El Amor De Antonio romance Capítulo 318

Lo peor y lo que más preocupaba sucedió, Lydia no supo describir sus sentimientos cuando vio al hombre que le gustaba apoyarse en la otra mujer.

Amortiguada, bloqueada y un poco sin aliento.

Sus ojos se humedecieron, pero aun así esbozó una sonrisa y dijo, -Habéis vuelto.-

Al escuchar el sonido, las dos personas que habían estado hablando con la cabeza agachada miraron hacia arriba y se sorprendieron al verla.

Aquiles tomó la iniciativa y preguntó en tono de sorpresa, -¿Por qué estás aquí?-

Lydia se encogió de hombros, -No respondiste la llamada. Pensé que te había pasado algo, por lo que vine a ver.-

-¿No respondí?-, Aquiles frunció el ceño, luego tocó algunos bolsillos de su cuerpo y le sonrió disculpándose, -Lo siento, olvidé traer mi teléfono.-

-Está bien- Lydia sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

Ella desvió la mirada hacia la mujer que estaba en sus brazos, un destello de frialdad brilló en sus ojos, y una sonrisa burlona apareció en la esquina de sus labios, -¿Es por ella que me dejaste plantada?-

Al escuchar esto, Aquiles recordó lo que le había prometido. Primero, le sonrió en tono de disculpa y luego le explicó, -No era mi intención no ir, pero Alina no se encontraba bien. La llevé al hospital. Olvidé lo que te prometí .-

¿Alina? Las cejas de Lydia se arquearon ligeramente, una mueca apareció en sus ojos. La había llamado con bastante cariño.

Alina se dio cuenta de su disgusto, estaba en los brazos de Aquiles, pero rápidamente movió sus pies a un lado, tratando de retirarse de sus brazos.

Pero realmente estaba enferma, sus pies no tenían fuerzas y casi se cayó. Afortunadamente, Aquiles tuvo una reacción rápida y la detuvo, -¿Cómo estás?-

Al ver la expresión nerviosa de Aquiles y la voz preocupada, los celos y la insatisfacción clamaron salvajemente en su corazón.

La cara de Lydia se hundió en el enfado, sus ojos mirando a Alina con frialdad.

Alina agarró el brazo de Aquiles para poder ponerse firmemente de pie y le sonrió débilmente, -Estoy bien.-

Luego, levantó la cabeza y se encontró con la mirada fría de Lydia. Se sorprendió, y su mano inconscientemente quería soltar el brazo de Aquiles. No sabía que al soltar la mano en la que agarraba a Aquiles y toda su persona estaba en el aire.

Resultó que Aquiles la cogió en brazo y ella le miró el rostro de con sorpresa.

Solo le escuchó suavemente decir, -Te sujetaré para que no vuelvas a caer.-

Su gentileza conmovió su corazón, bajó los ojos ligeramente para cubrir las emociones en sus ojos y respondió suavemente, -Gracias.-

Esta escena cayó en los ojos de Lydia, como un cuchillo clavado en su corazón con fiereza.

Le dolió mucho.

Aquiles pasó por su lado sosteniendo a Alina, como si no la viera.

Escuchó a Alina susurrar, -Lydia, lo siento.-

¿Lo sentía?

Lydia se burló, de hecho, mostraba esta burla en sus expresiones, se volvió y caminó hacia ellos.

Aquiles estaba abriendo dificultosamente la puerta con la llave, Lydia pasó y tomó la llave directamente.

-Lo abro yo.-

Después de eso, abrió la puerta, Aquiles entró con Alina primero, y ella lo siguió detrás.

Aquiles dejó gentilmente a Alina en el sofá, luego se giró para mirar a Lydia que entró, levantando las cejas levemente, -¿No te va a decir nada tu papá si vuelves a casa tan tarde?-

-¿Qué me puede decir? Simplemente le diré que estoy contigo.-

Lydia dijo con indiferencia, luego se acercó y se sentó junto a Alina.

