El camarero trajo el aperitivo, rompiendo el incómodo silencio.
-Cuñada y...- dijo Nina, quien miró primero a Clara. Luego se dirigió a Lydia y, frunciendo el ceño, dijo vacilando, -… novia de Aquiles, ¿qué queréis comer?-
‘¿Novia de Aquiles?’
Las cejas de Lydia se arquearon ligeramente, esa forma de llamarla era bastante largo además de ser confuso. Por tanto, le dijo a Nina sonriendo, -Con llamarme Lydia es suficiente.-
-Vale, Lydia.- dijo sonriendo.
-Cuñada, podéis pedir lo que queráis comer.-
Aquiles ordenó traer la carta al camarero.
-Si tienes hambre, come el mío primero- dijo Antonio, quien había estado en silencio, a Clara.
-Antonio, como me esperaba, solo estás dispuesto a decir oraciones más largas cuando estás frente a Clara", bromeó Aquiles con una sonrisa.
Desde la compañía hasta el Restaurante Galaxia, solo él y Nina hablaron sin cesar. Antonio como mucho decía palabras cortas como "Sí" y "Vale", así que ni siquiera se molestó en hablar con ellos.
Incluso con Nina, a quien no había visto desde hacía unos años, tampoco tenía mucho entusiasmo para conversar, manteniéndose igual de indiferente.
También es que solo frente a Clara él es como un humano normal, y ya no es un gran iceberg al que es difícil acercarse.
-Aquiles, no lo entiendes. Tu hermano es un hombre de pocas palabras. Solo habla frente a personas que le preocupan. De lo contrario, sería un desperdicio.- dijo Clara con una sonrisa.
Una sonrisa orgullosa.
-Sí, tienes razón. Él solo se preocupa por ti. Hablar con nosotros es un mero desperdicio.- dijo este último, fingiendo negar con la cabeza de manera impotente.
Luego, suspiró y siguió comentando, -Pobre de mí, que encima soy su hermano más cercano.-
Al escuchar eso, tanto Clara como Lydia no pudieron evitar reírse.
Sin embargo, Nina frunció el ceño, -Así que no soy una persona que le importa a Antonio, por eso no me habla mucho.- dijo decepcionada y disgustada.
Clara la miró de reojo y vio que estaba un poco triste, por lo que rápidamente explicó, -Nina, no te lo tomes en serio, solo estoy bromeando con Aquiles.-
-¿Estabas bromeando?- preguntó la chica con el ceño aún más fruncido.
-Claro.- asintió Clara con una sonrisa, y luego agregó, -Por quién se preocupa Antonio no se mide con la cantidad de palabras que le dirige. Él tiene una personalidad fría y, a veces, no se le nota cuando se preocupa por una persona.-
-¿En serio?- preguntó Nina dirigiendo la mirada hacia Antonio, quien estaba observando gentilmente a Clara. Entonces sintió un dolor sordo en el corazón y bajó la mirada para disimular su sentimiento. Luego sacó una sonrisa para decir, -Ah, entonces no necesito sentirme triste.-
Clara no notó su anormalidad y aún sonrió expresando, -Eso, no estés triste.-
Lydia miró pensativamente a Nina, luego se volvió para mirar a Aquiles y preguntó, -¿Os conocéis desde hace mucho tiempo?-
El hombre asintió, -Sí, ella es la prima de Magno, así que se podía considerar que creció con nosotros.-
‘¿Crecieron juntos? Entonces es evidente que tienen una buena relación’.
Lydia murmuró por un momento, luego con una sonrisa llamó suavemente, -Nina.-
-¿Eh?- la chica la miró.
-¿Tienes novio?- preguntó Lydia, aparentemente preocupada por el asunto, pero con un toque de tanteo.
