El Amor De Antonio romance Capítulo 391

Ofelia estaba muerta.

Clara se sentó en la silla fuera de la sala de reanimación con sus manos y su cuerpo seguidos temblando.

No había salido del miedo a la caída de Ofelia y en cuanto cerraba los ojos, le se ocurrió la escena que Ofelia cayó por las escaleras.

No podía creer que Ofelia, que había estado en hostilidad con ella, estuviera muerta.

Aunque esté más resentida por ella, no quería que las cosas llegaran a este punto.

Los gritos desgarradores de Cecilia seguían saliendo de la sala de reanimación. El sonido del luto, como un martillo que golpea con fuerza su corazón, amortiguada e incómoda.

Matthew salió de la sala de reanimación, vio a Clara sentada sola, frunciendo el ceño y acercándose, luego la encontró temblando de miedo.

-Señorita González, ¿estás bien?- preguntó preocupado.

Al oírlo, Clara levantó la cabeza y vio que era él, tirando de mala gana de la comisura de la boca, -Estoy bien.-

El ceño de Matthew se frunció, -Señorita Clara, debes volver a la comisaría conmigo más tarde por el asunto relativo a la muerte de Ofelia que necesito preguntarte claramente.-

-Lo sé.- Clara asintió, quien fue testigo de la caída de Ofelia. Así que era normal que la policía la buscara.

Ofelia fue empujada hacia fuera, cubierta con un paño blanco, pero Cecilia no aparecía por ninguna parte.

En ese momento, una enfermera salió corriendo y dijo, -La familia de la fallecida está en coma de llorar.-

Clara y Matthew se miraron mutuamente, luego se levantaron de prisa y corrieron hacia la sala de reanimación junto con Matthew.

Debido a que se preocupaba por Cecilia, Clara se quedó hasta que se despertó. Antes de irse en silencio, las dos personas no se encontraron.

El funeral de Ofelia, Cecilia lo hizo de manera simple y en silencio enterró a su madre.

Estaba de pie frente a la tumba de su madre, de negro, mirando la foto de su madre que sonreía cálidamente en la lápida con sus ojos llorosos volvieron a enrojar.

Agachándose y extendiendo la mano para acariciar suavemente la foto, murmuró, -Mamá, no te preocupes. No trataré a Clara bien y le haré pagar por tu muerte.-

Las lágrimas resbalaron por sus mejillas y, tras un largo rato, retiró la mano y la levantó para limpiarse las lágrimas, luego se dio la vuelta y se marchó a paso ligero.

El cementerio estaba en silencio y un poco sombrío con el viento agitado las ramas de los árboles y sonido.

A causa de la muerte de Ofelia, el espíritu de Clara estuvo deprimido durante varios días. Cualquiera no lo sabía suponga que estaba triste, pero en realidad no había salido del miedo de ese día.

Lydia, quien fue llamada por Antonio para acompañarla, le vio un estado de ánimo deprimido, no pudo evitar enfadarse un poco, -Clara, ya no pareces tú con tal aspecto. Ofelia se merecía lo que le pasó y no tiene ver contigo, ¿lo entiendes?-

Tan pronto como Alejandra escuchó su tono enfadado, le tiró el brazo y dijo, -Lydia, Clara no se encuentra bien, eres tan ruidosa que la asustas de nuevo.-

De hecho, Lydia también estaba preocupada por Clara y no quería que se molestara por la muerte accidental de Ofelia, por lo que no controló su tono durante un tiempo. Ahora una vez que escuchó las palabras de Alejandra, también se calmó un poco con un tono suave, -Clara, sé que observaste a Ofelia caer por las escaleras ese día, pero olvidaste que ella trató de derribarte hace un segundo. Si no te hubieras apartado, entonces tú habrías sido el que murió-

Clara lo entendió. Pero no lo habían visto con sus propios ojos, así que no podían entender sus sentimientos en absoluto.

Incluso si se hubiera caído un gato o un perro, se sentiría fatal e incómoda.

