El Amor De Antonio romance Capítulo 339

Aquiles también lo vio. Inmediatamente dijo -No lo hice.-

Lydia lo miró. Había incredulidad en sus ojos. Entonces, ¿quién lo hizo si no fue Aquiles?

Al ver su incredulidad, Aquiles levantó su mano derecha. -Lo juro que no lo hice.-

Lydia le miró fríamente. Todavía sospechaba de su juramento.-

-Puedo atestiguar que Aquiles no lo hizo.- Alguien hablaba por Aquiles.

Lydia giró la cabeza para mirar. Era un chico guapo.

-¿Cómo puedes probar que no lo hizo?- Lydia entrecerró ligeramente los ojos. Había una pizca de dureza en sus ojos.

El chico miró a Aquiles e intentó hablar.

Lydia miró a Aquiles y le dijo al chico -Habla. Di lo que tengas que decir.-

El chico dudó y hablaba despacio -En realidad...Era la chica que Aquiles trajo a cenar con nosotros.-

Aquiles tampoco sabía quién lo había hecho y tenía curiosidad por saber quién era. Así que no detuvo a su amigo.

Pero tan pronto como su amigo dijo eso, su rostro cambió al instante.

¡Mierda! ¿Cómo puede ser así?

¡Se acabó!

La chica que llevó a cenar con ellos...

La mirada severa de Lydia se fijó a Aquiles con una ligera sonrisa. Pero la sonrisa no llegó al fondo de sus ojos. -No me digas que es Alina Romero.-

Aquiles sonríe secamente mirando su sonrisa fría. -Es Alina.-

-¡Aquiles!- Gritó Lydia.

Por suerte era un bar que el sonido ya era fuerte. Así que nadie se dio cuenta.

Sólo sufrieron las personas cercanas. Se taparon los oídos. Con cautela, observaron a Lydia, que se levantó.

El pecho de Lydia subía y bajaba violentamente. Y miraba con rabia a Aquiles. -Aquiles. Joder.-

-Lydia, no te enfades. Déjeme explicarte primero.-

Algunos de sus amigos no podían creer que fuera Aquiles.

El Aquiles que conocían nunca había hecho esto a una mujer.

Su buena apariencia siempre atrajo a muchas mujeres a su alrededor. Con el tiempo, no tenía amor real para las mujeres. Tratar las relaciones como un juego de niños.

Como él mismo dijo. Todas las mujeres se acercaron a él por su apariencia. Esas mujeres eran demasiado superficiales. No es digno de su amor.

Entonces esta mujer que está aquí ahora debería ser la que merece amar, ¿no?

Lydia vio la mirada suplicante en su rostro. Respiró profundamente. De mala gana, se sentó.

-Habla. Soy todo oídos.- Lydia lo miró con frialdad.

Aquiles respiró aliviado y dijo. -Hoy estuve fuera. Me encontré con Alina, que insistió en acompañarme. Me molestó tanto que no tuve otra opción. La llevaba a cenar conmigo.-

-¿Eso es todo?- Lydia levantó las cejas.

Aquiles asintió. -Hmm. Eso es todo.-

-¿Qué pasa con el teléfono?- Preguntó Lydia.

-Este...- No sabía realmente lo que estaba pasando.

Así que lanzó una mirada suplicante a su amigo.

El chico lo captó y dijo con prisa. -Aquiles iba al baño. Luego estuvo jugando con el teléfono de Aquiles. Todos pensamos que era la novia de Aquiles y no dijimos nada. Me senté más cerca. Accidentalmente alcancé a ver un número que había puesto en la lista negra.-

Tras escuchar lo que dijo su amigo, Aquiles maldijo. -¡Joder!-

Los ojos de Lydia se entrecerraron. ¿Alina estaba sobrepasando sus límites?

