Después de comer, Clara envió a Nina de vuelta al hotel. Luego fue al hospital.
Iba a “visitar” a Ofelia.
Ofelia no parecía sorprendida por su llegada.
-Sal primero.- Dijo Ofelia a la enfermera.
Tiraba de la manta sobre sus piernas cuando la enfermera se fue. No hizo ningún ruido. Tampoco miró a Clara.
La sala estaba tranquila.
Clara miró alrededor de la sala. Sus labios se curvaron ligeramente. -Sala VIP. El ambiente no era malo. Es mejor que estar en un centro de detención. ¿No te parece, tía Ofelia?-
Añadió deliberadamente la palabra “tía Ofelia”. Había una nota de burla en su voz.
Ofelia giró la cabeza y miró por la ventana. No le prestaba atención.
A Clara no le importaba. Se acercó al alféizar de la ventana y luego se daba la vuelta. Justo frente a Ofelia.
Probablemente Ofelia no esperaba que viniera. Parecía un poco aturdida.
Clara la miró con una mirada fría en sus ojos. -Tía Ofelia, así no eres. Solías hablar mucho cuando me veías. ¿Por qué estás tan callada hoy? ¿Tienes miedo de que si hablas, te reveles?-
Ofelia finalmente reaccionó a esto. Ella resopló. -Clara, ¿te gusta tanto imaginar cosas?-
-¿Imaginar?- Clara levantó las cejas. -Tía Ofelia sabe mejor si estoy imaginando cosas.-
-No lo sé. Y no quiero saberlo.- Dijo Ofelia con frialdad.
Clara se río y cambió el tema de repente. -Cecilia ha vuelto a Grupo Entretenimiento. La admiro. Después de todo lo que ha pasado. Tiene el valor de volver.-
Los ojos de Ofelia brillaron con una mirada oscura cuando escuchó esto.
Clara se acercó a ella y miró hacia abajo. Sus ojos eran tan fríos como la escarcha de la luna de invierno. La frialdad era abrumadora.
Ofelia se aferró inconscientemente a la manta de sus piernas. Hacía tiempo que no veía a Clara, y su sentimiento era cada vez más llamativo. Su corazón no pudo evitar sentir un rastro de miedo.
Escuchó a Clara decir con especial claridad palabra por palabran. -Ofelia, se atrevió a volver a Grupo Entretenimiento. Entonces...-
Sus labios se curvaron en una sonrisa irónica. -Le mostraré que Grupo Entretenimiento no es un lugar al que pueda volver tan fácilmente como quiera.-
-¿Qué quieres hacer?- Ofelia la miró fijamente con una mirada de miedo.
-¿Qué hago?- Clara soltó una carcajada. -Ella, Cecilia, ya estaba en la ruina con mala reputación. ¿Tiene miedo de qué hago?-
-Clara, si le haces algo a Cecilia. No te dejaré vivir.-
La advertencia de Ofelia parecía un poco ridícula, y Clara no la tomó en serio. Miró a su alrededor y su mirada burlona se posó en el rostro enfadado de Ofelia. -Ofelia, estás muy enferma. Cuida tu salud. No tendrás oportunidad de tomar represalias contra mi cuando le pase algo a Cecilia. -
-¡Perra!- Ofelia se levantó con furia y levantó la mano para golpearla.
Clara le cogió la mano con facilidad. Ofelia se lamentó inmediatamente cuando ella apretó su mano con fuerza. Luego le espetó. -Clara. Suéltame.-
-Ofelia, ¿no estás en la última etapa? ¿Por qué tienes tanta fuerza?- Clara levantó las cejas. -No estás fingiendo estar enferma, ¿verdad?-
El rostro de Ofelia se llenó de pánico. -¿De qué estás hablando?-
-No estoy diciendo tonterías. Ya lo sabes.-
Clara se sacudió la mano. La miraba fríamente. -Ofelia, dile a Cecilia que no sea tan confiada. Acabará peor que antes si se confía demasiado.-
Ofelia se frotó el brazo, que le dolía por el rasguño. Había una pizca de miedo en sus ojos.
Clara había cambiado. Realmente ha cambiado. Se convirtió en algo que la asustó.
Todo lo que había que decir se había dicho. Entonces no hubo necesidad de quedarse más tiempo.
No lo reconoció pero le resultaba familiar.
Tenía miedo de que fuera un hombre malo. Así que levantó la voz a través de la puerta y preguntó. -¿Quién eres tú?-
-Soy el hijo de Boris, Lucas Merlo.- Respondió el hombre.
Boris, qué nombre tan familiar.
Clara pensó bien en dónde había escuchado ese nombre antes.
No se oía ningún sonido desde el interior de la casa. El hombre que estaba fuera dijo. -Soy el hijo del mayordomo que contrataste.-
¿El mayordomo? Era Boris.
Clara levantó las cejas sorprendida. Luego abrió la puerta sin decir nada.
Lucas era feliz cuando veía la puerta abierta. Le preguntó en cuanto vio a Clara. -Hola. ¿Está mi padre aquí?-
-¿Tu padre no ha vuelto a casa hace un rato?- Eso era lo que le dijo Ofelia.
-No. Mi padre no llegó a casa.- Lucas se sentió pánico cuando supo que su padre no estaba aquí.
-Eso no puede ser.- Clara frunció el ceño. ¿Podría Ofelia haberle mentido?
Pero si Ofelia le había mentido, Boris no había vuelto a casa. Entonces, ¿dónde estaba Boris?
Al ver la mirada de desconcierto, le preguntó Lucas con un poco de urgencia. -Señora Clara. Eres señora Clara, ¿verdad?-
Clara asintió. -Sí. Soy Clara.-
Lucas siguió -Señora Clara. No he podido contactar con mi padre desde hace un tiempo. Tenía miedo de que le hubiera pasado algo. Así que vine aquí desde mi pueblo. Nadie abrió la puerta cómo he tocado el timbre antes. Pero seguía viniendo todos los días. Tengo miedo de que un día vuelvas y no te veo. Entonces perderé las noticias de mi padre.-
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