El Amor De Antonio romance Capítulo 340

Lydia estaba pensando. Si hubiera sabido que el hombre sentado en la barra era Ignacio, nunca habría estado enfadada con Aquiles.

Pero en este mundo no había el antídoto para el arrepentimiento.

Una mueca de desprecio se dibujó en los labios de Lydia mientras miraba a Ignacio frente a ella. -Supongo que hoy me olvidé de leer el calendario.-

Las cejas de Ignacio se juntaron. Ignacio frunció las cejas y sus ojos se hundieron un poco.

-Hola, señor Ignacio.- Aquiles le saludó amablemente, a diferencia de Lydia.

Ignacio forzó una sonrisa. -Hola.-

Aquiles sonrió y dijo a Lydia. -Dejaremos al señor Ignacio en paz. Volvamos.-

Aunque Lydia todavía había algo de resentimiento hacia él. Eso no es nada comparado con Ignacio.

Lydia tomaba la mano de Aquiles. Ni siquiera mirar a Ignacio, se dio la vuelta y se fue con Aquiles.

Ignacio giró la cabeza para mirarlos. Sus ojos bajaban hasta sus manos juntas. Había una tristeza en sus ojos.

-No seas demasiado impulsiva en el futuro.- Aquiles casi pudo imaginar el momento en que Lydia vio a Ignacio.

Ella odiaba a Ignacio, y él lo sabía.

-¿Soy impulsiva?- Lydia le dirigió una mirada fría. -Eres tú el que me cabrea.-

¿Cómo te atreves a abrazar a otra chica? Ni siquiera piensa en ella como novia.

Aquiles se río. Luego levantó la mano derecha. -Bien. Te lo prometo. Mantendré la distancia con otras chicas. Sin contacto físico alguno.-

-¿Puedo confiar en tu promesa?- Todo el mundo dice palabras. Pero es difícil de hacer.

-Si cometo otro error. Estoy a tu disposición.- Aquiles levantó su brazo alrededor de ella. Le sonrío. -¿Está bien?-

No es que Lydia no haya sentido el cambio en él. Si no se preocupara por ella. Podría haber ignorado su ira y seguir comportándose como quisiera.

Pero no lo había hecho. Siempre la había engatusado. Este era un Aquiles completamente diferente al antiguo y venenoso que siempre estaba en contra de ella.

Se cerró los labios y dijo, fingiendo reticencia. -Tú lo has dicho. No te lamentes cuando lo hagas.-

Aquiles se rió suavemente. -No me arrepentiré.-

Lydia le miró con determinación. Ella finalmente dio su primera sonrisa real de la noche.

La policía siguió una pista de Clara y encontraron a Ofelia en el hospital.

Ofelia no se sorprendió al ver a la policía. Pero Cecilia, que había venido a quedarse con su madre, se quedó sorprendida. Casi por reflejo preguntó. -Mamá. ¿Qué pasa otra vez?-

Ofelia respondió con ligereza -Boris.-

¿Boris? Los ojos de Cecilia se abrieron bruscamente. Entonces preguntó. -¿Quién ha llamado a la policía?-

-Clara.-

La respuesta no fue ninguna sorpresa. ¿Quién más podría haberlos cruzado sino Clara?

En los ojos de Cecilia surgió un destello de odio. Volvió a Grupo Entretenimientoy su mente estaba concentrada en lidiar con Amaya. Ahora no podía permitirse perder la concentración.

Unos cuantos policías se acercan a ellas. Uno de ellos dijo -Hola. Somos de la Oficina de Seguridad Pública de La Ciudad Paz. Nos gustaría hacerle algunas preguntas sobre la desaparición de Boris. ¿Es conveniente?-

-Sí. Por supuesto.- Ofelia se levantó y condujo al policía hasta el sofá y se sentó.

-¿Cuál es la relación de Boris con usted, por favor?-

-Es un mayordomo. Ha estado trabajando en mi casa durante una o dos décadas.-

-¿Y tiene alguna afición?-

-Aficiones... Le gusta trabajar con flores y plantas.-

-¿Lo viste alguna vez con alguien cercano?-

Cuando se le hizo esta pregunta, Ofelia pensó por un momento antes de hablar lentamente. -Lo encontré saliendo con una mujer. Le pregunté al respecto. Sólo dijo que era una amiga de su pueblo. Aunque fue contratado por mí, no puedo entrometerme en la intimidad de la gente. Así que no pregunté mucho.-

El agente de policía tomó nota de lo que decía y le hizo algunas preguntas más. Ofelia parecía estar preparada. Ella les respondió a todos y estaba muy tranquila.

Después de tomar la declaración, la policía no se quedó mucho tiempo. Se fueron rápidamente.

Cuando la policía se fue, todo el cuerpo de Ofelia se relajó. Se recostó en el sofá.

Cecilia se apresuró a acercarse. Preguntó preocupada. -Mamá. ¿Estás bien?-

Ofelia se llevó la mano a la frente. Sacudió suavemente la cabeza. -Estoy bien.-

Cecilia frunció el ceño. -Mamá. ¿Y qué hacemos ahora?-

-No te preocupes. Mientras no diga nada, no pueden hacerme nada.-

Sólo ellas y Andrés sabían lo que le pasó a Boris. Mientras no hablen, nunca se encontrará a Boris, a menos que la policía encuentre su cuerpo.

-Pero Clara no se rinde tan fácilmente.- Eso era lo que le preocupaba a Cecilia.

Con la personalidad de Clara. No se rendirá hasta que descubra lo que está pasando.

Ofelia bajó su mano. Un destello de maldad en sus ojos. -Entonces...tendrá que rendirse.-

-Mamá. Lo que quieres decir es...-

Ofelia la miró. -Es lo que crees que significa. Deja esto a Andrés.-

Cecilia guardó silencio por un momento. Luego asintió con la cabeza. -Bien.-

La policía le dio el mensaje a Clara que están usando la información que les dio Ofelia como dirección de investigación.

Clara sólo se sintió ridículo. La palabra de Ofelia no era creíble. Si la policía estaba usando eso como una dirección de investigación. Entonces estaban completamente fuera de lugar. El resultado no sería nada.

Esa debería ser también la intención de Ofelia. Para confundir la investigación de la policía y luego podían salir de ella.

Parecía que Ofelia sabía que este día llegaría. Así que estaba preparada para ello.

Ofelia era astuta pero Clara tampoco era una tonta. ¿Cómo iba a dejar que consiguiera lo que quería?

Además de la investigación policial. También le pidió a Antonio que la ayudara en la investigación. Si no había accidente, creía que pronto tendría progresos.

Pero no esperaba que Cecilia viniera a ella.

Ese día, Clara tenía una reunión con algunos periodistas de su grupo. Alguien vino y llamó a la puerta de la sala de conferencias.

Giró la cabeza para mirar la puerta. Telma empujó la puerta y entró.

-Directora Telma.- Clara se sorprendió un poco.

Telma miró a los demás, entonces sus ojos se posaron en Clara. -Clara, alguien quiere verte.-

¿Verme? Clara frunció el ceño. No podía pensar en quién quería verla. Se dirigió a los demás y dijo. -Volved al trabajo.-

Entonces se levantó y salió de la sala de conferencias con Telma.

Pensó que sería un líder el que quería verla. Pero no pensaba que era Cecilia.

Al ver a Cecilia sentada en la oficina de Telma. Se sorprendió. Muy sorprendida.

Giró la cabeza para mirar a Telma y enarcó las cejas. -Directora. ¿Qué significa eso?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Amor De Antonio