El Amor De Antonio romance Capítulo 373

Cenaron con Ann y luego se separaron. Clara envió a María a casa primero luego condujo al Club Mundo. Lydia y Alejandra la esperaban allí.

-Siento llegar tarde.- Clara empujó la puerta de la caja y entró.

Al verla llegar, Lydia se levantó inmediatamente y la saludó. La agarró por los hombros. -Clara, cómo te atreves a dejarnos tiradas. Tendrás que beber tres vasos de vino.-

Le lanzó a Clara el vaso que tenía en la mano.

Clara miró el vaso y levantó las cejas ligeramente sorprendida. El vaso estaba casi lleno.

-No tienes que ser tan mala, ¿verdad?- Clara sonrió y miró a Lydia y luego a Alejandra.

-Clara, te haré compañía.- Alejandra levantó su copa hacia ella. Luego inclinó la cabeza y bebió un trago.

Clara frunció ligeramente el ceño. Se volvió hacia Lydia y le preguntó en voz baja. -¿Qué le pasa a Alejandra?-

Lo preguntó porque Alejandra rara vez tocaba el alcohol. A no ser que estuviera de mal humor.

Lydia se rió. -¿Qué más podría estar mal? Por la prometida de Guillen.-

-¿Habló con Alejandra otra vez?- Cuando estaba en la capital. Lydia mencionó que la prometida de Guillen había ofrecido a Alejandra un millón de euros para que dejara a Guillen, pero Lydia la había rechazado.

Eso fue hace sólo unos días. Pensó que iba a estar tranquila por un tiempo después del rechazo. Pero siguió viniendo a por Alejandra.

-No.- Lydia negó con la cabeza. -Guillen había vuelto a su casa en los últimos días. Por eso, a Alejandra le preocupaba que Guillen se hubiera comprometido delante de su abuelo.-

¿Eso era todo?

Clara levantó ligeramente las cejas. Luego se acercó y se sentó junto a Alejandra, extendiendo la mano para evitar que Alejandra se sirva otra copa.

Alejandra giró la cabeza, mirándola fijamente.

Clara se quitó la botella de la mano con cuidado. -Alejandra. tienes que confiar en Guillen. Él puede desafiar la autoridad de su abuelo por ti. Entonces no se rendirá fácilmente ante su abuelo.-

Los ojos de Alejandra se levantaron sorprendidos ante estas palabras. Sus cejas se fruncen ligeramente. -Clara, ¿te ha dicho algo Lydia?-

Clara se quedó helada. -¿Lydia está diciendo tonterías?-

Miró a Lydia, que se encogió de hombros inocentemente. -Sólo estoy adivinando.-

Clara puso los ojos en blanco. Suspiró sin poder evitarlo. -¿Cómo no va a confiar Alejandra en Guillen?-

Lydia escupió la lengua y no dijo nada, riéndose.

-¿Por qué estás bebiendo tanto hoy?- Clara llenó la bebida de Alandreara y le preguntó.

-Un poco molesta.- Alandreara frunció los labios. -Desde que conocí al abuelo de Guillen. La verdad es que he estado muy disgustada. Es como si algo fuera a pasar.-

-¿Es posible que seas demasiado sensible?- Preguntó Lidia.

Alandreara la miró con recelo y sacudió la cabeza. -No. Soy realmente inquietante. Especialmente con lo que dijo Andrajosa el otro día. Tengo miedo de que les haga algo a mis padres.-

Clara se quedó pensando un momento. -¿Siguen yendo a trabajar?-

El grupo de Martí ha sido oficialmente comprado por Guillen. La intención era utilizarla como base para que Guillen trasladara a su negocio en el extranjero a su país. Y Alandreara ha devuelto todas las acciones que Guillen le dio antes. Aunque Alandreara ya no era la presidenta del grupo, a sus padres les resultó fácil volver al trabajo.

-No tienen esa intención por el momento. Dijeron que no habían descansado bien para trabajar antes. Quieren aprovechar esta oportunidad para descansar.-

Cuando Alandreara dijo eso, Clara sugirió. -Deberías dejar que tus padres viajaran al extranjero. Aléjate de todos los problemas que hay aquí. Cuando tú y Guillen estéis preparados, tráelos de vuelta.-

Lydia asintió y dijo. -Me parece una buena idea Clara.-

-Si se van al extranjero. Mis padres podrían no aprobarlo.- Alejandra conocía a sus padres. Enviarlos a un país donde no hablaban el mismo idioma. Las costumbres y los hábitos alimentarios eran completamente diferentes. Deberían haber un rechazo total en sus mentes.

-Entonces convéncelos. Si realmente te preocupa que Sandra vaya a por tus padres. Entonces sí que tienes que hablar con ellos.-

Tanto si ese miedo se producía como si no, siempre era bueno planificar con antelación.

Alejandra se lo pensó mucho. Luego asintió con la cabeza. -Hmm. Eso es todo lo que podemos hacer por ahora.-

Clara sonrió y luego se acercó y recogió los vasos de la mesa. A ambas les dijo. -Vamos a brindar las tres.-

Alejandra y Lydia levantaron sus copas y brindaron con ella. Inclinaron la cabeza y bebieron de sus vasos de un solo trago.

Mientras Lydia se sirvió, Clara preguntó. -¿Por qué Guillen ha vuelto a casa de Colón estos días?-

-Su abuelo parece estar enfermo.-

Clara se sorprendió un poco por la respuesta. -¿Enfermo? ¿Por qué no lo sabía?-

Antonio ha estado yendo y viniendo del trabajo normalmente estos días. No se mencionó que su abuelo estuviera enfermo.

Lydia movió sus labios, -Aquiles no lo mencionó delante de mí.-

-Eso no está bien.- Clara pensó que algo iba mal. -Si el abuelo está enfermo. ¿Por qué no visitaron Antonio y Aquiles? Puede ser que...-

-Puede ser que estén fingiendo.- Lydia continuó donde lo había dejado. -Si realmente estaba fingiendo, el objetivo es conseguir que Guillen se comprometa.-

Clara frunció el ceño, -Parece que Antonio y Aquiles estaban en ello. Cómo si no lo hubieran mencionado.-

Lydia asintió, -Supongo que sí. Probablemente pensaron que Guillen podría solucionarlo por sí mismo. Así que no lo mencionaron.-

Clara asintió, esa sería la situación a la que se refería Lydia. Pero aún tenía que ir a casa y preguntarle a Antonio en persona lo que realmente estaba pasando.

Alejandra respiró profundamente. Luego sonrió y dijo, -De acuerdo. No hablemos de ello. Vamos a divertirnos.-

Clara levantó las cejas y dijo. -Mientras te diviertas, nos divertiremos.-

Hablando de eso, levantó su vaso. -Vamos. Una más.-

-Sí. Dejemos todo eso de lado. Vamos a divertirnos.- Lydia levantó su copa.

Alejandra miró a sus dos mejores amigas. La sonrisa en su rostro se hizo aún más grande. En realidad no confiaba en Guillen tanto como Clara creía. Es que no quería preocuparlas. Clara tenía cosas de las que preocuparse. Si se preocupó por ella de nuevo. Entonces sería una buena amiga para nada.

Así que seguía siendo la misma Alejandra feliz frente a ellas.

Clara y Lydia, que no sabían en qué estaba pensando, se tomaron unas copas de vino. Los ánimos se habían levantado. Empezaron a cantar y bailar. El ambiente estaba especialmente caldeado.

Las tres siguieron divirtiéndose hasta la noche y todas se emborracharon. Fueron Antonio y Aquiles quienes vinieron a llevarlas a casa.

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