo 238

Francisco se tomó el tiempo para venir al Grupo González, con la intención de recoger a la nueva presidente del Grupo González - Cecilia.

Pero sin esperar, vio a Cecilia sentada en el suelo a la entrada del edificio.

Estaba aturdida y luego se le acercó rápidamente.

-¿Cecilia?-

Cecilia estaba a punto de levantarse por su cuenta, y cuando escuchó la voz familiar, inmediatamente se sentó en el suelo, levantó la cabeza y miró a la persona entrante con tristeza.

-Francisco.- Ella encogió la boca y gritó lastimeramente.

-¿Qué te pasa?- Francisco no se apresuró a ayudarla a levantarse, pero sino frunció el ceño condescendientemente.

Al ver que no la ayudó a levantarse, sino que comenzó a interrogarla, Cecilia se sintió un poco infeliz.

Ella hundió los ojos y le extendió la mano, -Francisco, primero tienes que ayudarme a levantarme, así puedo decirlo con claridad.-

Escuchó una voz coqueta con un dejo de insatisfacción.

Los ojos de Francisco brillaron,cubriendo sus emociones complicadas.y la ayudó a levantarse.

Después de pararse levantarse con firmeza, Cecilia se palmeó el polvo de su cuerpo y dijo casualmente, -Clara ganó.-

-¿Qué?- Las pupilas de Francisco se encogieron, apretó su brazo abruptamente y preguntó con severidad, -¿Qué diablo está pasando? ¿No me dijiste que podías podrías ganar?-

Cecilia levantó los párpados ligeramente, con su mirada en su rostro hermoso,pero distorsionado por la ira y sus ojos eran tan indiferentes que se sentía triste y fría.

-¿Crees que Francisco compañero mayor todavía te ama? No, está cansado de ti, de lo contrario habría hecho tal cosa conmigo.-

La orgullosa voz de Amaya sonó resonó en sus oído fijando sus ojos en el rostro tan familiar como desconocido, en vez de contestar, preguntó,

-Francisco, ¿te casarás conmigo?-

Él no esperaba que ella preguntara eso. Francisco se sorprendió visiblemente y lentamente soltó la mano que le pellizcaba el brazo. No respondió directamente, pero dijo, -No es el momento de hablar de esto.-

Pero Cecilia entendió lo que quería decir, le bajó las pestañas para cubrir la tristeza en sus ojos y dijo en un tono tranquilo, -Esta vez perdí Totalmente, es posible que me quitaran el 43% de acciones.-

Esto era una situación en la que Francisco no había pensado, y Cecilia no notó la frialdad en sus ojos porque bajaban sus miradas.

El silencio se extendió entre los dos. Después de mucho tiempo, Francisco dijo, -Vamos a casa primero y luego pensarémos qué hacer.-

Después de hablar, Francisco se fue primero.

Cecilia levantó la cabeza mirando el Edificio del Grupo González, entrecerró los ojos y apareció una luz fría en sus ojos.

Pensó ella, -Clara, tarde o temprano, recuperaré al Grupo González.-

En otoño, el sol brillaba y la brisa era suave, era buen tiempo para hacer excursión..

Lydia bostezó, acostada en la mesa con un rostro cansadoY sus ojos brillantes como agua cristal miraban afuera a través del ventanal del restaurante.

Mirándolo, sus párpados estaban casi pegados.

El maldito Aquiles dijo que se vistiera hermosamente y le esperara en el restaurante Galaxia.

Así que se levantó temprano, se vistió y llegó al restaurante Galaxia media hora antes de la hora prevista, pero ya había pasado más de una hora y todavía no vino él.

No contestó el teléfono, por eso quería irse,Pero temía que él venía y no podía encontrarla.

Mira, llegó tarde, pero ella seguía pensando en él, tan amable y considerada.

Justo cuando estaba a punto de quedarse dormida, la voz entusiasta del camarero sonó en sus oídos.

-Sr. Díaz, Señora Mercedes, por favor entren.-

¿Sr. Díaz?

Lydia inmediatamente se sentó Atentamente y miró siguiendo la voz. Se le pareció una familiar figura alta y delgada.

Pero cuando iba a salir de su casa, recibió una llamada de la princesa consentida, diciendo que su coche se había averiado y le pidió que la recogiera.

Él se negó de inmediato y la dejó tomar un taxi sola.

Inesperadamente, la princesa consentida dijo que ella nunca había tomado un taxi, y si la engañaban, dijo muchas cosas, también dijo que él no tenía nada de caballerosidad.

Al final, estaba tan molesto que no pudo soportarla más, así que tuvo que recogerla él solo.

Pero esto trajo más problema.

la princesa consentida dijo que había una nueva marca en el mercado, que era una edición limitada global, y que debía comprarla rápidamente, de lo contrario la compraría otra persona y no habría más.

Bueno, tuvo que a acompañarla al centro comercial.

Con este retraso, llegaron al restaurante casi a las doce.

Aquiles no se olvidó de Lydia. Antes de ir a buscar a la princesa consentida, primero la contactó y le dijo que no era conveniente que la recogiera y la dejara ir sola.

Ella accedió de buena gana.

Tan pronto como entró al restaurante, la buscó por todas partes para ver si todavía lo estaba esperando.

El resultado fue negativo.

Después de descubrir que ella se había ido, exhaló un suspiro de alivio, pero al mismo tiempo se sintió un poco decepcionado.

Pensó que ella lo esperaría todo el tiempo.

Pensando en esto, Aquiles se rió burlonamente ¿Cómo podía tener esa confianza en pensar que ella siempre lo esperaría?

-Aquiles, ¿qué quieres comer?- la princesa consentida que estaba mirando el menú levantó la cabeza y descubrió que su rostro no era muy bueno. Preguntó con preocupación, -Aquiles, ¿qué te pasa?-

Retraído a sus pensamientos por la dulce voz de la princesa consentida, Aquiles levantó los ojos para mirarla y respondió en un tono frío y distante, -Estoy bien. Pide lo que quieras, ¡me da igual!-

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