El Baile con la Rosa de la Venganza romance Capítulo 6

Aitana con una calma que despedía veneno soltó: "Después de tantos años, creo que nunca te lo dije, Gustavo, pero cuando te pones desvergonzado, me das asco. ¿Con qué cara piensas que después de haber acabado con mi madre y pisoteado mi felicidad, tú y los tuyos van a seguir viviendo como si nada? Déjame decirte algo Gustavo, si yo no estoy bien, nadie en tu familia va a tener paz."

Gustavo sintió un escalofrío, pero siendo un hombre curtido, recuperó la compostura y dijo condescendiente: "No hagas tonterías, Violeta ya está en el hospital por tu culpa. No creas que porque tienes algo con qué amenazarme, puedes enfrentarte a mí. Todavía te falta, pero por ser mi hija, podría ayudarte a arreglar las cosas con el tribunal para que pases menos tiempo tras las rejas."

Aitana soltó una carcajada: "¿Menos tiempo? ¿Qué crees que soy, una mendiga a la que puedes dar limosna? ¿Tan poco me conoces, Gustavo? Te casaste con mi madre, la abandonaste y la llevaste a la muerte. Tenías que saber que dejándome atrás, me convertiría en tu deuda eterna. Mientras yo esté aquí, no pararé hasta verlos a todos destruidos."

Elevando la voz, Aitana gritó: "Ya no quiero hacer tratos contigo, oficial, tengo una denuncia que hacer."

Gustavo sintió su corazón saltar y dijo: "¡Cállate! No creas que me das miedo."

De repente, Aitana le agarró la camisa con furia: "Todos estos años aguanté en tu casa, ¿y tú piensas que no tengo nada en mi poder? Si no me crees, inténtalo. Como ese asunto de tu secretaria desaparecida hace 5 años o esa caja de diamantes que le enviaste al Sr. Alfonso; yo sé mucho más, créeme. No me importa arrastrarnos a todos al abismo; si vamos a caer, caeremos juntos y nadie va a hacerse el tonto."

Gustavo no se atrevió a arriesgarse, claramente Aitana estaba dispuesta a todo por venganza.

Rápidamente pesando los pros y los contras, dijo: "Está bien, te sacaré de aquí, pero tienes que prometerme algo a cambio, apenas salgas, te vas del país y no vuelves jamás."

Con desdén, Aitana lo miró de reojo, "Oficial, ¿por qué no vienes?"

"Diez años, al menos diez años sin volver, es lo máximo que puedo ceder, no abuses."

Aitana alzó la voz: "Oficial, tengo algo importante que decir."

El policía se acercó, impaciente: "¿Qué pasa?"

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