Miró el rostro pálido de Alina, frunció ligeramente el ceño y preguntó con preocupación, -Alina, ¿qué te pasa?-

Hacía un momento tenía una cara fría y con enojo, pero en ese momento ya se mostró amable, este cambio confundió un poco a Alina, e incluso le empezó a dar un poco de miedo.

Pero Alina sonrió y le respondió con sinceridad, -Gastroenteritis, tirones y vómitos, si no fuera por Aquiles, me temo que me deshidrataría y me desmayaría.-

Dijo eso, miró a Aquiles, sus ojos se llenaron de gratitud.

Lydia se rio, -Tú eres mi amiga y Aquiles es mi novio. Él debería ayudarte.-

Decir esto en este momento, para ser honesto, si no podría entender sus intenciones tendría que ser un poco tonta.

Aquiles enarcó las cejas levemente, ¿acaso estaba celosa hace un momento?

Alina sonrió incómodamente, bajó la cabeza y susurró, -Lydia, lo siento, te he molestado.-

Lydia sonrió todavía gentilmente, -No, no estoy molesta, incluso estoy feliz de que mi novio sea una persona tan amable.-

-¿A que sí, Aquiles?-, Se volvió para preguntarle a Aquiles.

Aquiles enarcó las cejas.-Sí, si lo dices tú.-

Lydia lo miró y luego le dijo a Alina con preocupación, -Si no te sientes bien, descansa temprano. Aquiles y yo no te molestaremos.-

Alina frunció los labios débilmente, -Sí, volved primero.-

Aunque todavía se sentía muy debil y tenía esperanza de tener a alguien a su lado, seguía siendo sensata. Ellos dos eran pareja, por lo que no podía pedir descaradamente a ninguno de ellos dos que se quedara con ella.

A Aquiles le preocupaba que estuviera ola, -No, me quedaré con usted. Señorita Lydia, regrese primero.-

Al escuchar de que se iba a quedar con Alina, un rastro de ira brilló en los ojos de Lydia. ¿Cómo podría dejarlos estar solos en la misma habitación?

-No, debes venir conmigo-, exigió Lydia con agresividad.

Aquiles también tenía su propia insistencia, -Alina está muy débil, en caso de que le pase algo, los dos somos responsables.-

Al ver el disgusto en el rostro de Lydia, Alina rápidamente le dijo a Aquiles, -Aquiles, estoy bien, puedo cuidar de mí misma.-

Aquiles la miró con irritación, -Si no puedes ni sostenerte en pie, ¿cómo puedes cuidarte?-

Alina quería que él se quedara con ella, pero... miró a Lydia tímidamente.

Lydia volvió la cabeza y la miró, luego miró al insistente Aquiles de nuevo, sabiendo que no podía obligarlo a irse con ella.

Así que cedió un paso.

-Yo también me quedaré.-

Tan pronto como escuchó que se quedaba también, los ojos de Alina brillaron una decepción, con una sonrisa insincera en su rostro, dijo, -Qué bien, al estar enferma os podéis quedar los dos conmigo.-

Aquiles no esperaba que ella eligiera quedarse, así que no pudo evitar reír y bromear, -Señorita Lydia, ¿qué te preocupa de mí?-

Lydia se burló, -Sí, me preocupo de ti, me temo que le harías algo a Alina en estos momentos que se siente enferma.-

¡Sorprendió con lo que dijo!

-Señorita Lydia, ¿parezco una bestia?- Aquiles la miró con una sonrisa.

-¡Tan bestia que no parece humano!-, Lydia contestó enseguida.

Aquiles soltó una carcajada y sacudió la cabeza con impotencia, -No esperaba que yo era una persona así en tu mente. Qué triste.-

-Será mejor que estés triste- Lydia le dio una mirada enojada, y la sonrisa en sus labios reveló su estado de ánimo en ese momento.

Después de discutir con él, su estado de ánimo mejoró mucho.

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