Jacob García
Miami
Estábamos en el yate de mis padres, habíamos hecho una apuesta y habia perdido, solo que ellos me hicieron trampa.
Cuando llegué en el yate desde mi casa en Key Biscayne a Miami Beach, mi primo Christoph, me esperaba a la orilla del malecón con dos chicos Noah y Jaiden y cuatro chicas, Lilly, Emma, Abigail y Madison, los mismos de siempre, la fiesta se armaría a lo grande, todos se subieron al yate, era temprano por lo que nos adentramos al mar, el regreso seria antes de las ocho de la noche.
–Primo ¿cómo estás? – nos damos un fuerte abrazo Christoph y yo.
Somos bastante parecidos, solo que Christoph es mucho más bronceado que yo, él es dueño de un marca de tablas de surf y por lo tanto permanece más tiempo en la intemperie que yo, mi profesión me mantiene mucho más tiempo bajo techo, la cadena de clínicas veterinarias de mis padres que se encuentran repartidas en todo el país, me impiden disfrutar de mi deporte favorito, el surf.
Me salude con los chicos y con las chicas, formábamos un grupo bastante diverso, las chicas eran las que se encargaban de servir las bebidas y los chicos y yo nos encargábamos de la comida, haríamos un asado a bordo, en lo que llegábamos a paso lento a nuestro destino.
–Muy bien primo, chicos, pasen adelante, espero que esta vez no quieran hacer sus competencias, tenemos el tiempo justo para nadar en Miami Beach Boardwalk, montar en patines, en el paracaídas y el recorrido de tres horas.
–Pero los tíos están de vacaciones, no creo que no te dejaran el yate más de unas horas.
Mis padres estaban de vacaciones, pero checaban la ubicación de los vehículos con regularidad. Yo habia aprovechado para unas breves vacaciones a unos cuantos días de su llegada, pero si sabían que tomaría el yate prestado.
–Al parecer estoy castigado por lo que pasó con Elaine y solo me dejaron usarlo por dos días.
–Ahí está, podemos pasar la noche en altamar y ya mañana ate regresas a tu pequeña mansión.
Mi primo lo decía como si ninguno de nosotros viviéramos en mansiones, era lo usual por esta zona, así que no le hice caso.
–Tengo otros planes, lo de Elaine era en serio, ya no pienso salir con ella.
–Sus padres deben estar que la ahorcan.
–Ese es su problema, aparte yo por ella no sentía amor, estuvo bien que ella rompiera el compromiso y se fuera con quien de verdad la quiere.
– ¿Bueno pero no estamos aquí para llorar verdad?
–Cállate tonto y vayamos más bien a supervisar que todo esté en orden.
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