El Amor De Antonio romance Capítulo 327

El regreso de la chica hizo que el grupo de amigos se divirtieran hasta el máximo.

Al haber mucho ruido, Antonio se preocupó por si Clara estuviera muy cansada, por lo que los dos se fueron primero, dejando a un grupo de personas continuar la fiesta.

La noche ya estaba bastante avanzada, la oscuridad se extendía a ambos lados del camino con la luz proyectando sobre él y un silencio presente en el alrededor.

Clara miró la carretera a través del parabrisas tranquilamente, recordando lo que Begoña dijo sin querer en la sala hace un momento.

"Nina, llegaste tarde. Antonio está casado. Estás fuera de juego".

Si Begoña no estuviera bromeando, entonces en el Restaurante Galaxia, ¿qué quería decir Nina?

¿Estaba mintiendo? ¿Estaba ocultando deliberadamente sus sentimientos por Antonio?

Clara lo pensó por un momento, luego volvió la cabeza para mirar al chico, que estaba concentrado en conducir, frunciendo el ceño, -¿Te ama Nina?-

Antonio arqueó las cejas y la miró de reojo, -¿Por qué lo preguntas?-

La chica frunció el ceño, -Es el sexto sentido de una mujer.-

El hombre no pudo evitar reírse, -Entonces tu sexto sentido no funciona correctamente.-

-¿En serio?- dijo Clara, quién no creía que estaba equivocada, y siguió diciendo, -Solo creo que le gustas.-

-Desde pequeña, Nina vivía con la familia Duarte. Su relación con Aquiles y conmigo se considera cercana, pero no llega al nivel de gustarnos.-

Antonio no pensó que a Nina le gustase. Como dijo ella misma, él es muchos años más mayor que ella. Debería haber una brecha generacional entre ellos, por lo que no sería el tipo que le gustase.

Del mismo modo, ella tampoco era su tipo.

Después de escucharlo, Clara se quedó en silencio durante un largo tiempo y luego volvió a preguntar, -Entonces, si realmente le gustas, ¿qué vas a hacer?-

-Ella es solo como una hermana menor-, respondió el hombre sin dudarlo.

La mujer sonrió, -Entonces, está bien.-

No importa si a Nina le gustase Antonio, siempre que a este no le gustase.

‘¿Entonces, está bien?’ El hombre levantó ligeramente las cejas y la miró con interés, -Clara, ¿has estado celosa hoy?-

-No.- La mujer parpadeó sus grandes ojos y respondió con calma.

-¿De verdad?-

-Pues claro que sí. Además, ¿por qué iba a estar celosa?-

Antonio sonrió y preguntó en su lugar, -¿Hoy fuiste al Grupo Nevada?-

Clara se sorprendió, -Bueno, sí, ¿qué pasa?-

-¿Lo viste?-

-¿Ver el qué?- Perpleja, la chica actuó como si no entendiera lo que estaba preguntando.

Ciertamente, se estaba haciendo la loca.

Ella nunca admitiría que vio a él y a Nina, y luego se dio la vuelta yéndose infeliz.

-No es nada.- Antonio volvió la cabeza y le sonrió, -Clara, sin importar la cita a ciegas que me organizara mi padre, son meras ilusiones suyas. Tú eres la esposa que quiero tener.-

Al escuchar su confesión, la chica no puedo evitar formar una sonrisa en su rostro y, al mismo tiempo, sintió que era tan estúpida ese día por no creerle y pensar que había algo entre él y la otra chica.

Pensando en eso, no pudo evitar sentirse un poco molesta por sus pensamientos aleatorios.

Para compensar su desconfianza hacia él, se inclinó hacia adelante y lo besó en la mejilla.

-Te amo, Antonio- le susurró al oído.

En la carretera, se veía claramente un Maybach negro circulando en zigzag, pero duró poco, volviendo a la normalidad rápidamente, pero con la velocidad aumentada.

Tan pronto como entraron en la habitación, Antonio empujó a Clara contra la puerta y la besó apasionadamente introduciendo su lengua dentro de su boca, barriendo frenéticamente todos los rincones.