Sin embargo, para que no se preocuparan por ella una a una, respiró profundamente y les dijo con una sonrisa, -Dos buenas amigas, estoy bien. Solo debido a que no he dormido bien en los últimos días, mi ánimo está un poco peor.-

Al verla con esas pesadas ojeras, también supieron que no había dormido bien y se angustiaron aún más.

Alejandra se acercó y se sentó a su lado, poniéndose la mano suavemente en el hombro y le preguntó con suavidad, -¿Quieres que te acompañemos a dar un paseo? Es fácil dejarse llevar por los pensamientos cuando estás sola en casa.-

-Exactamente. Vamos hacer de compras.- Lydia intervino.

Antonio está ocupado con el trabajo. Hace unos días trajo a propósito su trabajo a casa para hacerle compañía, pero entonces ella se sintió molesta y no se lo permitió.

Pero se preocupaba mucho por que estuviera sola en casa, así que llamó a Lydia y a Alejandra para que la acompañaran.

Vio todas sus preocupaciones en sus ojos. Si dejaba que se le preocuparan por más tiempo, se sentiría realmente mal con ella misma.

Los muertos se habían ido, así que todo quedó en el pasado. La vida debía seguir como siempre.

Ella sonrió y asintió, -Está bien. Vamos de compras.-

Al oír su promesa, Alejandra y Lydia respiraron aliviadas con los rostros llenos de brillantes sonrisas.

Las tres llegaron a la calle más concurrida de Ciudad Paz, flanqueada por famosas tiendas. Aunque iban de compras, las tres se vieron un poco desinteresados, pasando tienda tras tienda sin entrar en ninguna.

Fue realmente un verdadero viaje de calles.

-¿Por qué no buscamos una cafetería para charlar?- Lydia pensó que no servía nada que vagaran así sin rumbo, así que sugirió.

Así que, encontraron una cafetería y entraron como quiera.

Sentadas en el asiento de la ventana, las tres pidieron su café favorito y el pastel. Mientras esperaban, Lydia sacó su teléfono, encendió su cámara y luego dijo con una sonrisa, -Tomemos una foto de las tres y la publicaré en facebook.-

Clara y Alejandra se miraron y subieron sin poder evitarlo. Tres cabezas se juntaron para tomar la foto.

-Nuestra tres somos muy guapas.- Lydia suspiró con admiración mientras miraba las fotos.

Cuando Alejandra escuchó esto, no pudo evitar perder la sonrisa, -Lydia, sigues siendo tan narcisista como siempre.-

-¿Qué? ¿No está bien?- Lydia le dirigió una mirada desagradable y continuó, -Ya éramos guapas y solo digo la verdad.-

-Es una gran verdad.- Clara asintió con la cabeza y le dio la razón.

-Le gusto a Clara.- Lydia se acercó al hombro de Clara y apoyó la cabeza en el suyo, mostrando toda la intimidad.

Alejandra sonrió, sacudiendo la cabeza, mientras cogía el vaso de agua y le daba un ligero sorbo, con las miradas dirigidas a la calle fuera de la ventana del suelo al techo y, en un momento de inconsciencia, vio dos figuras familiares entre la multitud.

Con las cejas fruncidas, dejó su vaso de agua, giró la cabeza, fijó los ojos y, tras ver a aquellas dos personas, la sonrisa de su rostro se desvaneció al instante.

Lydia dio un golpecito a su teléfono y dijo, -Clara, voy a hacerse fea a Alejandra, de todos modos ella no se ve bien.-

Clara se acercó y vio que realmente se había hecho fea a Alejandra, así que soltó una risita y le cogió el teléfono.

-¡Alejandra, mira, eres tan fea!-

Clara cogió su teléfono a Alejandra, pero la encontró mirando por la ventana del suelo al techo, con una cara mala. Así que miró hacia su mirada.

Sus pupilas se encogen bruscamente. ¿Era ese Guillen?

Entonces, ¿quién era la mujer que estaba a su lado?

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