Lydia ha pulsado una foto de Whatsapp. Giró la pantalla de su teléfono hacia Aquiles y preguntó. -¿Qué es esto?-

Aquiles fijó sus ojos en ella. Después de mirar la foto bien se rió suavemente. -Esto es un malentendido.-

-¿Malentendido?- Se burló Lydia. -Dime cuál es este malentendido.-

-Eso es cuando estábamos hablando. Una chica se acercó a nosotros. Dijo que ella y su amiga estaban jugando. Me pidió que le diera un abrazo.-

-Así que. ¿Y lo hiciste?- Lydia levantó las cejas.

-Sí. Es un placer ayudar.- Respondió acertadamente Aquiles.

-Sí. Ayudar a la gente es la mejor manera de divertirte.- Se burló Lydia. -¿Debo elogiarte por tu amabilidad?-

Aquiles sonrió secamente. -Eso no es necesario.-

Vio que algunos de sus amigos le miraban con caras burlonas. Tiró torpemente sus labios. Luego cogió el vino de la mesa y se lo sirvió en la boca.

Para ser honesto, era la primera vez que se rebajaba tanto ante una mujer.

Pero también fue su reacción refleja. No fue deliberado.

Tal vez esto fue el amor.

Sonrió y luego giró la cabeza para decirle algo a Lydia. Pero la vio levantarse.

-¿Qué quieres?- Le preguntó.

Lydia giró la cabeza. Le sonrió alegremente. -Voy a ayudar a la gente.-

-¿Ayudar a la gente?- Aquiles frunció el ceño. No estaba seguro de lo que quiso decir por un momento.

La sonrisa de Lydia se amplió. Levantó la mano y señaló el bar que estaba a poca distancia. -¿Ves una figura solitaria ahí? Voy a rescatarlo. Lidéralo de su soledad.-

-¿Estás loca?- Aquiles cambió su cara.

Lydia entornó los ojos y sonrió. -Tú eres el que dijo que ayudar a la gente era lo mejor.-

Al instante hizo una mueca y caminaba hacia el bar, ignorando su ira.

Aquiles se quedó mirando fijamente su figura. La ira se agolpaba en sus ojos.

Esta mujer realmente quería hacerle pasar un mal rato, ¿no es así?

-Aquiles, date prisa y ve tras ella. Esto no es una broma.-

-No lo es. Tú eres el que está equivocado. Es sólo un ojo por ojo.-

-¿Por qué sigues sentado ahí? Venga.-

Algunos de los amigos de Aquiles estaban hablando con él. Los miraba y luego se levantó. Caminaba rápidamente hacia Lydia.

Lydia caminaba hacia el bar sin dejar de mirar del movimiento detrás de ella.

Por el rabillo del ojo, vio una figura conocida que la alcanzaba. Los labios rojos se curvaron.

Fue para ponerlo ansioso. Sólo entonces recordaría.

Y así. Sin dudarlo, caminó detrás del hombre solitario. Extendiendo la mano y acariciando suavemente el hombro del hombre. -Guapo. ¿Estás Solo?-

El hombre que estaba bebiendo cuando escuchaba su voz. Su espalda se ponía rígida. Luego giró lentamente la cabeza. Al ver que era ella. Una luz recorrió el fondo de sus ojos y sus labios se curvaron. -Lydia.-

Y Lydia al ver que el hombre giraba la cabeza. Al principio se preocupaba que fuera feo o algo así. Pero cuando vio la cara familiar, el rostro cambió al instante.

-¿Cómo puedes ser tú?- Exclamó.

Así es. Este hombre que ella conocía. Y alguien a quien odiaba.

Era Ignacio.

-Lo siento. Siento interrumpir. Mi novia está enfadada conmigo. Así que... -Así que...

Aquiles se acercaba a Lydia. Las palabras de explicación se detuvieron bruscamente cuando vio la cara del hombre.

Mierda. Era Ignacio.

Había sido una sorpresa encontrarse con Lydia aquí. Pero después de ver a Aquiles, la sorpresa desapareció.

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