Su beso era tan feroz que Clara no podía hacer nada contra él, por lo que solo podía agarrarse a las solapas de su ropa y mantener la cabeza en alto para soportarlo.

Gradualmente, su beso se volvió más suave, pero la atmósfera en la habitación seguía siendo intensa.

Ya no se centraba solo a sus labios, descendiendo lentamente pasó desde su elegante barbilla hasta su oreja.

Sin apartar sus labios de su oreja dijo con una voz grave y apagada, -Clara, te amo.-

Sintió una fuerte corriente por todo el cuerpo que la sensación del hormigueó llegó hasta las yemas de sus dedos.

Antonio la cogió en brazos y fue hacia la gran cama en el centro de la habitación.

Dejándola suavemente en la cama, con el cabello negro sobre las almohadas blancas, hizo que su delicado rostro fuera más encantador.

Debido a la emoción, los ojos de la chica estaban llenas de amor, lo que le causaba embriaguez.

No pudo evitar presionarla entre el colchón y edredón y se besaron nuevamente.

Noche avanzada, noche de amor.

Al otro lado de la ciudad, la noche seguía siendo un festival.

Lydia se sentó en la esquina de la sala, bebiendo solo pequeños tragos y mirando en el televisor que colgaba de la pared.

Había una canción europea o estadounidense en la televisión, el tono del MV es un poco sombrío y deprimente y la cantante estaba maquillada exageradamente. Aunque era una melodía de ritmo rápido, revelaba un sentimiento pesado bajo la voz grave de la cantante, era una voz ronca, incómoda para la gente.

Lydia frunció el ceño, levantó la cabeza y bebió el vino restante en la copa, luego tomó la botella de la mesa para servir el vino.

En ese momento, una mano sostuvo a la chica, por lo que ella se volvió y se encontró con un par de ojos preocupados, pero no era la persona que estaba esperando.

Magno siempre había prestado atención a Lydia, como la primera vez que se conocieron llevaba puesta un vestido rojo, el color era tan atrayente que la gente no podía apartar la mirada de ella. Entonces él la recordó.

Era la segunda vez que se veían, pero ella cambió su entusiasmo comparado con la primera vez que se conocieron. Se sentó en un rincón bebiendo vino sola, con un rastro de tristeza en sus ojos.

Pero en ese momento, vio la decepción que tenía en su mirada, forzó una sonrisa en los labios y, conociendo la respuesta, preguntó, -¿Creías que era Aquiles?-

Como le leyó la mente, Lydia lo miró con frialdad, luego apartó la cara y dejó de mirarlo.

A Magno no le importó en absoluto. Después de apartar lejos el vino, sonrió y le dijo, -Si bebes más vino te entristecerás aún más.-

La chica lo ignoró.

Pero el hombre sonrió con indiferencia, luego levantó los ojos para mirar a Aquiles, quien estaba con los demás y se hundió en su pensamiento.

Después de un largo tiempo, volvió la mirada hacia Lydia para preguntar, -¿De verdad estás saliendo con Aquiles?-

La chica frunció el ceño, lo miró y preguntó con frialdad, -¿Qué quieres decir?-

Magno sonrió, -No te enojes, solo me parece que ningún novio dejaría a su novia de lado, y estar festejando con otros.-

Al escuchar eso, Lydia miró a Aquiles, quien estaba sonriendo felizmente, -No estoy familiarizado con vosotros, todavía sois unos desconocidos para mí.-

-¿Desconocidos?- Magno arqueó las cejas con sorpresa, -Después de la última quedada, creo que ya nos hemos familiarizado. Y la última vez lo pasaste bastante bien con nosotros.-

-Eso fue la última vez.-

La última vez no estaban Nina ni Begoña, por supuesto que podía jugar sin escrúpulos.

Pero esa vez...

Ella frunció los labios y preguntó, -¿Qué hay de ti? ¿Por qué no vas con ellos?-

Con una sonrisa significativa en sus labios, Magno dijo en voz baja, -Porque no puedo soportar verte sola.-

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