El Amor De Antonio romance Capítulo 386

Antonio acariciaba levemente su cabello suave, y sonó una voz cavernosa y amorosa, -Clarita, no lo pienses tanto. Toda va a solucionarse.-

-¿Vas a ayudarme?- lo miró Clara con la cabeza inclinada, resplandeciendo una expectación en sus ojos brillantes.

Se le enarcaron un poco las cejas. Ya era muy obvio que iba a ayudarla, pero la dejó a propósito tener en suspenso, -¿Adivinas si voy a hacerlo o no?-

Sonrió Clara, -No lo haré.-

Sabía que él seguro la ayudaría, así que no le había falta adivinarlo.

Antonio manoseó su cabeza sonriendo, -Espera mis buenas noticias.-

- Bueno.- asintió con la cabeza obedientemente.

- ¡Hermano Antonio! ¡Cuñada! Vengan a comer.-

En ese momento, se escuchó una voz abrupta. De inmediato Clara se sentó rectamente y miró hacia donde salió el sonido, vio que Aquiles asomaba la cabeza por el comedor mirando hacia aquí.

- Ahorita.- Clara respondió en voz alta y luego cogió a Antonio dirigiéndose juntos al comedor.

- Hermano, padre me pidió que regresara a casa.-

A mitad del período en que estaban comiendo, Aquiles de repente dijo así.

Se le detuvo la mano que sostenía la comida, Clara alzó los ojos y miró hacia él con asombro.

“No sea así. ¿ En serio la familia Díaz emprenderá imponer sanciones a Aquiles?” pensaba así Clara.

- Dile, que no vas a regresar.- Antonio se mantenía sereno, sin sorpresa en lo más mínimo al escucharlo.

Conocía tanto a su padre. Ya que lo había dicho todo, tarde o temprano, él tomaría la acción.

Pero padre también se olvidó de que él, Antonio, su hermano mayor, quien no era tal pusilánime que podía dominar fácilmente, apoyaba detrás de Aquiles.

-Eso es lo que le dije.- Aquiles pensaba un rato con el ceño fruncido, y luego dijo- Hermano, antes de regresar a tú y la cuñada, ¿ si había pasado algo problema? Si no, ¿ por qué padre me pidió que volviera a casa sin que saliera algo mal?-

Al escucharlo, Clara y Antonio se miraron y apretaron los labios fuertemente. Aquella vez después de regresar de casa, ellos dos no les contaron los detalles de la situación a Lydia y Aquiles, sino que simplemente les dijeron que la familia no estaba acuerdo de su matrimonio.

Lo que ellos dos querían decir era que no esperaban causar problemas innecesarios a Lydia y Aquiles y intentaron protegerlos a lo posible. Pero ahora preguntó Aquiles sobre esto, no sabía qué tener que decir por un momento.

- ¿Eh? ¿Por qué no hablan nada?- los miró Aquiles con sospecha.

Clara levantó las cejas, luego puso un camarón en su tazón y le dijo sonriendo, -Mira, es el plato favorito tuyo. ¡ Provecho!-

Aquiles echó una mirada hacia ella quien con una leve sonrisa y luego bajando la cabeza hacia el camarón en su tazón. Tras una reflexión, levantó la cabeza mirándolos de nuevo y dijo con certeza, -Seguro que me ocultáis algo.-

Clara giró la cabeza mirando a Antonio con impotencia. Pero él dejó los palillos lentamente y alzó los ojos hacia Aquiles, -¿Qué piensas que te estamos ocultando?-

Aquiles estaba ceñudo, -Ya que regresaban a casa, padre debía decir algo más de no aceptar vuestro matrimonio. Algo como las palabras de amenazaros.-

Ciertamente era uno de la Familia Díaz, que conocía tanto a su padre.

Enarcó las cejas Clara, pensaba que no había necesidad de ocultárselo y si Aquiles sabía, a lo menos podría proteger a sí mismo.

Entonces, ella dijo, -Aquiles, lo que dijiste es correcto. Tu padre amenazó a Antonio, pero... lo amenazó contigo.-

-¿Conmigo?- se le levantaron las cejas con sorpresa, -¿por qué?-

-¿Porque tú eres el hermano menor de Antonio.-

Se sintió increíble y lanzó una risa con desdén,- No solo soy el hermano menor de Antonio, también soy el hijo de él. Me aprovechó a amenazar a su otro hijo, ¡en serio es un padre buenísimo!-

Al escuchar sus comentarios irónicos, se le curvaron los labios a Clara,- Él quería dominar a Antonio mediante ti. Es la primera vez que encuentro con tal padre.-

“Si se pone en comparación, es peor que su padre.” pensaba Clara.