Nina se sorprendió, -No tengo novio.-
-Ah, que no tienes novio.- Los ojos de Lydia se iluminaron, y luego dijo con entusiasmo, -Te presentaré uno amigo.-
Al ver su expresión demasiado ansiosa, un rastro de disgusto apareció en los ojos de la chica. Por lo que negó con la cabeza rechazando, -No hace falta, gracias, Lydia.-
Su tono era un poco distante, no tan cálido como al principio.
Por supuesto que Lydia lo notó, pero ella todavía insistió, -Está bien, conozco a un chico joven que es muy guapo, definitivamente será el tipo que te gusta.-
Se dice que hay que cortar de raíz a un posible enemigo, en este caso sería de una posible rival en la relación amorosa.
La chica estaba demasiado entusiasmada y ansiosa que Clara no pudo evitar preguntar, -Lydia, ¿estás loca por ser una casamentera?-
Parece un cabeza hueca. Es la primera vez que conoce a Nina, y ya está ansiosa por presentarle un novio. ¿No tiene miedo de que se enoje?
-Es que quería ser amable.- respondió ella ofendida.
Clara la miró fijamente diciendo, -Pero eres demasiado desconsiderada, a diferencia de lo habitual.-
Como eran muy buenas amigas, Clara habló sin piedad.
Sus pupilas eran muy oscuras y cuando la miraba fijamente, sintió que le estaba leyendo la mente.
Un sentimiento de desconcierto se apoderó de ella, así que con una sonrisa forzada, Lydia dijo, -Bueno, entonces dejo de ser como una casamentera.-
Clara suspiró impotente, luego volvió la cabeza y sonrió a Nina, -No le prestes atención, a veces se le va la pinza.-
Aquiles se rio disimuladamente, porque solo ella se atrevía a decirle eso de Lydia.-
Nina sonrió y negó con la cabeza, -Está bien, Lydia solo quería ser amable.-
Al ver su sonrisa inocente, Clara dijo amablemente, -Gracias por tu comprensión.-
Luego, con una mirada hacia su amiga, le expresó: ‘Mira, es más joven pero más sensata que tú’.
Lydia arqueó las cejas con desdén y le devolvió la mirada expresando: ‘Ya verás, en el futuro no vengas llorando’.
Clara sonrió sin importarle nada y pensó que la cita a ciegas organizada por el padre de Antonio no parecía ser tan mala. Entonces, giró la cabeza para mirar al chico y se encontró con sus profundos ojos negros. Por lo que se puso seria y le dijo fingiendo estar enojada, -Cuando volvamos a casa, tienes que explicarme todo claramente, sin reservarte nada.-
Antonio sonrió cálidamente, -Está bien, lo explicaré todo.-
Clara le devolvió la sonrisa, -Trato hecho.-
Después de que el grupo acabaran de comer, fueron al club de alta categoría, donde se reunían Antonio y sus amigos.
Debido a que Nina acababa de regresar al Nación C y fue a la Ciudad Paz para encontrarse con ellos, le debían dar una buena bienvenida.
Cuando llegaron allí, Magno y los demás también estaban.
Begoña, la hermana menor de Gerardo, gritó de emoción al ver a Nina y se apresuró a abrazarla, -Nina, te eché mucho de menos.-
-Ejem, ejem ...- La chica le abrazó con tanta fuerza, que casi la dejó sin respiración, pero mejoró tosiendo unas cuantas veces.
Nina pasó la mirada de uno a uno a Magno, Imanol y Gerardo con una sonrisa, y dijo en voz alta, -Amigos, he vuelto.-
Magno sonrió gentilmente, -Bienvenida.-
Imanol dio un paso adelante y le acarició la cabeza, su rostro estaba cubierto de alegría, -Pequeña, finalmente regresaste.-
Gerardo miró fijamente esa linda cara, con emoción y amor en sus ojos.
‘Ella regresó, por fin regresó’.
Respiró profundamente y dijo, -Nina, bienvenida de nuevo.-
Nina apartó suavemente a Begoña, quien la seguía abrazando, y con una sonrisa deslumbrante dijo, -Sí, he vuelto.-
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