- Déjalo en su ilusión.- Aquiles sintió que ardía un fuego en su corazón y tenía tanta gana de regresar a casa ahora para romper la paternidad directamente con ese hombre.

Si no fuera por su madre, realmente querría romper la relación de manera directa, para no molestar al hermano.

- Hermano, ¿ qué debo hacer ahora?- preguntó Aquiles.

- Espera y mira.- Antonio siguió manteniendo la figura calmada, como si lo que dijeron ellos no tuviera nada que ver con él.

Pero no era que no le importaba, sino que ya se preparaba a hacer frente a lo que iba a pasar.

Entonces tomaron las cosas como vienen.

Se le curvaron los labios, Aquiles fue detrás reclinándose contra la espalda de la silla, -Solo puedo hacer eso ahora.-

Viendo las comidas en la mesa frente a él, que Albina había cocinado con tanta fuerza, por un momento sintió aburrido y no tenía prurito de comer nada.

El ambiente se volvió un poco desanimado. Clara miró a Aquiles y luego a Antonio, que el primero estaba enojado y el otro sereno, dos reacciones totalmente diferente.

Por eso, ella no podía evitar reír,- Bueno, no afectad a vuestro ánimo por tal cosa. También debéis comer algo, de lo contrario, no tendréis energía para enfrentar lo que pueda suceder más tarde.-

Al escucharlo, de repente Aquiles se ponía recto y cogió los palillos sobre la mesa, -Clara, tienes razón. Tenemos que comer lo suficiente para competir al ogro.-

Después de hablar, tomó el tazón comiendo algunos bocados de arroz, de manera devorada, como si ya no había hecho comidas unos días.

Cuando Clara vio eso, se escapó la sonrisa con la cabeza moviendo. Las emociones de Aquiles venían tan rápidamente como salían.

Giró la cabeza viendo que Antonio todavía no comía nada, con las cejas levantadas un poco. Dio una mirada a su cara lateral pulcra, luego cogió algunas comidas con los palillos a su tazón y dijo en voz baja,- Come más, últimamente vas más flaco que antes.-

Antonio la miró con la cabeza girando, levantándose las comisuras de labios intangiblemente,- Gracias por su preocupación, Mi amor.-

- No necesitas ser tan educado para mí.- Clara lanzó una mirada con ira a él y luego le apresuró a comer, si no los platos iban a enfriar.

Las naranjas luces proyectadas por el comedor creó una atmósfera de felicidad. Ellos tres comieron en silencio y nadie iba a hablar más.

Pero en sus corazones, estaban seguros de que a continuación faltaba un combate duro para superar.

Todo lo desconocido los hizo sentirse un poco incómodos en su mente.

Después de que Guillen les envió a Alejandra y sus padre a casa, regresó directamente a la casa de la Familia Colón.

Al subir al segundo piso, vio que Sandra salió de la habitación del Sr. Eliazar y se detuvieron los pasos. Se le metieron las manos en los bolsillos del pantalón, mirándola en silencio.

Sandra charlaba con Sr. Eliazar durante mucho tiempo y no partió de la habitación hasta que él se cansaba y estaba durmiente.

Tan pronto como salió del cuarto, se encontró con Guillen recién llegado a casa.

Se sorpredió, luego dio una sonrisa brillante y dijo en voz suave- Hermano Guillen, has vuelto.-

Guillen también le respondió una risa,- Sí.

En seguida, se dirigió y se detuvo frente a ella, echó una ojeada a la habitación de Eliazar y luego preguntó- ¿Ya está durmiente el abuelo?-

Sandra contestó que sí,- Acaba de estar dormido. Si quieres entrar al cuarto y verlo, no importará nada.-

Pensaba que Guillen iba a ver al Sr. Eliazar, así que se fue detrás a un lado.

- Puesto que está dormido, no voy a verlo.- dijo Guillen y luego sus vistas se posaron en ella,- Sandra, ¿ estás libre ahora? ¿ Podemos hablar un rato?-

-¿Qué?- abrió los ojos desmesuradamente, de manera atónita.

¿No se equivocó del oído? ¿Guillen quería hablar con ella?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Amor De Antonio